sábado, 29 de noviembre de 2008

La procesión va por dentro y por fuera

Ya estoy en mi ciudad, dedicado a la tarea de encontrar empleo lo más rápido posible. Siento una mezcla de sentimientos: por un lado es agradable estar aquí, volver a ser "cuidado" por mis padres (la comida, una cama bien hecha, una casa mucho más limpia que mi más bien cutrillo piso compartido...) y ver a mis amigos de aquí. La verdad es que tengo la sensación de que he llegado a estar a gusto en los dos sitios, tanto allí como aquí, pero en cada uno estoy a gusto de una manera.

Por otro lado, se han desatado muchos conflictos desde que tuve esta idea. Ikki lo está pasando mal a causa de su familia. Tiene el plan de venir aquí a pasar unos días en diciembre, y su madre se ha puesto en alerta ante la idea de que esto suponga que su hijo empiece a alejarse del pueblo. Sería la primera navidad que no pasa íntegramente en su casa, y muchas veces para los padres esto es un verdadero drama (ayer mismo me contaba una amiga sobre la primera vez que ella o su hermana pasaron una temporada larga fuera de casa, y el drama que supuso... Sin embargo, cuando se repitio más veces, la cosa se fue normalizando y hoy en día van y vienen sin que pase nada).

Ikki teme que su madre empieze a verme como el "enemigo" que ha venido a llevarse a su hijo y me coja manía... A raíz de esto me contó los problemas que tiene con su madre, y empezó a llorar. La madre de Ikki tiene la manía de compararle con su primo. No quiso contármelo bien, pero supongo que su primo tendrá un empleo fijo que le dará un sueldo alto con el que seguramente comprarse un coche mejor que el de la familia de Ikki, y cosas de este tipo. (Sé que la única comparación posible con Ikki en la que salga perdiendo tiene que ser en el ámbito material, porque en lo personal, Ikki es una buena persona, con una formación y una cultura general muy superior a la media, seguro de sí mismo y alegre).

Escuchar a Ikki llorando y descubrir que su relación con su madre no era tan buena como yo me pensaba la verdad es que me hizo sentir mal... No hay nada peor que ver llorar a una persona que casi siempre está de buen humor, y descubrir que no todo iba tan bien como creías. Es como si una columna se te derrumbara.

Tenemos un montón de dificultades en el camino. El dinero, el trabajo (en este preciso momento de paro en aumento y la economía en recesión), la distancia entre ambas ciudades... Y los sentimientos. Hace unos meses escribía esta entrada hablando sobre las dudas que tenía respecto a Ikki. Pasó el mal momento y seguimos muy bien, pero no puedo negar que a veces me asaltan las dudas... A veces me pregunto si es suficiente con querer a tu pareja y tener una comunicación casi perfecta con él, aunque no sientas por él esa pasión "animal" que has sentido con otros, esas chispas, las mariposas en el estómago y todas esas cosas. Me consta qe Ikki está enamorado de mí y yo sin embargo lo que siento no enamoramiento. ¿Y si llega un punto en que esta diferencia de sentimientos sea insostenible? La idea de hacerle el daño que sé por experiencia que se siente a Ikki, me da terror.

martes, 11 de noviembre de 2008

Tres meses


Estos días he estado dándole muchas vueltas a la situación (la desgana de la que hablaba en el último post, las dudas sobre vivir en mi ciudad o en esta), y al menos por ahora he tomado una decisión para salir de este parón en el que estoy.

Me voy durante tres meses a mi ciudad, a buscar trabajo allí. Sé que puede sonar absurdo, pero sé porque me lo confirma todo el mundo que al menos de lo mío sí que hay demanda allí. Si todo sale como espero, podré reunir algo de dinero y más experiencia, y al volver, tendré más dinero en la cuenta para seguir mantendiéndome y más experiencia personal y en el currículum con la que buscar empleo. Esta situación de ir viviendo de lo que gané en verano sin expectativas de conseguir algo pronto no puede alargarse indefinidamente, porque, ¿qué haría cuando se me terminaran los ahorros? ¿Volver a pedirles a mis padres dinero?

Ayer, después de habero madurado bien, se lo conté por fin a Ikki. Que se quedó hecho polvo. Se le humedecieron los ojos, y me dijo que esto sabía que iba a ocurrir antes o después. Me dijo que eso dónde nos dejaba. Y que temía que yo, una vez allí, rodeado de mi familia y mis amigos y con más posibilidades de tener trabajo, decidiría quedarme. Cuando Ikki se enfada o se entristece de verdad, me parte el alma por la forma en que reacciona. Él, que es tan hablador y alegre, se queda completamente callado, te esquiva con la mirada y con el cuerpo como si fueras invisible y se pone a hacer cualquier actividad en silencio.

El miedo de Ikki no puedo negar que es comprensible. A eso hay que sumar la presión de mis padres y el hecho de que aquella siempre será mi ciudad... Pero por otro lado aquí me quedé este verano, aún cuando tuve que estar varias semanas sin verle, trabajando en el hospital. Me dijo, y eso me dolió, que me quedé porque había encontrado trabajo, pero le recordé que allí también habría encontrado trabajo, y que si me quedé fue por él.

Sé que no me puede "apoyar" porque, aunque me reconoció que entendía mi decisión, no le agrada, pero la verdad es que apoyo es lo que necesito ahora. Me siento como si fuera a dar un salto desde un trampolín, porque no sé bien qué me voy a encontrar a partir de ahora. Un nuevo hospital, en el que aprender otras vez las pequeñas cosas propias de cada sitio, la presión de mis padres, que querrán aprovechar la ocasión para insistir en que me quede... la posibilidad de que todo este plan salga mal y no encuentre trabajo (todo el mundo dice que hay mucha falta de enfermeros, pero ¿y si no tengo suerte?). Estoy asustado.

Además Ikki y yo funcionamos peor por teléfono. Así como con varios de mis amigos puedo estar mucho rato hablando y siento que la comunicación fluye sin problemas, con él no es igual. Nuestra relación se basa en poder tocarnos sin decir nada, en hablar de lo que va apareciando ante nuestros ojos, y cuando tenemos que hablar por teléfono todo se complica, como sin atravesásemos un río. ¿Podemos sobrevivir a los tres meses?