Ya estoy en mi ciudad, dedicado a la tarea de encontrar empleo lo más rápido posible. Siento una mezcla de sentimientos: por un lado es agradable estar aquí, volver a ser "cuidado" por mis padres (la comida, una cama bien hecha, una casa mucho más limpia que mi más bien cutrillo piso compartido...) y ver a mis amigos de aquí. La verdad es que tengo la sensación de que he llegado a estar a gusto en los dos sitios, tanto allí como aquí, pero en cada uno estoy a gusto de una manera.
Por otro lado, se han desatado muchos conflictos desde que tuve esta idea. Ikki lo está pasando mal a causa de su familia. Tiene el plan de venir aquí a pasar unos días en diciembre, y su madre se ha puesto en alerta ante la idea de que esto suponga que su hijo empiece a alejarse del pueblo. Sería la primera navidad que no pasa íntegramente en su casa, y muchas veces para los padres esto es un verdadero drama (ayer mismo me contaba una amiga sobre la primera vez que ella o su hermana pasaron una temporada larga fuera de casa, y el drama que supuso... Sin embargo, cuando se repitio más veces, la cosa se fue normalizando y hoy en día van y vienen sin que pase nada).
Ikki teme que su madre empieze a verme como el "enemigo" que ha venido a llevarse a su hijo y me coja manía... A raíz de esto me contó los problemas que tiene con su madre, y empezó a llorar. La madre de Ikki tiene la manía de compararle con su primo. No quiso contármelo bien, pero supongo que su primo tendrá un empleo fijo que le dará un sueldo alto con el que seguramente comprarse un coche mejor que el de la familia de Ikki, y cosas de este tipo. (Sé que la única comparación posible con Ikki en la que salga perdiendo tiene que ser en el ámbito material, porque en lo personal, Ikki es una buena persona, con una formación y una cultura general muy superior a la media, seguro de sí mismo y alegre).
Escuchar a Ikki llorando y descubrir que su relación con su madre no era tan buena como yo me pensaba la verdad es que me hizo sentir mal... No hay nada peor que ver llorar a una persona que casi siempre está de buen humor, y descubrir que no todo iba tan bien como creías. Es como si una columna se te derrumbara.
Tenemos un montón de dificultades en el camino. El dinero, el trabajo (en este preciso momento de paro en aumento y la economía en recesión), la distancia entre ambas ciudades... Y los sentimientos. Hace unos meses escribía esta entrada hablando sobre las dudas que tenía respecto a Ikki. Pasó el mal momento y seguimos muy bien, pero no puedo negar que a veces me asaltan las dudas... A veces me pregunto si es suficiente con querer a tu pareja y tener una comunicación casi perfecta con él, aunque no sientas por él esa pasión "animal" que has sentido con otros, esas chispas, las mariposas en el estómago y todas esas cosas. Me consta qe Ikki está enamorado de mí y yo sin embargo lo que siento no enamoramiento. ¿Y si llega un punto en que esta diferencia de sentimientos sea insostenible? La idea de hacerle el daño que sé por experiencia que se siente a Ikki, me da terror.
2 comentarios:
Bueno, a veces la distancia siver para ver las cosas en perspectiva, para alejarse un poco y poder enfocar.
Quizá te ayude a aclarar tus ideas, a saber lo que realmente sientes por él porque es una situación que no se puede dilatar mucho, no es bueno para ambos.
No sé, quizá te autosaboteas por miedo? O quizá no estás enamorado, al menos no tanto como él?
Quizá cuando lo veas en Navidades después de un tiempo lo sepas.
Mejor no tomar decisiones precipitadas.
Un saludo.
Gracias por escribirme, Israel. La verdad es que me entran todo tipo de dudas. En anteriores ocasiones he sido yo el que estaba más "enganchado", y lo he pasado fatal, pero la verdad es que la situación contraria es horrible también.
A veces pienso si es el hecho mismo de tenerle tan "seguro" lo que me hace valorarle menos... A veces parece que sólo deseamos con fuerza lo difícil: el chico malo, el que no nos quiere tanto, el frío...
De momento en Navidad nos volveremos a ver y veré qué siento...
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