domingo, 15 de marzo de 2009

La chaqueta (no) metálica

Hace unos meses, cuando aún hacía mucho calor como para usarla, mis padres me compraron una chaqueta de cuero aprovechando que era bastante barata y muy bonita. Hacía tiempo que cruzaba por mi mente comprarme una, porque me gustan mucho, pero a la vez me daba mucha... vergüenza.

Casi todas las personas encajamos, de cara a los demás, en algún cliché más o menos bien definido. El mío es el de ser "bueno", San Ronan, como digo siempre de coña ;). La gente al conocerme presupone: que me gusta la música tranquila y romántica (Álex Ubago y cosas de este estilo), que no fumo, que no he probado las drogas, que no me pega decir tacos, que nunca he tenido una experiencia sexual "chunga" por definirlo de alguna manera (un rollo en el baño de una discoteca, por ejemplo), virginal respecto al sexo, y quizás rizando el rizo alguna gente pueda pensar que soy directamente virgen, incluso. No nos vamos a engañar, todo esto lo provoco yo porque cuando no tengo confianza con alguien soy muy tímido y me da miedo desagradar, y eso combinado con la cara aniñada que tengo pues provoca esta imagen.

Excepto lo de fumar y las drogas (duras), todo lo de más arriba es sin embargo falso. Tampoco es que sea ni de lejos un perdido, pero entre el blanco que creen que soy y el negro que tampoco soy, hay un complicado gris intermedio en lo musical, sexual, vital y todos los -al que me definiría mejor, pero que sólo ven los que me conocen más de cerca.

Todo esto viene porque, incluso entre algunos de los que me conocen mejor, la chaqueta ha sido una ruptura con lo que se esperaba de mí. Es una regla no escrita que sólo determinadas personas llevan determinadas chaquetas de cuero negras. Yo sabía perfectamente que en cuanto abandonara el mundo del algodón y el poliéster iba a llamar la atención, pero por otro lado pensaba en todas esas pequeñas tonterías que no hacemos por vergüenza, y cómo un día nos vamos a morir sin haberlas hecho, etc. Así que, cada mañana cuando me pongo a mirar qué ropa me pondré y siento que ese día me apetece, me la pongo. Tengo que reconocer que es un esfuerzo porque al llevarla ya no estoy tan cómodo y alguien que no la haya visto puede comentar algo (ufff). Tiene gracia, porque la causa de que me sienta incómodo es que siento que me queda bien (no sólo lo pienso yo, también me lo han dicho), y eso me pone me hace sentirme más expuesto al juicio de los demás.

Esto es solo un ejemplo de algo concreto, pero veces uno desearía empezar la página en blanco con el mundo entero, y no tener que enfrentarse a las expectativas que se tienen de ti. Hace poco una amiga dio un gran ejemplo de actuación socialmente controvertida, y sin embargo, me parece tan inspirador la forma en que ha superado todo eso y simplemente ha seguido sus impulsos...

sábado, 7 de marzo de 2009

El mundo de cada uno

Yo nunca la dejaría a ella (ni a nadie que me conozca en persona) leer mi blog, porque me parece que entonces mi mundo se derrumbaría por todas esquinas. Quizá todo lo que cuento aquí un día lo pueda ir revelando en el mundo real, cuando sienta que ha llegado el momento, pero solo entonces, y solo si llega. No hablo por ejemplo del hecho de ser gay, porque eso gracias al cielo no es un secreto y no es necesario que lo sea. Sino de otras cosas...

Esto viene porque ayer leía el blog de mi madre, y me puse triste. En sus últimas entradas hablaba de mi hermano, de su pasión por la vida y de su talento para la fotografía. Una vez, leyendo su blog, un amigo me dijo que tenía la sensación de que mi hermano era el favorito de mi madre... Y yo ayer caí en que sin duda es verdad. Ayer era la segunda vez (¿o van más?) que hablaba de mi hermano y de su talento para estas y otras cosas. A la vez que habla de sus habilidades "manuales", habla también de sus cualidades como persona, que son muchas. De mí también ha hablado alguna vez, pero seamos sinceros, menos, y con algo menos de... calidez, por decirlo de alguna manera. ¿Estoy celoso? Supongo que sí, pero no de esa forma que te hace tenerle manía a alguien (mi hermano es también mi ídolo, sinceramente), sino de esa manera que te hace sentirte triste. Esto sonará horrible, pero la verdad es que en general mi hermano me parece una persona "mejor", y por eso entiendo que el favorito sea él. Mejor persona, más guapo, más hábil, más sociable, con más talento para casi todo y con una vida mejor.

Mientras él tiene su casa, a su novia de toda la vida, su empleo fijo en que está a gusto y no sufre demasiado estrés y es muy querido por sus compañeros, su ocio y su vida perfectamente orientada...

Aquí estoy yo, viviendo separado a miles de kilómetros de mi novio, con nuestro futuro incierto por las dificultades que nos rodean y por mis propias dudas que me asaltan periódicamente, con un contrato temporal, temiendo que mi propio trabajo resulte no dárseme bien, en casa de mis padres otra vez como un adolescente. Últimamente he descubierto aspectos de mí horribles, como que no sé escuchar a la gente (esto lo he descubierto gracias a Ikki, a quien he hecho sufrir por culpa de esto)y soy mucho más egocéntrico de lo que creía.

Respecto a esto último, sólo he decidido tratar de ser un mejor oyente y centrarme más en los demás y menos en mí. Espero poder conseguir convertirme en alguien un poco mejor... Lo demás ahora mismo no tiene mucha solución, solo esperar y ver qué pasa.

Todo esto empezó por hablar del blog de mi madre, y me faltaba escribir sobre el otro tema del que ha hablado en su blog últimamente, pero se trata de un tema que merece una entrada diferente, otro día, porque es algo demasiado serio para ella, tan serio de hecho que sin haber vidido lo mismo que ella, no podría decir que la entiendo en el sentido verdadero de la palabra. Sólo puedo tratar de ponerme en su piel, sin llegar a saber totalmente lo que siente.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Hacernos daño

Últimamente la mayoría de los blogs de mis amigos blogueros (los de la fila de la izquierda) están sin actualizar... Espero que estén todos bien y sea solo una época pasajera. A lo mejor son tonterías mías, pero cuando veo eso tengo la sensación de que hay una ola de desánimo que nos está afectando a todos. En fin, un abrazo a todos si me leéis.

Creo que he aprendido una cosa: si en una relación la intensidad de los sentimientos de cada uno no es pareja, la relación se puede resentir muchísimo. Y lo que es más importante, las personas pueden salir muy dañadas. Otras veces he hablado de este tema, y llegué a la decisión de que lo importante era querer, y yo quiero a Ikki, y que estar al mismo nivel exactamente era imposible en ninguna pareja. Pero en los últimos tiempos un montón de dificultades externas se nos han interpuesto y la consecuencia es que discutimos más a menudo que nunca. Casi siempre el culpable soy yo. En cada ocasión, siento una mezcla de culpabilidad y rencor. Aunque parezcan dos cosas que no se pueden sentir a la vez, es así. Culpabilidad porque siento que la causa principal de las discusiones es el daño que le hago por no sentir la misma intensidad de sentimientos que él por mí. Y el rencor es más difícil de explicar. A veces me siento como un saco de boxeo, que no puede equivocarse nunca y debe predecir todo lo que él siente o va a sentir. Y cuando no lo consigo, debo bajar la cabeza y recibir su ira. A veces tratando de pensar en qué podría alegrarle, me echa la bronca cuando me hace ver que me he equivocado y que lo que le haría feliz es lo contrario de lo que yo pensaba. El otro día me dijo directamente que yo era poco inteligente, y la verdad es que me hirió mucho. ¿Puedes querer y respetar verdaderamente a alguien a quien al mismo tiempo consideras un poco tonto? No me lo dijo solo por estar en pleno ataque de ira, porque más tarde, más tranquilo, me dijo que sentía haberme hecho daño, pero no lo retiró.

En fin. No voy a decir nada original, pero creo que las personas seríamos más felices si pudiésemos prescindir totalmente del mundo de la pareja y los sentimientos, si pudiésemos ser seres asexuales que forman relaciones de amistad pero nada más, y no existiese la posibilidad de que las personas se partan el corazón.