viernes, 18 de abril de 2008

Cinismo e ingenuidad

Muchas veces paso por ser una persona ingenua. Creo que lo soy para algunas cosas, y para otras no. En los últimos tres años de mi vida, por el hecho de haber vivido lejos de mi ciudad natal, familia y amigos, creo que me he enfrentado más directamente a la parte negativa de las personas que me rodean, y eso ha provocado que me vuelva una persona, en el fondo, desconfiada y cínica.

¿A qué me refiero con cínico? A que desconfío bastante de los demás, pero trato de no aparentarlo. No es que piense que la gente en general sea mala o egoísta. No es eso exactamente. Pienso que la gente principalmente lucha por lograr sus intereses, en la mayoría de los casos anteponiéndolos a los de los demás, y en un pequeño porcentaje, dejándolos de lado por el bien de otra persona. Cuando esto último ocurre, es un acto de verdadera bondad y altruismo, y hay que valorarlo como un verdadero regalo. Pero hay que ser realistas y saber que esto ocurrirá en pocos casos: en la mayoría, debemos estar preparados para que cualquiera nos falle. Y aquí está la clave: al mismo tiempo que sabemos esto, debemos fingir no saberlo. El lubricante de la vida en sociedad es ser correcto con (casi) todo el mundo, pero esto siempre debe ir acompañado del conocimiento de lo que podemos esperar de cada persona.

Estas cosas me vienen a la mente porque recientemente una persona me expresaba su alegría por saber que voy a seguir viviendo cerca de ella por el momento. Correspondí a su alegría... Y en el fondo, por dentro pensé que esta persona y yo nunca hemos tenido una verdadera amistad, de las que implican llamarse siempre que te apetece, verse cuando no hay ninguna circunstancia externa que te fuerce a ello (clases, trabajo)... Quizás, cuando vives rodeado de tus seres queridos de siempre, no das tanta importancia a este tipo de cosas, pero cuando los tienes lejos, las demostraciones de cariño que a la hora de la verdad se quedan en poco, ya no te las tomas tan a la ligera. Yo por lo menos no.

¿Miente esta persona cuando me dice de que se alegra de poder seguir viéndome? No, no miente, sé que me aprecia, y yo también lo hago. Pero esto ya no me hace pensar que su aprecio por mí vaya a hacer que en cuanto las circunstancias nos hagan dejar de vernos forzosamente, vaya a hacer esfuerzos por mantenerse en contacto conmigo; ni esta persona ni el 95% de los que me han dicho cosas parecidas van a hacerlo.

Algo similar ocurre con las críticas a terceros. A estas alturas pienso que la gran mayoría de la gente nos criticamos mutuamente. En ocasiones, criticamos a gente que nos cae mal, y en estos casos parece lógico, pero en otras criticamos a gente que sí apreciamos. ¿Y qué hacemos cuando estamos con esa persona que hemos criticado? Criticamos a una tercera persona. ¿Pienso que seamos casi todos unos falsos? No, pienso que es algo humano criticar, y que se puede al mismo tiempo querer a una persona y ponerla a parir cuando no está delante. Lo he comprobado muchas veces, en mí mismo incluído. Y, sin embargo, a veces me da la sensación que esa gente que me llama ingenuo a mí, no es consciente que ellos también son objeto de críticas por parte de la gente. Incluida aquella con la que conjuntamente han criticado a un tercero. A veces incluso el que fue "tercero" en la crítica original se convierte en interlocutor de la crítica al ex-interlocutor que ahora es "tercero". Y todos creen estar siendo el único en el que los demás confían y a quien nadie critica...

Creo que una de los comportamientos más igenuos que hay es no ser consciente que tú mismo también lo puede ser.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno generalmente somos todos algo falsetes,yo soy bastante discreta,( pero ojo critico como todo el mundo por supuesto)en mi trabajo hay dos grupos uno critica al otro y viceversa yo soy nueva y no me he decantado por ningun grupo voy un poco a mi bola pero me llevo bien con los dos grupillos,seguramente que ellos piensen que soy un poco ingenua simplemente por el echo de no entrar al trapo, asi que cualquier dia voy a tirar de la manta como decia el famoso roldan y voy a contar delante de todos mis compañeros de trabajo lo que dicen los unos de los otro,jajajaja
si es que ya te critican incluso por no criticar

Anónimo dijo...

Comparto tu visión de que la vida hay que tomársela como un juego. El cotilleo o la crítica a terceros, aunque pueda parecer inmoral, forma parte de las relaciones sociales. Al final lo que verdaderamente quedan son los hechos y eso es lo que hay que juzgar porque las palabras simplemente se las lleva el viento.

Ronan dijo...

Gracias por los cometarios :)

Marta, yo de ti no haría eso de tirar de la manta... Lo más probable es que se enrareciera el ambiente y al final nadie estuviese cómodo allí...

Timorato, estoy de acuerdo totalmente: lo que importa son los hechos, y hay que tratar de no olvidarlo nunca. Tanto para mal como para bien, porque también hay personas de lengua viperina que sin embargo cuando pueden ayudar están ahí. Me viene a la mente una compañera que es verdaderamente cruel criticando, y sin embargo si la persona objeto de sus críticas le pidiera un favor, sé que se lo haría al instante...