
En la publicidad siempre se nos dice que estos días son mágicos y que hay más amor en el ambiente... Lo cierto es que, no sé si es por sugestión o porque de verdad hay una especie de energía invisible en el aire, estos días todos nos comportamos de una forma un poco distinta y parecemos estar más "conectados" a los demás... Menuda sorpresa tuve el 24 cuando me ocurrió una de esas cosas que solo ocurren en Navidad.
Flashback rápido: conocí a Damián por internet, ya que era de otra ciudad, aunque cercana a aquella donde yo estudiaba. Fue un chispazo inmediato, y prácticamente desde el primer momento sentí esa especie de corriente eléctrica que te recorre y pocas veces uno siente. Mi vida giraba en torno al móvil y el messenger, donde nos podíamos comunicar. Nos conocimos en persona un primer fin de semana, y la cosa salió bastante bien, aunque hubo un cierto grado de silencios incómodos. Yo sabía que entre él y yo había muchas diferencias, y también, que la corriente eléctrica seguía ahí. En favor de las relaciones que empiezan por internet debo decir que el conocerle en persona no supuso ningún chasco ni desengaño, porque la imagen que me había formado de él, tanto para lo bueno (lo muchísimo que me gustaba) como para lo malo (las cosas que nos diferenciaban) la imagen que me había hecho de él era completamente realista.
Nuestro segundo fin de semana fue el punto y final: los silencios incómodos y lo distintos que éramos fueron demasiado, y al comienzo de la siguiente semana Damián me dijo que no teníamos química. (No fue tan seco, estoy resumiendo...). Yo, aun reconociendo racionalmente que esto era cierto, no podía dejar de sentir visceralmente que estaba enamorado de él. Damián insistió en seguir hablando como amigos, y así fue durante un breve tiempo, pero pronto se fue distanciando hasta desaparecer por completo, y fue casi peor que la primera vez que me dejó, porque esta vez fue definitivo y sin palabras de ánimo, un final sin ningún tipo de conclusión.
Rebobinamos hacia delante, hasta el uno de enero de 2008: Damián me envía un mensaje felicitándome el nuevo año. Había pasado más de medio año desde la última vez que hablamos, y de hecho él firmó el mensaje, en previsión de que hubiese borrado su número de la agenda del móvil y yo no supiera de quién se trataba.
Rebobinamos hacia delante otra vez, la friolera de casi un año entero más hasta llegar al 24 de diciembre. Mientras caminaba hacia el coche, suena el móvil con un mensaje, y me quedo totalmente pasmado al ver que es suyo. Me dice que igual me parece fuera de lugar su mensaje, pero que me desea una feliz navidad... y de nuevo firma el mensaje.
La verdad es que nunca he borrado de la agenda del móvil a nadie con quien haya tenido una relación o un intento de ella... es una especie de tradición. Aunque no sepa nada de ellos, es como si el hueco que sus nombres ocupan en la agenda simbolizara el lugar que han ocupado en mi vida en su momento.
El mensaje de Damián me dejó casi en shock porque de verdad nunca se me habría pasado por la mente que él aún conservara mi teléfono y que después de una relación tan corta y con un final tan abrupto, aún yo pudiese pasar por su mente hoy en día como para enviarme este mensaje... Además, siendo como fue todo, sé que la huella que él me dejó a mí era infinitamente más profunda que la que yo le dejé a él.
En fin, la verdad es que fue una sorpresa agradable en todo caso, y así se lo dije, le desée una feliz navidad y próximo año, y le dije cual era mi messenger si quería añadirme. No sé si esto último fue un error, pero bueno, hecho está. Hoy la herida está cerrada y tal vez con suerte podría intentar conservar al menos una relación cordial con él. Pasado el shock inicial, sentí que tenía suerte por tener hoy en día a alguien como Ikki, que quizá no me provoca la corriente eléctrica de la que hablaba, pero a quien puedo abrazar y sentir que no estamos pisando una delgada capa de hielo sobre el agua, sino tierra firme. Ikki, que pone toda la carne en el asador y nunca me hace temer que soy demasiado soso, demasiado poco fiestero.
O quizás yo he madurado algo y ya no veo una relación en los términos en que la veía antes...
En fin, esto es para mí lo que tiene la Navidad de especial. ¿En qué otra época del año tenemos la sensación de que todos estamos un poco más cerca?
Feliz Navidad a todos, y este 2009 que entra... ¡¡¡vamos a luchar con uñas y dientes por ser felices =D !!!
[La postal es una de las de PostSecret, el blog de las postales en las que gente anónima revela sus secretos. En esta, el autor dice que cuando en su tienda una tarjeta de crédito le sale rehazada, finge que no ha pasado nada y deja que el cliente se lleve su árbol de navidad, deseándoles feliz navidad]