jueves, 16 de junio de 2011

Sólo una vez de cuando en cuando...


No es un momento muy bueno. Ya no tengo trabajo, Ikki tiene un empleo temporal que pronto se acabará y que no nos puede mantener y si esto se alarga mucho no sé qué nos va a pasar. ¿Y quién provocó esta situación? Yo. Yo dejé el trabajo, en una pensadísima decisión de libertad un poco loca, porque sentía que necesitaba cambiar ya de ciudad. Y ahora en verano era un buen momento, ya que supuestamente es más fácil para nuestro gremio encontrar trabajo en esta época. ¿Será verdad también este año, con la crisis que nos sacude? Ahora da igual planteárselo: está hecho, y sólo me queda mirar adelante y seguir echando currículums y tratar de no desesperanzarme.

Pero me preocupo, para qué nos vamos a engañar :(

Yo estoy constantemente sintiendo melancolía y nostalgia, pero últimamente parece que se me juntan más razones que nunca... quizás el tiempo libre, que permite darle más vueltas al coco. Anoche, después de ver en casa una extraña y bonita película, nos enteramos accidentalente (gracias, San Google) de que en ese mimso instante estaba teniendo lugar un eclipse lunar. Y salimos corriendo a la calle, y sí, pudimos ver un trocito de la luna, con ese extraño color anaranjado.

Soy una persona muy racional, pero al mismo tiempo estoy siempre viendo símbolos y señales por todas partes. Durante los primeros días de la carrera que supuso un giro en mi vida, ocurrió también un eclipse solar. En esta ocasión nos encontramos en un momento de transición que no sabemos a dónde nos llevará, y ocurrió este eclipse lunar. Aunque parezca una tontería, me sentí muy agradecido de poder verlo, ya que estuvimos a punto de no enterarnos, y para algo que ocurre tan poco a menudo, vale la pena verlo...

Entre este mes y el anterior, varias pequeñas cosas han pasado. Un viaje relámpago a cierta ciudad de España muy marcada en mi interior. La ciudad donde vive alguien de quien estuve enamorado y que me dejó una huella muy profunda. Era el tipo de viaje donde tienes una misión muy concreta, y por eso estuve bastante ocupado. No, no me encontré con esta persona, y la verdad es que me lo estuve temiendo todo el rato. ¿Qué hace uno cuando se encuentra de pronto con alguien que en el pasado ha sido importante y de quien no sabes nada? ¿Qué dices? ¿Cómo saludas? Pero no ocurrió. Simplemente, hice lo que venía a hacer, hice también un poco de turismo y me ocurrió una anécdota curiosa nada más llegar (otro día igual la contaré).


Poco después, otro viaje relámpago, este planeado hace meses, para ver a uhttp://www.blogger.com/img/blank.gifn cantante. Era un viaje complicado, con muchas escalas y rodeos, lo que nos dejó poco tiempo para hacer turismo. Sin embargo, este país dejó también una huella profunda en mí, hasta el punto que puede ser absurdo de que cuando pienso en esos pocos días siento una nostalgia enorme... Me ha pasado más veces, cuando viajo. Quizás es porque cuando uno viaja, la vida de repente queda en pausa y sólo queda el momento, el ahora. Lo que vas a visitar ahora. Lo que vas a comer ahora. La calle por la que paseas ahora. Las fotos que vas a hacer ahora. Da igual el resto de tu vida. Y lo único que llevas encima es lo absolutamente imprescindible, en tu maleta.

Y la banda sonora mental de este viaje, ya ves, no la pone el cantante que fuimos a ver, sino su telonero.