sábado, 27 de diciembre de 2008

Inesperadamente...


En la publicidad siempre se nos dice que estos días son mágicos y que hay más amor en el ambiente... Lo cierto es que, no sé si es por sugestión o porque de verdad hay una especie de energía invisible en el aire, estos días todos nos comportamos de una forma un poco distinta y parecemos estar más "conectados" a los demás... Menuda sorpresa tuve el 24 cuando me ocurrió una de esas cosas que solo ocurren en Navidad.

Flashback rápido: conocí a Damián por internet, ya que era de otra ciudad, aunque cercana a aquella donde yo estudiaba. Fue un chispazo inmediato, y prácticamente desde el primer momento sentí esa especie de corriente eléctrica que te recorre y pocas veces uno siente. Mi vida giraba en torno al móvil y el messenger, donde nos podíamos comunicar. Nos conocimos en persona un primer fin de semana, y la cosa salió bastante bien, aunque hubo un cierto grado de silencios incómodos. Yo sabía que entre él y yo había muchas diferencias, y también, que la corriente eléctrica seguía ahí. En favor de las relaciones que empiezan por internet debo decir que el conocerle en persona no supuso ningún chasco ni desengaño, porque la imagen que me había formado de él, tanto para lo bueno (lo muchísimo que me gustaba) como para lo malo (las cosas que nos diferenciaban) la imagen que me había hecho de él era completamente realista.

Nuestro segundo fin de semana fue el punto y final: los silencios incómodos y lo distintos que éramos fueron demasiado, y al comienzo de la siguiente semana Damián me dijo que no teníamos química. (No fue tan seco, estoy resumiendo...). Yo, aun reconociendo racionalmente que esto era cierto, no podía dejar de sentir visceralmente que estaba enamorado de él. Damián insistió en seguir hablando como amigos, y así fue durante un breve tiempo, pero pronto se fue distanciando hasta desaparecer por completo, y fue casi peor que la primera vez que me dejó, porque esta vez fue definitivo y sin palabras de ánimo, un final sin ningún tipo de conclusión.

Rebobinamos hacia delante, hasta el uno de enero de 2008: Damián me envía un mensaje felicitándome el nuevo año. Había pasado más de medio año desde la última vez que hablamos, y de hecho él firmó el mensaje, en previsión de que hubiese borrado su número de la agenda del móvil y yo no supiera de quién se trataba.

Rebobinamos hacia delante otra vez, la friolera de casi un año entero más hasta llegar al 24 de diciembre. Mientras caminaba hacia el coche, suena el móvil con un mensaje, y me quedo totalmente pasmado al ver que es suyo. Me dice que igual me parece fuera de lugar su mensaje, pero que me desea una feliz navidad... y de nuevo firma el mensaje.

La verdad es que nunca he borrado de la agenda del móvil a nadie con quien haya tenido una relación o un intento de ella... es una especie de tradición. Aunque no sepa nada de ellos, es como si el hueco que sus nombres ocupan en la agenda simbolizara el lugar que han ocupado en mi vida en su momento.

El mensaje de Damián me dejó casi en shock porque de verdad nunca se me habría pasado por la mente que él aún conservara mi teléfono y que después de una relación tan corta y con un final tan abrupto, aún yo pudiese pasar por su mente hoy en día como para enviarme este mensaje... Además, siendo como fue todo, sé que la huella que él me dejó a mí era infinitamente más profunda que la que yo le dejé a él.

En fin, la verdad es que fue una sorpresa agradable en todo caso, y así se lo dije, le desée una feliz navidad y próximo año, y le dije cual era mi messenger si quería añadirme. No sé si esto último fue un error, pero bueno, hecho está. Hoy la herida está cerrada y tal vez con suerte podría intentar conservar al menos una relación cordial con él. Pasado el shock inicial, sentí que tenía suerte por tener hoy en día a alguien como Ikki, que quizá no me provoca la corriente eléctrica de la que hablaba, pero a quien puedo abrazar y sentir que no estamos pisando una delgada capa de hielo sobre el agua, sino tierra firme. Ikki, que pone toda la carne en el asador y nunca me hace temer que soy demasiado soso, demasiado poco fiestero.

O quizás yo he madurado algo y ya no veo una relación en los términos en que la veía antes...

En fin, esto es para mí lo que tiene la Navidad de especial. ¿En qué otra época del año tenemos la sensación de que todos estamos un poco más cerca?

Feliz Navidad a todos, y este 2009 que entra... ¡¡¡vamos a luchar con uñas y dientes por ser felices =D !!!

[La postal es una de las de PostSecret, el blog de las postales en las que gente anónima revela sus secretos. En esta, el autor dice que cuando en su tienda una tarjeta de crédito le sale rehazada, finge que no ha pasado nada y deja que el cliente se lleve su árbol de navidad, deseándoles feliz navidad]

domingo, 7 de diciembre de 2008

Egoísmo

Paso por ser una persona "buena", quizá por ser tímido e inseguro y comportarme con esa amabilidad típica de la gente que tiene miedo de caer mal, pero la realidad es que soy egoísta y no tan buena persona como la gente se piensa. No para todo, tampoco voy a mentir. Por ejemplo, cuando se trata de cuestiones materiales creo que sí soy generoso, y la verdad es que le doy poca importancia al dinero... esto seguro que se debe a que nunca he vivido lo que es pasar hambre. Siempre se dice que sólo te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, así que si un día por cosas de la vida me viese en la pobreza, seguro que desarrollaría de golpe una gran agilidad mental para hacer cáculos matemáticos con dinero, ver a las personas y a las situaciones en términos de "cuánto dinero me pueden aportar", etc. Para no ser tan duro conmigo mismo, la verdad es que otra gente también ha nacido en las mismas circunstancias y sin embargo sí son más reacios a prestar dinero y ese tipo de cosas.

Pero para cosas más abstractas, soy egoísta. Esta mañana hablaba con mi amiga Olaya, que está pasando una mala época. Su mejor amiga (que también es amiga mía, pero con mucha más distancia) está en una grave crisis con su marido y tal vez pueden llegar a divorciarse. Olaya es una persona muy reservada con la gente con la que tiene poca confianza, pero a su círculo de amigos más íntimos los trata como si fueran parte de su familia directa (hasta el punto de que cuando una de sus amigas dio a luz, usaba la expresión "ser tía"). A veces me entristece un poco cuando veo que la fidelidad de Olaya no es correspondida por los amigos, y pienso que debería ser un poco más egoísta. Es difícil darse tanto como se da ella, pero sin llegar a ese extremo, hay gente que le falla por sistema y sin embargo ella jamás deja de perdonar (respecto a un amigo que desde hace años no la llama y se limitaba a dejar la amistad en manos de Olaya, pasivamente, que se olvida de cumpleaños, que en miles de ocasiones muestra una evidente falta de interés por conservar la relación... ella dice que él sabe que cuado quiera "volver", siempre tendrá la puerta abierta).

Yo también le fallo a Olaya. Esta mañana mi mejor amiga, Aisha, me proponía un plan que me apetecía mucho. Le dije que ya había quedado antes con Olaya, pero que la llamaría a ver si le apetecía y hacíamos ese plan todos juntos.

Pero Olaya está desanimada, por la crisis de esta amiga que a lo mejor se separará, y por otras cosas de su entorno, y el plan no le apeteció nada. Sin embargo, me animó para que quedase con Aisha y ya quedase con ella otro día. Le dije que no, que había quedado con ella antes, pero sin embargo lo hice como una "renuncia", porque la verdad es que me apetecía más ver a Aisha. No puedo negar que con Aisha tengo más química... es de esas escasas personas con quien sientes que puedes ser exactamente tú mismo, hablar de lo que te viene a la mente sin filtrarlo, sin sentir nunca que estás "buscando temas de qué hablar" y luchando por mantener viva la conversación. Además, en lo que se refiere al humor estamos en la misma longitud de onda, y nos hacen muchísimas gracia cosas que a otras personas les parecerían estúpidas o nada graciosas... A Olaya le tengo mucho cariño y también tenemos mucha confianza, pero simplemente no es lo mismo, y además de que con ella sí me ocurre lo de "buscar temas", se suma también el que al estar desanimada, uno mismo se desanima también. Me siento despreciable pensando estas cosas, pero es la pura verdad: si quedo con ella no es por "bondad" ni nada parecido, es por autoimposición. Estoy seguro de que si la gente me leyese la mente no tendría ni un solo amigo. Siempre me pregunto si la gente, por dentro, piensa también este tipo de cosas...

Por eso, aunque caigan mal, las personas antipáticas, de mal carácter o cínicas me parecen admirables, porque tienen el valor de mostrar unas cualidades que no se ganan el aprecio de nadie, y sin embargo quien sí se gana su afecto sabe que la parte buena es completamente sincera...

sábado, 29 de noviembre de 2008

La procesión va por dentro y por fuera

Ya estoy en mi ciudad, dedicado a la tarea de encontrar empleo lo más rápido posible. Siento una mezcla de sentimientos: por un lado es agradable estar aquí, volver a ser "cuidado" por mis padres (la comida, una cama bien hecha, una casa mucho más limpia que mi más bien cutrillo piso compartido...) y ver a mis amigos de aquí. La verdad es que tengo la sensación de que he llegado a estar a gusto en los dos sitios, tanto allí como aquí, pero en cada uno estoy a gusto de una manera.

Por otro lado, se han desatado muchos conflictos desde que tuve esta idea. Ikki lo está pasando mal a causa de su familia. Tiene el plan de venir aquí a pasar unos días en diciembre, y su madre se ha puesto en alerta ante la idea de que esto suponga que su hijo empiece a alejarse del pueblo. Sería la primera navidad que no pasa íntegramente en su casa, y muchas veces para los padres esto es un verdadero drama (ayer mismo me contaba una amiga sobre la primera vez que ella o su hermana pasaron una temporada larga fuera de casa, y el drama que supuso... Sin embargo, cuando se repitio más veces, la cosa se fue normalizando y hoy en día van y vienen sin que pase nada).

Ikki teme que su madre empieze a verme como el "enemigo" que ha venido a llevarse a su hijo y me coja manía... A raíz de esto me contó los problemas que tiene con su madre, y empezó a llorar. La madre de Ikki tiene la manía de compararle con su primo. No quiso contármelo bien, pero supongo que su primo tendrá un empleo fijo que le dará un sueldo alto con el que seguramente comprarse un coche mejor que el de la familia de Ikki, y cosas de este tipo. (Sé que la única comparación posible con Ikki en la que salga perdiendo tiene que ser en el ámbito material, porque en lo personal, Ikki es una buena persona, con una formación y una cultura general muy superior a la media, seguro de sí mismo y alegre).

Escuchar a Ikki llorando y descubrir que su relación con su madre no era tan buena como yo me pensaba la verdad es que me hizo sentir mal... No hay nada peor que ver llorar a una persona que casi siempre está de buen humor, y descubrir que no todo iba tan bien como creías. Es como si una columna se te derrumbara.

Tenemos un montón de dificultades en el camino. El dinero, el trabajo (en este preciso momento de paro en aumento y la economía en recesión), la distancia entre ambas ciudades... Y los sentimientos. Hace unos meses escribía esta entrada hablando sobre las dudas que tenía respecto a Ikki. Pasó el mal momento y seguimos muy bien, pero no puedo negar que a veces me asaltan las dudas... A veces me pregunto si es suficiente con querer a tu pareja y tener una comunicación casi perfecta con él, aunque no sientas por él esa pasión "animal" que has sentido con otros, esas chispas, las mariposas en el estómago y todas esas cosas. Me consta qe Ikki está enamorado de mí y yo sin embargo lo que siento no enamoramiento. ¿Y si llega un punto en que esta diferencia de sentimientos sea insostenible? La idea de hacerle el daño que sé por experiencia que se siente a Ikki, me da terror.

martes, 11 de noviembre de 2008

Tres meses


Estos días he estado dándole muchas vueltas a la situación (la desgana de la que hablaba en el último post, las dudas sobre vivir en mi ciudad o en esta), y al menos por ahora he tomado una decisión para salir de este parón en el que estoy.

Me voy durante tres meses a mi ciudad, a buscar trabajo allí. Sé que puede sonar absurdo, pero sé porque me lo confirma todo el mundo que al menos de lo mío sí que hay demanda allí. Si todo sale como espero, podré reunir algo de dinero y más experiencia, y al volver, tendré más dinero en la cuenta para seguir mantendiéndome y más experiencia personal y en el currículum con la que buscar empleo. Esta situación de ir viviendo de lo que gané en verano sin expectativas de conseguir algo pronto no puede alargarse indefinidamente, porque, ¿qué haría cuando se me terminaran los ahorros? ¿Volver a pedirles a mis padres dinero?

Ayer, después de habero madurado bien, se lo conté por fin a Ikki. Que se quedó hecho polvo. Se le humedecieron los ojos, y me dijo que esto sabía que iba a ocurrir antes o después. Me dijo que eso dónde nos dejaba. Y que temía que yo, una vez allí, rodeado de mi familia y mis amigos y con más posibilidades de tener trabajo, decidiría quedarme. Cuando Ikki se enfada o se entristece de verdad, me parte el alma por la forma en que reacciona. Él, que es tan hablador y alegre, se queda completamente callado, te esquiva con la mirada y con el cuerpo como si fueras invisible y se pone a hacer cualquier actividad en silencio.

El miedo de Ikki no puedo negar que es comprensible. A eso hay que sumar la presión de mis padres y el hecho de que aquella siempre será mi ciudad... Pero por otro lado aquí me quedé este verano, aún cuando tuve que estar varias semanas sin verle, trabajando en el hospital. Me dijo, y eso me dolió, que me quedé porque había encontrado trabajo, pero le recordé que allí también habría encontrado trabajo, y que si me quedé fue por él.

Sé que no me puede "apoyar" porque, aunque me reconoció que entendía mi decisión, no le agrada, pero la verdad es que apoyo es lo que necesito ahora. Me siento como si fuera a dar un salto desde un trampolín, porque no sé bien qué me voy a encontrar a partir de ahora. Un nuevo hospital, en el que aprender otras vez las pequeñas cosas propias de cada sitio, la presión de mis padres, que querrán aprovechar la ocasión para insistir en que me quede... la posibilidad de que todo este plan salga mal y no encuentre trabajo (todo el mundo dice que hay mucha falta de enfermeros, pero ¿y si no tengo suerte?). Estoy asustado.

Además Ikki y yo funcionamos peor por teléfono. Así como con varios de mis amigos puedo estar mucho rato hablando y siento que la comunicación fluye sin problemas, con él no es igual. Nuestra relación se basa en poder tocarnos sin decir nada, en hablar de lo que va apareciando ante nuestros ojos, y cuando tenemos que hablar por teléfono todo se complica, como sin atravesásemos un río. ¿Podemos sobrevivir a los tres meses?

jueves, 30 de octubre de 2008

Luego lo haré


Esta mañana al mirar mi correo he visto que tenía un mensaje en mi blog de mi amigo bloguero Israel... Nada más verlo supe lo que me iba a decir: que dónde me había metido, jeje. La verdad es que no me gusta nada haber dejado ese post tan triste tanto tiempo, es como si mi vida se hubiese quedado congelada ahí. (Nota antes de seguir: Israel, ahora te toca a ti también, ok? ;) )

Y de cierta manera, sí que me he quedado congelado ahí. Hace ahora unas tres semanas que terminé mi contrato de sustitución en ese hospital. Tal como imaginaba no me renovaron. Aunque suene muy mezquino, tengo el consuelo de que no he sido el único en no renovar. Yo no estaba a gusto allí, pero por otro lado no puedo evitar la sensación de haber "suspendido el examen", por así decirlo. En fin, sé que los factores han sido varios, y no todos han dependendido de mí, así que en el fondo objetivamente no es todo por mi culpa, pero bueno, no puedo negar que me queda ese poso.

Al terminar, me di un respiro para ir a mi ciudad y ver a mi familia y a mis amigos de siempre. Fue muy breve, pero es increíble cómo en apenas una semana y poco más era como si nunca me hubiese ido. Pero lo mismo me ocurre al volver aquí, es como si lo de mi ciudad hubiese sido un sueño. En fin, volví aquí dispuesto a buscar trabajo otra vez. Pero tengo que reconocer que no he estado muy activo desde entonces. He ido dejando algunos CVs, pero a un ritmo lennnnto.

No sé exactamente qué me pasa, pero siento que he entrado en un estado de ánimo de demasiada dejadez. Siempre he tenido esa vena de dejar las cosas para más tarde; me cuesta mucho arrancar y hacer todo lo que debe hacerse. (Pero eso sí, en el trabajo eso cambiaba por completo, igual que para lo mío soy un dejado, del trabajo salía con las piernas destrozadas). Sin embargo lo de ahora parece algo más fuerte. De hecho, si he dejado el blog un poco abandonado es por la misma razón...

Ayer, hablando con Ikki, le decía que me he propuesto ser un poco más previsor. Cuando decía previsor también quería incluir esta noción de no ir dejando las cosas. A veces Ikki se ha visto salpicado por este defecto mío, por ejemplo en tener que comer cenas improvisadas cutres por no haber hecho la compra, en tener que pagarme el transporte por descubrir en el último momento que no llevo dinero encima, llegar tarde a sitios... Él es, en ese sentido (como en tantos otros), lo opuesto a mí, y a veces me siento mal por llevar el caos a una persona tan ordenada...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

El fallo de ayer

Ahora mismo quisiera volverme invisible, o desaparecer, o taparme la cara y no volver a destaparla. Esta mañana me ha llamado mi coordinador del hospital para decirme la tremenda bronca que hubo ayer por parte de la anestesista y el médico por culpa de un error mío. En resumen, no le puse su bomba de analgesia a un paciente que habia subido del quirófano ayer a última hora de la tarde. Me dijo que había cosas que no se podían olvidar, que había prioridades, que aquello reflejaba una falta de cuidados por un paciente... No me lo dijo a gritos ni nada por el estilo, me lo dijo con un tono apagado y decepcionado. Cada vez que me viene a la mente quiero taparme la cara con las manos.

Ayer fue una tarde horrible. Hubo mucho movimiento de quirófanos subiendo y bajando. Cuando sube un quirófano hay que apuntar todas las pautas que da el médico, y en su caso, conectarle su correspondiente bomba. En definitiva entre todos los quirófanos que subieron ayer, con uno de ellos me despisté y no le puse su bomba. Sé que no tengo justificación, pero fue una tarde de mucho estrés y yo me sentía fatal, como si estuviese empezando a cogerme una gripe, porque tenía escalofríos, la cabeza embotada y mucho dolor en las piernas. Creo que mi cuerpo, estos últimos días en el hospital (mi contrato acaba pronto), es como si me estuviese enviando señales. He tenido tos, dolor en el pecho, una alergia en los brazos, temblor...

Pero no había pasado nunca nada tan malo como esto ahora. Cuando pienso en que tendré que mirar a la cara a mi supervisor, a la anestesista, a mis compañeras... Ellas probablemente no me dirán nada, creo que simplemente no me mirarán directamente, se quedarán en silencio cuando esté yo delante... Cómo desearía poder volver atrás en el tiempo y conectarle esa bomba al paciente, que tuvo que aguantar muchas horas con dolor...
Me quiero morir de la vergüenza y los remordimientos.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Ni siquiera sé cómo titularlo


A principios de este año, cuando aún no estaba Ikki en mi vida, pensé en quedarme un poco más de tiempo en esta ciudad, en verano, buscando mi primer trabajo en un hospital tras los estudios, en lugar de volver inmediatamente a mi ciudad. Poco después conocía a Ikki, algo después se terminaba el curso, un poco más tarde tenía una terrible crisis en la que estuve a punto de romper con Ikki por las dudas que tenía y la angustia que sentía (lo contaba todo en la entrada titulada "Ikki")...

Pero la crisis, gracias al cielo, pasó. Volví a sentirme a gusto con Ikki, encontré trabajo en un hospital y todo siguió su curso.

El verano ya se termina, y ahora siento como otra vez las dudas empiezan a asaltarme. Básicamente, tengo muchísimas ganas de volver a mi ciudad, esta vez ya para quedarme. En el hospital, como ya he escrito en el blog, he pasado momentos duros, y ahora que pronto se cumplirán tres meses creo que la conclusión que saco es que no he cuajado allí. El otro día bajaba una supervisora a echarnos una mano. Estábamos allí una compañera igual de nueva que yo, y yo. Pero la supervisora, como ya ha hecho otras veces, me miraba a mí exclusivamente y me preguntaba cómo estaba y si podía ayudarme en algo. Son preguntas muy típicas que a veces se hacen por hacer, pero ella me las preguntaba con la intención original y verdadera de ambas. Otra supervisora del hospital también se ha comportado conmigo con ese mismo cuidado y atención. El que le dedicas a alguien que piensas que no "llega".

Me dejo la piel en el hospital, y lo hago a costa de dedicar todas mis fuerzas a hacer el trabajo todo lo rápido y bien que puedo. Pero el hecho es que casi siempre salgo más tarde que mi compañera, sea quien sea, y que ese esfuerzo también implica que no soy lo simpático que podría ser (sin ser yo nunca la alegría de la huerta, claro), porque si me pusiera a charlar tranquilamente, entonces sí que las horas extra subirían como la espuma.

En mi ciudad la demanda de enfermeros es mayor, y con suerte podría encontrar empleo en un hospital público, donde el trabajo estaría más repartido entre más profesionales, no habría que perder el tiempo con determindas acciones obligatorias en un privado, etc.

Pero está Ikki. La carrera de Ikki no es de las que te aseguran un empleo al terminarlas. Aquí tiene un empleo bastante seguro, pero no sé si podría encontrar otro allí. Además, el hecho de pedirle que abandone su ciudad, su familia, sus amigos... ¿Y si una vez en mi ciudad la cosa sale mal? Y eso dejando de lado el tema de la vivienda. ¿Buscaríamos un piso y daríamos el paso de vivir juntos de repente?

Nunca me había sentido así en mi vida. Como partido por la mitad, entre el deseo de seguir con él, y las ganas enormes de cambiar de vida...

jueves, 28 de agosto de 2008

"Nosotras somos más malas"


Esta frase de marras se la he oído decir a mucha gente, y entre ellos, a muchas chicas... Siempre es en un contexto parecido: alguien comenta que en su casa sólo viven chicas, o en su trabajo son la mayoría chicas, y entonces a continuación alguien comenta: "el ambiente cuando la mayoría son chicas es peor". Y a continuación, la frase lapidaria: "Las chicas son más malas".

Me da mucha rabia ese comentario. Es horrible que un chico lo diga porque resulta machista y, en mi opinión, es mentira. Pero cuando lo dice una chica me sienta aún peor, porque me repatea ver a alguien tirando piedras contra su propio tejado. Hemos llegado muy lejos logrando paso a paso la igualdad social entre ambos sexos, pero en cosas como esta me parece que el poso machista de siglos y siglos de represión y dominio, y de violencia y control psicológico, sigue quedando ahí.

No, yo no pienso que las chicas en general sean "más malas". Y cuando surge este odioso debate siempre pongo los mismos ejemplos: las guerras. Cuando veo una guerra por la tele observo estas cosas:

1. Los políticos que la ponen en marcha son SIEMPRE hombres.
2. En las imágenes veo a mujeres acarreando a niños pequeños, tratando de huir de la violencia. A todas estas, el marido ¿por dónde anda?
3. Una y otra vez las ONG repiten que cuando tratan de mejorar las condiciones educativas, sanitarias, etc de una región sbdesarrollada, el objetivo de sus actuaciones son las MUJERES, porque tienen comprobado que lo que una mujer aprende se transmite como una onda en el agua al resto de la comunidad.
4. Dejando de lado la guerra de Irak, donde pudimos ver a alguna chica tomando parte en la tortura y humillación de algunos presos, lo infinitamente más frecuente en una guerra es que los hombres saqueen y violen a mujeres y niñas a su paso.

Y ya fuera del contexto de la guerra, observo también que históricamente el número de asesinos es mucho mayor al de asesinas. Una vez me dijo un amigo que buneo, pero que al menos los hombres te mataban a cuchilladas mirándote a la cara, mientras que ellas tendían a hacerlo sin que se notara, con venenos. Siendo la opción A "más noble". Pues yo, puestos a morir asesinado, prefiero lo del veneno... (Bueno, aunque hay venenos y venenos).

En nuestra vida cotidiana observo más y más ejemplos. Nunca en mi colegio ví a ninguna chica atacar ni humillar a nadie de la clase. Rencillas entre chicas sí, pero siempre de IGUAL A IGUAL. En toda clase siempre hay al menos alguna persona que resulta presa fácil de los demás, por cualquier característica física o psicológica que le haga diferente y más vulnerable. A veces hay una persona así de cada sexo. Lo que siempre observé es que los chicos atacarían activamente al cabeza de turco de sexo masculino en cuestión, mientras que la chicas simplemente tendían a dejar de lado a la Betty la fea de la clase.

Ojalá las chicas dejaran de repetir este cliché y plantasen cara a ese machismo soterrado que ha calado tan hondo que ataca desde dentro sin que nadie lo perciba. Yo me quedo con la imagen de la madre con la mirada ensombrecida arrastrando a sus hijos lejos de la guerra mientras un grupo de nobles hombres destrozan su país.

jueves, 14 de agosto de 2008

Postales con secretos


Uno de los blogs que tengo vinculados aquí en esa lista de la derecha es PostSecret.com, un blog muy especial que se dedica a recopilar postales creadas por personas anónimas y enviadas al autor del blog (también de forma anónima, claro), en las que cuentan un secreto muy íntimo... y a menudo curioso. Otras veces son terriblemente dramáticos (recuerdo uno en que había dibujado un mapa, y el texto escrito encima decía: "A veces finjo perderme en mi barrio para poder preguntar el camino a alguien y así poder hablar con alguna persona"), otras graciosos, otras quizás algo incomprensibles para quien no sea el autor ("Quisiera ir flotando, tocarles suavemente, quitarles su dolor y hacer sus vidas mejores", dice alguien).

Me hace sentir bien leerlo, la verdad. Creo que no soy una persona muy misteriosa, pero sí tengo algún secretillo y alguna rareza por ahí escondida, y a veces me preocupa ser una persona muy rara. Pero cuando lees PostSecret te das cuenta de que gente con rarezas las hay a patadas. Gente que tiene accidentes a propósito para ver cómo reaccionan sus seres queridos, gente que hace punto viendo porno, gente que lleva dobles o triples vidas... Hay secretos preciosos porque te hacen pensar en cómo de profunda debe de ser esa persona dentro de sí, aunque de cara al mundo nos pongamos una máscara y seamos una versión descafeinada de nosotros mismos.

Uno de mis mayores secretos es quizá este mismo blog. Alguna gente sabe que escribo uno, pero nadie a quien conozca en persona lo ha leído nunca, al menos que yo sepa. Si lo supiesen, tendría que "censurar" algunas de las cosas que escribo, y entonces ya no me serviría de desahogo, que es la razón principal por la que escribo.

viernes, 8 de agosto de 2008

Y amarlo


Sólo para evitar que la primera entrada al entrar en mi blog sea esa de ahí abajo tan deprimente, voy a escribir una mini entrada de un tema bastante surrealista. A veces me rondan por la mente cosas de este estilo...

Estos días se estrena la peli de la antigua serie Superagente 86. Me gustaba bastante esa serie cuando la reponían de niño. Para quien no la haya visto, era una especie de parodia de James Bond, con un detective torpón y ridículo pero muy serio. Bueno, el caso es que el cartel de la peli tiene una frase promocional que me fascina: Salvar el mundo. Y amarlo.

Me encantan las frases promocionales de los carteles de las películas. Si existe ese trabajo, me encantaría ser creador de eslóganes bonitos para pelis. Pero bueno, el caso es que al verlo, sospeché en seguida que aquella frase promocional tan filosófica aplicada a una comedia más bien descerebrada, tenía que venir de una mala traducción. Y así era, según imdb.com, la frase original era "Saving the world. And lovin' it", que quiere decir algo así como "Salvar el mundo, y pasándolo en grande". La coletilla esa de lovin' it es muy típica del inglés, y es chunga de traducir... podría ser "y no veas", "y qué caña", etc. En fin, el eslogan original lo que quiere es empezar con una frase a lo James Bond y justo a continuación darle un punto de superficialidad y humor.

Pero los traductores españoles lo tradujeron literalmente y crearon esta frase tan... bonita. Salvar el mundo. Y amarlo. A veces, en el hospital, entre los abundantes malos ratos y algún rato bueno, me viene a la mente que el objetivo final no es sólo ponerles a los pacientes su medicación, sino procurar que no lo pasen tan mal en este entorno hostil, y que elegí esta profesión porque quería que mi trabajo me hiciera sentirme útil. Pero después llega la vida real, y la falta de tiempo y las críticas y presiones de mis compañeros porque trabaje más rápido hacen que finalmente me dedique a pasar como una exhalación por las habitaciones y deje de lado la segunda parte del eslogan.

Pero espero un día poder ser el enfermero que quería ser.

martes, 22 de julio de 2008

Mal

La última vez que escribí sobre esto me prometí que ya no lo haría más, que me tomaría el trabajo con filosofía y aprendería de los errores sin dramatizar.

Me rompo la promesa. Esta mañana fue uno de los peores días, quizá el peor de todos. Sé que en todo trabajo hay un tiempo de adaptación y aprendizaje, pero yo me empiezo a plantear seriamente que no sirvo para ser enfermero.

Cada mañana, o cada tarde, llego allí pronto con la intención de que sea un día mucho mejor que el anterior, en el que no repita ningún error ya visto, en el que ponga en práctica lo que he aprendido los días anteriores, en el que pueda hacerlo todo más rápido. Y cada día ocurre alguna nueva cosa que no había pasado antes, cometo algún nuevo error... Hace poco entró a trabajar una compañera que es igual de nueva que yo, porque estaba en mi misma clase, y es evidente que controla el trabajo mucho mejor que yo. No son imaginaciones mías: esta mañana otra compañera pidió un cambio de horario, lo que provocaría que dos personas nuevas, mi compañera (Amelia, la llamaremos) y yo, quedasen como únicos enfermeros del turno, lo cual se intenta evitar. Oí como le decían a Amelia que el coordinador había aceptado el cambio, "porque como estaba ella". Queriendo decir: sabemos que Ronan es un desastre, pero contigo es como si ya no fueses nueva.

Unas horas antes me surgió una duda que ahora sé que era una auténtica chorrada. El supervisor, un hombre muy paciente y de buen carácter, y la enfermera, me quisieron dar la solución de manera indirecta (era una cosa matemática), para que yo lo dedujera. Era incapaz. Se trataba de una regla de tres, pero yo no sabía cual era el tercer elemento. En fin, me dijeron qué tenía que dividir entre qué, y que yo mismo lo calculara. El supervisor me dijo que esta noche lo practicara en mi casa, y fue entonces que hubiese querido taparme la cara con las manos de vergüenza y esconderme en un rincón. Sin duda piensan que soy bastante corto de mente, estúpido, vamos, y yo mismo la verdad también lo empiezo a pensar. Cada día tengo una escena parecida delante del supervisor. Paso mucha vergüenza.

Mi compañera Amelia, y el chico que está de estudiante, con su carácter extrovertido y seguro de sí mismos, han conectado mucho más con los compañeros y me da la sensación de que ya les tratan de igual a igual, como uno más.

Yo francamente hago lo que puedo por conectar, interesándome por ellos y tratando de ser siempre todo lo amable que puedo. Pero la mayor parte del tiempo la verdad es que estoy tenso tratando de hacer el trabajo sin cometer más errores y todo lo rápido que puedo, y a veces es como si me faltara tiempo para poder estar más relajado y estar más abierto.

Pero si hasta ahora no estaba muy conectado con mis compañeras, después de lo de hoy no veas: cuando salí de cambiarme del vestuario, la enfermera que había estado esa mañana conmigo me dijo que cómo había repartido tan mal los pacientes que iban ingresando, dejándolos a la mayoría en un solo pasillo, y descompensando así el trabajo del turno de tarde y fastidiando a la enfermera que le tocaría ese pasillo. Esta enfermera, de las que más simpática es siempre conmigo, me miraba en silencio, sin rabia pero con algo de distancia. El resto de las compañeras, y se habían juntado muchas a la vez en el cuarto, estaban todas en silencio escuchando cómo la enfermera me decía que haciendo esto, yo me iba a mi hora y le hacía una putada a la que venía a continuación...

Sé que no sirve de nada decirlo aquí, pero de verdad que no lo hice en absoluto conscientemente, y es más, juraría por mi vida que observaba el panel y trataba de repartirlos, pero si ocurrió esto supongo que culpa mía tuvo que ser. Si ahora todas esas compañeras que estaba allí piensan de mí que soy un egoísta, y se lo cuentan a todas las que no estaban (y seguramente lo harán... al fin y al cabo lo más normal es hablar de la gente cuando no está) pues... la opinión de mí que tengan todas va a ser horrible. Aparte de horrible enfermero, horrible compañero.

Cuando salía de allí, rumbo al ascensor tragando saliva para no echarme a llorar, mi compañera Amelia, que se da cuenta de todo, me llamó y me dijo que si estaba bien, que me veía serio. Le conté brevemente lo de la distribución de pasillos, y me dijo que no pasaba nada, pero ya llegaba gente a su mostrador y yo deseaba estar a solas, así que me despedí ya y me marché. La verdad es que explicarle lo inútil que me siento para el trabajo a Amelia, que es mi polo opuesto tanto en el trabajo como en la personalidad, me háría sentir peor, como que encima de todo doy pena.

Me siento muy triste. Estos tres años, todo el dinero que mis padres han dedicado a mí, todas las veces que la gente se asombrada por el giro que di a todo cuando decidí empezar esta carrera... Todo para descubrir que se me da mal y que me equivoqué de camino.

Pensar en tirarlo todo por la borda y explicarle a todo el mundo que me equivoqué me da miedo. Mis padres me querrían matar y me dirían que cómo después de tres años pagando una universidad privada les digo esto. Mi madre me diría que ella siempre me dijo que esto era una idea tonta y que me centrara en lo que ya había hecho. Me gustaría desaparecer.

Si no estuviese saliendo con Ikki, volvería a mi ciudad, dejando este hospital con la excusa de que ya no quiero vivir en esta ciudad, y trataría de empezar de cero en un nuevo hospital sabiendo lo que sé ahora. Con suerte sería un hospital público (en mi ciudad hay mucha más demanda de enfermeros que aquí), donde el trabajo está más repartido entre más personal y además el sueldo es mayor. Y volvería a estar en mi ciudad, con mi amigos de siempre y mi familia, y quizás en un hospital en que mi acento fuese el mismo que el de todo el mundo yo encajaría más...
Pero, pese a mis dudas, quiero a Ikki, y no quiero dejarle. Aunque ahora mismo el estar con él me hace sentir encadenado a este sitio...

Lo siento por esta entrada tan deprimente y negativa. Me siento tan mal.

martes, 15 de julio de 2008

O con uno o contra él

Dos de mis mejores amigos y yo formábamos hace unos meses una especie de trío de amistad con una gran química. Creo que cada uno complementaba al otro con su personalidad, su forma de ver la vida, su tipo de humor. Era genial estar con ellos. En ese momento yo no lo sabíam, pero al parecer yo era el elemento integrador de los otros dos, Terry y Lennon.

Pero desde un tiempo a esta parte, la relación entre Terry y Lennon se deterioró. Al principio progresivamente y casi sin que se notara. A partir de un punto concreto, en caída libre, casi de golpe. Durante la fase inicial traté de frenar lo que estaba pasando, pero fue inútil, y creo que francamente por culpa de ambos. NUNCA se dijeron con claridad lo que cada uno estaba sintiendo. Cuando yo quedaba con cada uno de ellos, me criticaba al otro, y me mostraba su visión de la película, cómo los gestos del otro le habían molestado o le habían parecido malintencionados.

A continuación, cuando quedaba con el otro, ocurría a la inversa. Lo que para uno habia sido verde, para el otro había sido azul, lo que para uno había sido un acto de maldad, para otro había sido un favor. No quiero poner ejemplos, la verdad, pero siempre me daba la impresión de que necesitaría haber presenciado aquello en primera persona para saber quién malinterpretaba a quién. Y sobre todo, me daba la impresión de que lo que debían hacer era quedar y hablar entre ellos. Todavía hoy me sigue pasando, aunque les he pedido por activa y por pasiva que me dejen al margen y que no me hablen del otro.

Ambos son mis amigos, y a ambos los quiero. Y esto no lo entienden.

Aunque no me lo digan explícitamente, ambos, lo sé, querrían que cortara con el otro y le diera la razón a él. Quizás como amigo les estoy fallando a los dos por no elegir bando... Muchas veces me han acusado de ser demasiado imparcial y no tomar partido nunca...

Tengo que reconocer que hay uno de ellos al que le tengo más afecto, porque somos más afines, porque sí y ya está. Pero al otro también lo quiero, y me da rabia que se me obligue a elegir, cuando esta persona también es mi amiga y también ha estado ahí cuando la he necesitado.

Pero últimamente creo que todo ha empezado a derrumbarse, y mi deseo de quedar como amigo de los dos me va a terminar alejando de ambos. El otro día tuve una discusión con Terry porque le había pedido que retrasáramos un poco la hora a la que habíamos quedado para yo poder a Lennon, al que últimamente apenas puedo ver, porque tiene una jornada laboral complicada, como lo es la mía. Terry, no trabajando ahora mismo con una jornada tan complicada, es más asequible de ver. A Terry le sentó como una patada mi petición. Yo normalmente evito totalmente nombrar a uno u otro en la presencia del otro, pero en este caso me pareció que debía ser sincero para no dar pie a desconfianzas.

Pues menuda metida de pata: la cara de decepción de Terry fue de foto, y desde entonces se ha enfriado como unos 50 grados bajo cero conmigo, aunque sé que hay otros factores. Por más que le explicara y le explicara que por cada cinco veces que le he visto a él, a Lennon lo he podido ver una. Nada.

Y ayer, a través de Ikki, me enteré de que Lennon, que nunca supo el precio tan alto que pagué por poder verle aquel día un ratito (y, lo mejor de todo, que nunca le llegué a ver), piensa que le estoy dejando de lado y que le veo por compromiso.

Y lo que siento es mucha rabia, porque me siento como una pelota de tenis que todos creen poder manejar, y a la que nadie atribuye personalidad y sentimientos. Ninguno de los dos piensa en lo cansado que salgo de trabajar, en los horarios tan raros que tengo, en lo mucho que me cuesta sacar huecos para poder hablar con mi familia alguna vez en semana, en que hace semanas y semanas que no veo a otra gente a la que también quisiera ver, en los esfuerzos que hago por demostrar a cada uno que le quiero. Y si esto sigue así igual llegará el punto en que mande a los dos a la mierda y le diga que estoy hartísimo de tanta susceptibilidad y tanta desconfianza.

sábado, 5 de julio de 2008

Dudar de todo


Esta mañana lo he pasado muy mal.


Ya tardaba: mucha gente me había dicho que en sus primeros días trabajando en el hospital habían acabando el día llorando, y yo veía sorprendido de mí mismo cómo iban pasando los días y sin embargo me encontraba bien. Pero era porque no se habían juntado las circunstancias necesarias y estaba muy "protegido", y eso terminó hoy.


La enfermera que hoy se dedicó a hacerme de "tutora" y supervisar todo lo que hacía era más severa que ninguna de las que hasta ahora lo había hecho, y la diferencia la noté, sobre todo yo que soy un pusilánime y cualquier cosa me hunde completamente. Durante toda la mañana no paró de hacerme correcciones de todo lo corregible, de mirarme con gesto impenetrable y de decirme frases como "¿eso te parece que está bien así?", "tú sabrás si eso está bien o mal", etc. No me quitaba ojo. En ocasiones me entraba una duda sobre cualquier dato y quería consultarlo sin tener que preguntarle a ella cuando la veía centrada en otra cosa, y en seguida ella me preguntaba qué buscaba, qué hacía, y me hacía ver lo inútil que era saber ese dato, lo mucho más urgente que era otra cosa, lo obvia que era la respuesta a mi duda.


Me sentía constantemente vigilado y analizado. Yo, en esa situación, automáticamente me vuelvo un desastre, dudo de todo, pierdo la concentración totalmente y no doy pie con bola. A lo que seguían más miradas duras, más correcciones ("...más que el santo Job", le dijo a un compañero que pasaba por ahí, respondiendo a algo que no escuché pero que imagino). Según pasaba el rato me iba sientiendo más pequeño y estúpido, más inútil, como si de pronto fuese un niño pequeño otra vez. En alguna ocasión traté de defender por qué había tomado tal decisión incorrecta o lo que fuera que ella me corregía, pero nunca insistía mucho porque en defintiva discutir sólo empeoraría la situación.


En fin... en varios momentos tenía que hacer muchos esfuerzos por no ponerme a llorar como una magdalena. Pensar que a mis 27 años tengo esta reacción de niño mimado me hace sentir fatal. Supongo que es normal siendo el nuevo, pero cuando estoy allí siento como si bajase varios peldaños en la escala de la dignidad y me convirtiese en una sub-persona. Hoy ha sido el peor día por todo esto, pero el resto de los días también noto como las compañeras no me tratan de igual a igual, no me preguntan por nada mío, no me hacen bromas y en general me dejan al margen de todo lo que no sea estrictamente hospitaliario. Y además me siento tan pequeño en ese entorno desconocido de gente que ya se conoce entre sí y me comporto tan tímido, que seguramente les parezco una especie de mueble carente de cualquier interés.

Las enfermeras me parecen una especie de raza aparte de personas superiores más inteligentes, capaces de recordar el número de habitación de 20 pacientes, con sus respectivas patologías y los datos relevantes de cada uno ("al 10 le falta la sonda", "el 15, del dr. Nosequé, a tal hora debe de empezar a beber agua", todo ello de memoria y sin leer el papel), capaces de teclear en el ordenador a la velocidad de la luz mientras escuchan lo que les dice el doctor...


No sé si valgo. Y pensar que este trabajo era mi sueño.


Al salir, aunque me había propuesto ser fuerte, me eché a llorar en cuanto estuve con Ikki a solas. No me desahogué de verdad, porque no era el momento (por cosas que pasaban), sólo solté cinco o seis lágrimas. Ikki me dijo que debía aparecer mañana con una gran sonrisa y demostrar más seguridad y rapidez. Es un buen consejo, pero la verdad es que me hizo sentir mal, porque... no sé cómo explicarlo, es lo que haría alguien psicológicamente más fuerte que yo, alguien como él por ejemplo, pero yo mañana no me siento capaz de sonreír porque lo que pienso es que la enfermera va a pensar: "encima que va fatal y no se entera de nada, el tío se lo toma a coña". Y la seguridad y la rapidez se van a esfumar en cuanto la enfermera me haga la primera crítica y me lance la primera mirada severa.


Ikki. Sigo en este limbo respecto a él. El otro día se encontró con su ex, y por lo que me contó de su forma de tratarle y otras cosas que he sabido, si finalmente rompemos, todo el enamoramiento que siente se transformará en odio y desprecio hacia mí. Me va a odiar intensamente.


Y supongo que va a ocurrir ya pronto. Estos días he ido sintiendo que él y yo somos muy, muy distintos. Sé que la diferencia está en la raíz de muchas parejas, pero creo que la forma de ver el mundo de Ikki y la mía son completamente diferentes, vivimos en dos mundos distintos. Tenemos algunas aficiones comunes, físicamente me resulta atractivo y yo a él también, pero creo que aunque él no se dé ahora cuenta, creo que yo en el futuro, no sé cómo decirlo, sería dañino para él. Es una persona muy "luminosa", amante de la fiesta, la gente explosiva, el lado infantil y alegre de las cosas, más de abrazar las cosas tal cual son sin darles vueltas. Siento como si cada vez que le cuento una de mis preocupaciones a Ikki le decepcionara :(

Yo soy una persona cínica y con tendencia a la reflexión y la tristeza. No sé, no es por ser cursi pero me siento como si yo fuese un bloque de hielo y él una flor que pone sus raíces en mí. Al principio puede pensar que voy a darle agua, pero yo sin querer la voy a destruir.
Sin embargo él me da a mí luz y calor. Sé que es muy egoísta de mi parte, pero una de las cosas que más temo de romper con Ikki es que me voy a quedar prácticamente solo en esta ciudad. Solo en esta ciudad tan lejana a la mía que sólo se llega en avión y el acento es tan distinto que a veces creen que ni siquiera soy español, solo en ese hospital en el que soy el nuevo, el único chico entre varias mujeres, el torpe, el de la memoria de pez.

Creo que toda esta crisis ha venido por lo de conocer a los padres. Y me ha hecho pensar que, si uno está convencido de su pareja, no debería tener ningún reparo en que sus familias se conocieran, porque visualiza su futuro junto a esa persona. Pero si el hecho de conocer a sus padres te hace sentir una ansiedad muy distinta a la vergüenza propia de la situación, creo que el mensaje es que no te ves de verdad con esa persona.

viernes, 27 de junio de 2008

Ikki

Ya ves, mi anterior entrada me parecía un problema agobiante. Y no era nada comparado con lo que ahora me preocupa.

Aunque para el estándar normal es muy poco tiempo el que llevamos, mi relación con Ikki es la más duradera que he tenido nunca. Y él, el mejor novio, con gran diferencia, que he tenido. El único al que verdaderamente puedo llamar así sin dudar. Y en los últimos días... me han entrado dudas respecto a él.

Hace unos días tuve algo así como un ataque de ansiedad tremendo que aún no sé concretamente de dónde vino. Ahora que (gracias al cielo, de verdad) se ha pasado, me cuesta describir con precisión cómo me sentía, pero era la peor sensación del mundo. Las costillas me apretaban contra el pecho, me costaba respirar, sentía una angustia fortísima, a ratos náuseas, el corazón me latía rápido, me entraban ganas de llorar, y de hecho lloré en un determinado momento con una desperación que hacía mucho tiempo que no sentía. Y no me sentí mejor después de llorar.

A la vez que sentía todo esto, trataba de analizar qué me estaba provocando esto. Unos días atrás me consideraba en el mejor momento de mi vida (una relación genial, todos mis seres queridos sanos, de vacaciones improvisadas hasta que apareciera un trabajo), y de repende me sentía fatal. Tras pasar un fin de semana entero con Ikki, de repente había comenzado a sentir que iba creciendo dentro de mí una sensación de angustia y de que... no sentía ese no se qué "eléctrico" que sientes cuando estás con alguien de quien estás enamorado. Al mismo tiempo que Ikki me planteaba conocer ya a sus padres, yo empecé a sentir esta angustia, y a plantearme si debería dejarle. Ikki, por su parte... tan entusiasmado y efusivo como siempre. De repente, además, las vacaciones improvisadas me parecían un paro forzado y el no saber si mi futuro está aquí o en mi ciudad natal me angustió.

Le pedí que retrasáramos lo de los padres, y desde ese día, a principios de esta semana, estoy constantemente debatiéndome en mi mente qué siento y qué debo hacer, aunque gracias al cielo ese ahogo horrible que sentía se ha aflojado mucho. Ikki es una persona maravillosa. Alegre, dulce, buena persona, atento, confiado, abierto, cariñoso. Y esta persona maravillosa está enamorada de mí y se entrega totalmente, y no sabe que yo por dentro pienso todo esto...

En algunos momentos me imagino partiéndole el corazón y deseo morir antes que hacer eso, y no exagero nada aunque suene a melodrama. La idea de hacerle este daño a Ikki... Creo que él es mucho más fuerte que yo, pero cuando a mí me han dejado he sentido un dolor tan, tan, tan, tan profundo e intenso que la idea de hacerle esto a él es como si me pidieran que le diera patadas a un recién nacido.

A veces pienso... tal vez ya no estás en la fase de las mariposas en el estómago, sino en la del bienestar sin sobresaltos, y no hay que romper nada sino disfrutar con esto, y que mis dudas fueron consecuencia del ataque de ansiedad y no la causa. Esto último sería crucial saberlo con certeza...

Otras pienso que si temía conocer a sus padres era porque eso señalaría el convertir esto en algo sólido de verdad, y si temo eso, es porque en el fondo no me imagino en mi futuro con él...

Pase lo que pase, tampoco dejo de pensar que si él y yo cortamos, nunca voy a volver a encontrar a alguien tan bueno, que quiera estar conmigo y me trate así de bien, y que además de hacerle sufrir, yo también voy a ser muy infeliz sin él a mi lado...

viernes, 20 de junio de 2008

Miedo a los enchufes... no los eléctricos


Esta mañana me dejó muy agobiado una cosa que pasó. Hace apenas dos semanas que terminé la carrera, y ahora toca enfrentarse a un nuevo mundo, el laboral, lo cual ya de por sí me da pánico. Por ahora he ido dejando varios CVs por diferentes sitios, sin mucha suerte por el momento.

Y esta mañana, me dice Ernesto, un amigo de clase, que tal vez a través de otro amigo, podían enchufarme y conseguir un contrato al menos por un par de meses.

La idea me incomodaba muchísimo. NO es por nobleza, ética ni nada similar, sino simplemente porque mi timidez y mi inseguridad son enormes, y la idea de entrar en un trabajo siendo consciente de que estoy allí porque una persona me está haciendo un favor me supondría una presión horrible. De por sí me pone muy nervioso pensar que puedan juzgar mi trabajo como pobre, mal realizado, que crean que soy un inútil y que no me merezco el título que he recibido, y por eso sé que cuando empiece a trabajar lo pasaré muy mal. Pero si además siento que he obtenido el puesto mediante un favor de alguien, me sentiría aún más presionado por cumplir con las expectativas... Traté de explicárselo a Ernesto, y aunque insistió más, entendió lo que sentía.

Por otro lado, me supo mal también rechazar el favor que me estaba haciendo Ernesto, que estaba siendo totalmente desinteresado. Esto me va a costar más explicarlo... la verdad es que siendo sincero, había pensado que cuando terminase los estudios, la gran mayoría de las relaciones que había establecido allí se disolverían por completo, porque no me parecían muy sólidas, y sentía que la gente con la que de verdad he conectado profundamente eran las personas que he conocido fuera de ese entorno, muy pocas pero importantes. Me había hecho a la idea de que nunca terminé de encajar en mi clase y de que aunque nos tuviésemos aprecio, no teníamos una amistad real y que en el fondo yo no significaba mucho para ellos ni ellos para mí.


Este gesto de Ernesto me ha hecho sentirme muy culpable por pensar así... Pero realmente en su momento no he podido evitar sentirme muy solo, quizá porque al yo no tener a mi familia ni a mis amigos de siempre alrededor, ponía más esperanzas en mis compañeros de clase de lo normal, y buscaba desesperadamente relaciones sólidas, mucho más allá que un café al acabar las clases en el bar de la esquina junto a la Uni. Ellos en cambio tenían todo eso, y creo que esto nos ponía en situaciones muy distintas.

Con el tiempo, un esfuerzo mío por superar la timidez, y la inmensa suerte que tuve de conocer a Lennon, Terry y por último a Ikki por mediación de ambos, creé el pequeño círculo de amigos que son casi mi familia de aquí: mi novio y mis amigos-casi-padres-adoptivos...

En fin... empecé hablando de los enchufes y he acabado hablando de algo distinto, pero de cierta manera todo está muy relacionado.

domingo, 25 de mayo de 2008

La gente rara y la gente normal


Últimamente he escrito poco en el blog (y no he contestado a los mensaje que la gente me ha dejado... lo siento muchísimo). Entre los exámenes, Ikki y también lo vago que soy, me cuesta sacar un hueco, aunque siempre que me pasa algo o veo algo que me llama la atención, pienso en que me gustaría escribir sobre eso en el blog.


Este viernes gente de mi clase hacía una fiesta de fin de exámenes. Yo dudaba de si ir o no, porque cada vez me voy dando más cuenta de que las fiestas, simple y llanamente, no me gustan. Y con la gente de mi clase, después de estos años de convivencia, ya puedo lamentablemente estar seguro de que aunque haya gente estupenda, buenas personas de verdad, no conecto verdaderamente con ellos. No sé exactamente explicar el qué, pero hay un no se qué diferenciador que me hace sentir lejano a ellos. El hecho de que a la mayoría les encante estar de fiesta y a mí no supongo que ya es una indicación...

El caso es que me llamó Olivia, la rara oficial de la clase. Igual suena cruel decirlo así, pero siendo sinceros y realistas, es así. En varias ocasiones a lo largo de estos años, Olivia se ha acercado al grupo en el qe estábamos y otra gente, ha hecho algún comentario en su habitual tono desenfadado... y cuando se ha marchado, ha comentado alguien del grupo: "esta chica qué rara es". Tengo que admitir que, aunque no sé exactamente cómo definiría su rareza, yo también me doy cuenta de que tiene un aura de excentricidad a su alrededor. Sin embargo, suelo defenderla y decir que a mí me cae bien y que si hablas con ella, te ríes porque es una chica llena de vida. Y no miento: algunas veces Olivia me ha contado de su emocionante vida sexual y sentimental y la verdad es que me he reído con sus locuras y el desenfado con el que lo enfoca todo. Porque, aunque quizá parezca contradictorio siendo "la rara", la verdad es que Olivia tiene mucho éxito con los chicos (aunque no sean los de clase), y a mí mismo me resulta sexy de alguna manera =0.

En fin, volviendo al tema, Olivia me llamó para ver si yo iría a la fiesta y cómo quedar. En ocasiones así, me he sentido un poco como el intermediario entre Olivia y el mundo social de la clase. Yo mismo he sido el raro de la clase, me he sentido marginado en muchas ocasiones y odio que una persona sufra la misma situación, así que aprovechando que hoy en día soy de cierta manera y relativamente popular, trato de hacer sentir a las personas desplazadas un poco más conectadas al entorno. En realidad seguramente no consigo nada y resulto un ridículo paternalista buenrollero. En fin, resumiendo, le dije a Olivia que no sabía si yo iría, sintiendo que tal vez le estaba cortando sus posibilidades de ir a la fiesta por no hacer el papel de intermediario. Pero la verdad es que no me apetecía ir, y francamente no quise sacrificarme a aguantar horas de incomodidad, ruido y aburrimiento.

La otra razón es que tengo que reconocer que me avergüenza que la gente me vea teniendo amistad con Olivia. En el fondo soy tan cabrón y gilipollas como todos: quiero ser normal y aceptado por todo el mundo, y me avergüenza que me vean con alguien que no está integrado y me metan en el mismo saco, y volver a la época en la que yo tampoco estaba integrado. En alguna ocasión he querido incluir a Olivia en el plan de más gente, y es inevitable sentir las miradas de incomodidad, el gesto de embarazo, y a veces los comentarios. "¿La has invitado a ella?". ODIO formar parte de estas tonterías que contribuyen al aislamiento de una persona, pero finalmente tengo que reconocer que he sido cobarde y en estos años de carrera he elegido fundirme con la masa, aunque tímidamente haya tratado de defender a Olivia, antes de hacer lo que habría sido correcto.

¿Y uniéndome a la masa he hecho amigos inseparables entre mis compañeros? No. Quién sabe, tal vez de haber elegido a Olivia, tendría una sola amiga en clase, pero sería una amistad más profunda.

El primer gay que salió del armario cuando se consideraba lo peor que podías ser, el primero que dijo que las mujeres también deberían votar cuando se las consideraba seres inferiores, el primero que levantó la voz para decir que la esclavitud era algo aberrante, cuando se daba por seguro que los negros eran gente inferior y destinada a los trabajos forzados, el primero que eligió coger un trozo de caña y fabricar una flauta con la que crear música, cuando los que le rodeaban creaban lanzas y cuchillos y le decían que eso no le daría de comer... La historia avanza gracias a la gente rara. A la gente que se sale del molde y se atreve a exponer al mundo lo que piensa y lo que ha creado. Sin la gente rara no tendríamos nada de nada. Estaríamos aún en la cueva, muertos de frío, porque al que descubrió el fuego le habrían mataron a palos por brujo antes de entrar en razón y ver que el fuego, en realidad, daba luz y calor.
(El cuadro se llama Pelo verde, y es de Jan Hinais).

domingo, 4 de mayo de 2008

Extroversión

Anoche tuve una cena en la que habría varias personas a las que no conocería de nada. No iba a ser un grupo muy numeroso, unas 10 personas, pero para mí, que más de dos ya empiezan a ser multitud, ya es un número considerable. Los grupos de gente me dan inseguridad y me hacen volverme muy tímido y "secundario".

Invité a un amigo en lugar de a Ikki, que por tener ya otro compromiso no podía venir. Me hacía sentirme más confiado el tener a alguien en la cena con quien tuviese más confianza y en quien me pudiese apoyar un poco... En fin, la verdad es que Terry me asombró una vez más con sus espectaculares habilidades sociales. Por momentos su presencia se iba haciendo sentir más y más en la mesa: en los chistes él jugaba un papel central, hacía reír a la gente con sus ironías y sus bromas, se ganaba a cada uno que mostrase la mínima receptividad captando intuitivamente datos básicos de su personalidad y haciéndole bromas y comentarios adecuados a él o a ella... La verdad es que aunque sea una estupidez alegrarse de un mérito ajeno, me sentí orgulloso de que Terry fuera mi amigo.

Yo, paralelamente me desdibujé rápidamente y excepto algún comentario aislado y alguna mini-broma inocua y fugaz, la verdad es que apenas aportaba nada al grupo. Dicho así suena como si fuera egoísta y me guardase cosas para mí, pero simplemente es que en las situaciones sociales soy como un pulpo en un garaje. No sé cuál es exactamente el tono adecuado de las bromas que puede ser gracioso sin resultar ofensivo para alguien, no se me ocurren cosas divertidas que decir, y en general me parece que todo lo que digo resulta soso y carente de chispa en una reunión en la que hay muchos otros centros de atención mucho más carismáticos. Las únicas cosas que se me ocurren son preguntas "serias" en plan, a qué te dedicas, qué estudias... y cosas así que sólo conducen a un callejón cerrado de seriedad que no tiene mucho lugar en una fiesta.

Estaría bien aprender de Terry cómo ser así, pero la verdad es que francamente me parece que cada uno tenemos una personalidad básica que podemos mejorar un poco, pero nunca convertirla en algo radicalmente diferente. No sé ser como él, y creo que si trato de imitarle sería tan discordante con mi auténtico yo que no funcionaría y la gente notaría que no es espontáneo.

Siempre, después de estas situaciones sociales, pienso que es posible que mi amigo/a (esto de la cena me ha ocurrido más veces con otra gente) se haya dado de repente cuenta de lo soso que soy al verme tan torpe en un medio social, y que en adelante se desengañe conmigo y me cambie por los demás. Igual que yo me siento orgulloso de su extroversión, mi amigo/a puede sentirse avergonzado de ser amigo del parado de la fiesta... La verdad es que cuando me vuleven a llamar y a mostrar interés por mí, respiro aliviado por dentro.

sábado, 26 de abril de 2008

Canciones que te agitan


Y después de todos los obstáculos,
me alegro de verte con alguien nuevo,
Y es un milagro tan grande que tú y yo
aún seamos buenos amigos
Después de todo lo que hemos pasado
sé que estamos bien.
("Cool", Gwen Stefani)
Hace un segundo, sintiéndome fuerte y tranquilo, me he puesto a ver en Youtube el video de una canción que siempre tengo miedo de escuchar porque me gusta muchísimo, pero me hace sentir horriblemente melancólico y me hace pensar cosas tristes. La canción es Cool, de Gwen Stefani, y si además la escuchas viendo el video, el efecto que me provoca es más fuerte, porque se trata de un video precioso y, aunque es esperanzador, tiene un regusto triste (y perverso... qué buena la escena de las tazas de café). En esta canción, Gwen Stefani canta sobre un tema nada típico: lo feliz que está de poder ser amiga de su ex, y de haber cada uno rechecho sus vidas con otra persona. La anti-canción de amor (o la canción de amor más difícil de poder hacer).


Nunca he podido ser amigo de ningún ex mío, o de los previos intentos de pareja que he tenido antes de Ikki. Por una u otra razón, ha sido imposible. Con Ulises, mi primer intento serio de pareja, quedamos un mes después de haberlo dejado, un mes en el que por petición mía nos alejamos por completo. Quizá para una persona normal habría bastado, pero yo, con lo melodramático y lo dependiente que soy, no estaba aún curado, y el verle me removió por dentro. Por cierto, recuerdo que la canción que sonaba en mi cabeza mientras le esperaba en el sitio donde quedamos, con el corazón en un puño, era "Shiver", de Natalie Imbruglia. "Estoy a salvo esta vez", decía ella, pero yo no lo estaba.


Con Damián lo pasé mucho peor, la verdad. Cuando me dejó no sentí la explosión de dolor intensa que tuve con Ulises, pero a cambio fue como una especie de degradación progresiva que en lugar de irse desvaneciendo, se iba extendiendo dentro. Quizá porque Damián me gustaba más de lo que nadie me había gustado en mi vida, y paralelamente desde el principio me temí que no teníamos futuro.


Quizás, aunque suene horrible, uno se enamora más intensamente cuanto mayor es el grado de sufrimiento que siente. Deseaba desesperadamente formar parte de la vida de Damián, entrar en su mundo, que me contara sus preocupaciones, conocer a sus amigos. Cuando me dejó, en lugar de dejar pasar un tiempo, empalmamos directamente con un intento de amistad. Al principio de esa época fue muy cariñoso y atento, y me hacía sentir bien... En esa época, en la que uno en teoría es cuando más sufre, tenía momentos en los que después de una charla con él en la que me animaba y me decía cosas para reforzar mi autoestima, me sentía muy feliz. Claro: porque seguía enamorado y estas charlas mantenían la ilusión de que esto en cierto modo no había terminado.


Por eso cuando esta segunda fase de amistad se terminó unilateralmente, el dolor fue más intenso, alargadado e indefinido que nunca. Ahora sí que me había dejado para siempre. Recuerdo echarme yo mismo las cartas del tarot y preguntar si volvería al menos a saber de él, y ver como respuesta la carta de... la muerte.


Estando ahora felizmente emparejado, debería no tener ningún hueco para estos pensamientos, pero ya ves, me han dejado mucha huella, y no hace falta mucho, una canción o menos que eso, para levantar la tapa...

viernes, 18 de abril de 2008

Cinismo e ingenuidad

Muchas veces paso por ser una persona ingenua. Creo que lo soy para algunas cosas, y para otras no. En los últimos tres años de mi vida, por el hecho de haber vivido lejos de mi ciudad natal, familia y amigos, creo que me he enfrentado más directamente a la parte negativa de las personas que me rodean, y eso ha provocado que me vuelva una persona, en el fondo, desconfiada y cínica.

¿A qué me refiero con cínico? A que desconfío bastante de los demás, pero trato de no aparentarlo. No es que piense que la gente en general sea mala o egoísta. No es eso exactamente. Pienso que la gente principalmente lucha por lograr sus intereses, en la mayoría de los casos anteponiéndolos a los de los demás, y en un pequeño porcentaje, dejándolos de lado por el bien de otra persona. Cuando esto último ocurre, es un acto de verdadera bondad y altruismo, y hay que valorarlo como un verdadero regalo. Pero hay que ser realistas y saber que esto ocurrirá en pocos casos: en la mayoría, debemos estar preparados para que cualquiera nos falle. Y aquí está la clave: al mismo tiempo que sabemos esto, debemos fingir no saberlo. El lubricante de la vida en sociedad es ser correcto con (casi) todo el mundo, pero esto siempre debe ir acompañado del conocimiento de lo que podemos esperar de cada persona.

Estas cosas me vienen a la mente porque recientemente una persona me expresaba su alegría por saber que voy a seguir viviendo cerca de ella por el momento. Correspondí a su alegría... Y en el fondo, por dentro pensé que esta persona y yo nunca hemos tenido una verdadera amistad, de las que implican llamarse siempre que te apetece, verse cuando no hay ninguna circunstancia externa que te fuerce a ello (clases, trabajo)... Quizás, cuando vives rodeado de tus seres queridos de siempre, no das tanta importancia a este tipo de cosas, pero cuando los tienes lejos, las demostraciones de cariño que a la hora de la verdad se quedan en poco, ya no te las tomas tan a la ligera. Yo por lo menos no.

¿Miente esta persona cuando me dice de que se alegra de poder seguir viéndome? No, no miente, sé que me aprecia, y yo también lo hago. Pero esto ya no me hace pensar que su aprecio por mí vaya a hacer que en cuanto las circunstancias nos hagan dejar de vernos forzosamente, vaya a hacer esfuerzos por mantenerse en contacto conmigo; ni esta persona ni el 95% de los que me han dicho cosas parecidas van a hacerlo.

Algo similar ocurre con las críticas a terceros. A estas alturas pienso que la gran mayoría de la gente nos criticamos mutuamente. En ocasiones, criticamos a gente que nos cae mal, y en estos casos parece lógico, pero en otras criticamos a gente que sí apreciamos. ¿Y qué hacemos cuando estamos con esa persona que hemos criticado? Criticamos a una tercera persona. ¿Pienso que seamos casi todos unos falsos? No, pienso que es algo humano criticar, y que se puede al mismo tiempo querer a una persona y ponerla a parir cuando no está delante. Lo he comprobado muchas veces, en mí mismo incluído. Y, sin embargo, a veces me da la sensación que esa gente que me llama ingenuo a mí, no es consciente que ellos también son objeto de críticas por parte de la gente. Incluida aquella con la que conjuntamente han criticado a un tercero. A veces incluso el que fue "tercero" en la crítica original se convierte en interlocutor de la crítica al ex-interlocutor que ahora es "tercero". Y todos creen estar siendo el único en el que los demás confían y a quien nadie critica...

Creo que una de los comportamientos más igenuos que hay es no ser consciente que tú mismo también lo puede ser.

sábado, 5 de abril de 2008

Todas estas cosas

En mi vida normal, más o menos suelo camuflar un poco que soy fóbico social. Paso por ser tímido. La gente incluso a veces me define como "tranquilo" y cosas por el estilo. Sé a que se refieren, pero se equivocan totalmente: soy un manojo de nervios, casi se puede decir que vivo nervioso. Estos días he reflexionado en estas cosas estos días porque estoy en una de esas épocas en las que te sientes más "débil", más incapaz de enfrenarte a las situaciones sociales. Todo se me hace un mundo.

Una de las principales cosas en que se manifiesta es en los problemas para hablar con claridad. Lo paso mal, mal, mal. Me trabo muchísimo al hablar, farfullo, no articulo con claridad, tartamudeo, desordeno las frases y en general me paso el día repitiendo dos veces lo que he dicho porque no se me entiende. Y esto me produce una ansiedad enorme y sensación de impotencia difícil de explicar. En ocasiones veo como alguien está abusando de mí o tratándome injustamente, y me veo atado de pies y manos para responderle por la dificultad física de expresarme con claridad. Es algo difícil de describir. Como si tuvieses un nudo por dentro, en la lengua, en la boca, en el cerebro.

No, no estoy en una época de radiante felicidad. Ikki... los que léeis mi blog siempre me decís que estoy en una época preciosa y que debo disfrutarla, pero la verdad es que la cosa no es tan sencilla. Hoy hablaba con él, y me contaba las cosas que había hecho durante el día: todo ello cosas alegres y divertidas, y lo contaba con entusiasmo y alegría. Ikki es un chico muy, muy alegre.

Yo no soy así.
Pero cuando me cuenta estas cosas me siento obligado a corresponder su alegría, y reírme ante cosas que no me hacen en el fondo tanta gracia, o quizás en un momento en el que no estoy con el estado de ánimo adecuado. Esta semana he pasado ratos muy malos (en la entrada del insomnio hablo un poco de estas cosas, pero ha habido más). En algún momento he tratado de explicarle a Ikki estos sentimientos de ansiedad y angustia, pero sé que no le expresado verdaderamente hasta qué punto llegan, las ganas repentinas de llorar que tengo a veces. Se ha quedado con una versión suavizada y aligerada de lo que de verdad me pasa. Ikki es tan alegre y tan normal, tan alejado del mundo de la fobia social y todo lo que la rodea, que simplemente no creo que podamos entendernos a ese nivel :(

Y eso me preocupa y me pone triste. Porque mientras me hablaba hoy, y reía y reía, y yo también reía y me esforzaba por "sincronizarme" con él, sentía que esto, de esta manera, no pinta bien, que yo no puedo mantener constantemente el desgaste de estar haciendo esfuerzos por ser alguien más parecido a él, en lugar de ser quien soy sin más. Y me dijo, como siempre me dice, que se siente muy feliz ahora que está conmigo y que la gente se lo nota, y yo sentí en ese momento ganas de llorar... La idea de partirle el corazón y destruirle esa felicidad que siente ahora, a una persona tan buena y tan llena de luz como él , se me hace insoportable. Le imagino sonriendo de oreja a oreja como hace él, y la idea de hacerle daño...

No sé si se entiende lo que digo. Me gusta muchísimo Ikki y me siento feliz cuando estoy a su lado, pero a la vez siento que somos demasiado distintos como para funcionar. A veces pienso que soy una persona demasiado rara y complicada como para que nadie me entienda. No lo digo por hacerme la víctima o algo así, lo digo porque de verdad siento que mis miedos, mis problemas son demasiado raros como para ser entendidos por nadie que no haya pasado por cosas similares...

miércoles, 2 de abril de 2008

No puedo dormir

Quizás mañana, o pasado, o en otro momento, veré lo que he escrito aquí y pensaré que menudsa sarta de boberías. Pero esta noche me he desvelado... y aquí estoy, a las cuatro menos diez de la madrugada escribiendo en mi blog, porque me siento horriblemente agobiado y solo...

Solo en el sentido de no poder comunicarme con nadie. Siento ese nudo en el estómago que se te pone a veces y que te impide dormir ni sentirte bien. No sé qué exactamente me preocupa, varias cosas vienen y van por mi mente.

Dentro de nada termino la carrera y lo que viene después es un gran espacio totalmente a oscuras. ¿Seré un buen enfermero? ¿Estoy de verdad bien preparado? ¿Tengo las condiciones necesarias para serlo? Y mi vida, ¿cómo va a ser? ¿Voy a quedarme a vivir en esta ciudad? ¿Perderé poco a poco a mis amigos de mi ciudad natal? ¿Podré vivir sin el apoyo de mi familia? ¿Me sentiré solo alguna vez?

¿Me convertiré definitivamente en un adulto, sin vuelta atrás nunca más?

Ikki. ¿Cómo seguirá nuestra relación? Ikki está entregándose totalmente, sin reservas, sin guardarse ninguna carta. Y yo, ironías de la vida, después de sufrir tantísimo por intentos de novio que me tenían siempre en vilo y se cuidaban mucho de mojarse demasiado y demasiado pronto, ahora me siento un poco agobiado con la seriedad de Ikki. ¿Puedo seguir su ritmo de compromiso? No hablo de nada concreto ní físico, hablo del ritmo emocional. Yo, que me reía cuando en las telecomedias hablaban de "La Conversación" ("tú y yo, ¿qué somos?", preguntaba la chica para horror del chico), cuando me he visto en medio de ella he sentido algo de agobio. Sí, somos novios. Me hace ilusión poder decir por fin sin paliativos que él es mi novio, no mi intento-de, no mi casi-algo. Y a la vez me agobia. Si él habla de mí a TODO el mundo, sin importar lo que puedan pensar o hacer, yo tengo que estar a ese mismo nivel, porque menos no sería justo. Ya hablé en otro post de las demostraciones de cariño en público: no puedo evitarlo, siento una vergüenza horrible cuando me convierto en el centro de atención de la gente. Y una pareja, siendo realistas, llama la atención. Si la pareja en cuestión es visiblemente gay, llama aún más la atención, es así lo queramos o no.

Cuando la gente te mira, no creo que lo hagan con maldad en la mayoría de los casos: simplemente les produce curiosidad, intriga, morbo, etc. Igual que yo miraría a una persona que tuviese el pelo teñido totalmente de verde, y evidentemente no me parece nada malo teñirte el pelo del color que sea, ni tampoco me parece mal trabajar de músico callejero y jamás en la vida lo haría. Pero la cuestión es que a mí que me miren, ya sea directamente o de reojo, me avergüenza. Y me preocupa que Ikki piense que me avergüenzo de él :(

Si todo anda viento en popa, Ikki irá introduciéndose cada vez más en mis círculos sociales y familiares, y yo en los suyos. Para mi familia nuclear y mis amigos, estoy fuera del armario, y para una parte de los otros conocidos y del resto de la familia también (y siendo realista, seguro que ya toda mi familia lo sabe o lo imagina, es solo que obviamente no me lo van diciendo uno por uno). Mis amigos no me preocupan, pero mi familia, incluidos mis padres y mi hermano sí: nunca me han visto emparejado con nadie, besándole, hablando de él, etc, básicamente como si fuera un ser supuestamente asexual. Dar ese salto y todo lo que ello implica, me agobia. Situación: llega la boda del primo X, y estoy invitado. Presentar a Ikki a familiares de diversos grados de confianza. ¿Tengo que decir "es mi novio", o basta con que se haga explícito por la propia situación y la forma de actuar? ¿Van a sentir que es embarazoso que yo lleve a un chico?

El problema no es la gente, lo sé, el problema soy yo, y lo muy, muy, muy tímido que soy.

Última de las preocupaciones que me tienen insomne: el propio insomnio. Cuanto menos duermo, más cansado estoy durante el día. Cuanto más cansado, más destrozado y más propenso a preocuparme por todo y angustiarme y sentir el nudo en el estómago, y más incapaz de seguir el ritmo diario, que ahora llegando al final de curso no puede decaer, y a la vez tengo que repartir mis energías y mi tiempo para el hospital, las clases, las tareas de la casa, la comida, Ikki, mis amigos...

jueves, 20 de marzo de 2008

En los ojos de extraños


I see lies in the eyes of strangers

Living, living in danger


(Ace of Base, "Living in Danger")


Estos días tengo el acceso al ordenador más difícil, y por ello la verdad es que hace ya varios días que no escribo nada. He echado un vistazo a mis blogs amigos y veo que también ellos están de vacaciones estos días en que parece que el mundo se para un poco, jeje... En fin, espero que todos estéis pasando unas vacaciones muy felices y recargando pilas.


Una de las cosas especiales de Ikki es su ausencia de miedo a actuar con total espontaneidad esté donde esté. Dice lo que piensa, hace lo que siente. Esto incluye decirme cosas bonitas de pronto, sin temor a estar exponiéndose demasiado, como me ocurre a mí... Supongo que el que yo ahora me proteja más es la consecuencia de los desengaños que me he llevado, de las respuestas frías, "prácticas" o evasivas ante un comentario cariñoso mío. El pobre Ikki, de haberme conocido un tiempo atrás, hubiera encontrado a otro Ronan menos reservado...


El caso es que Ikki me rodea con su brazo, me coge de la mano o me besa en público cuando le surge, sin más. Teniendo en cuenta que esta es su ciudad, y que la posibilidad de encontrarse a familiares y conocidos de todo tipo es alta, tiene un gran mérito. Yo no tengo mucho que perder: esta no es mi ciudad natal y mi vida aquí es un borrón y cuenta nueva. Ikki tiene toda su vida tras de sí, una vida que sin duda incluirá compañeros de colegio homófobos, familiares conservadores, vecinos del quinto, farmacéuticos de la esquina. Pero él, sin dudar, me rodea con el brazo y me besa. Esto al mismo tiempo me encanta y me da un poco de miedo... Por así decirlo. Es maravilloso que esté tan confiado, que no tenga absolutamente ningún temor. Le miro y pienso: ¿cómo alguien que vive en este mundo tiene esa confianza, esa seguridad?
Pero decía que también me da miedo: el otro día ocurrió que cerca de nosotros se sentaron dos graciosillos que empezaron a hacer comentarios irónicos en voz alta, esperando provocar, seguramente. Aparte de la tensión que sentí, la cosa no fue a más. Pero me hizo pensar que un día en lugar de dos graciosos pueden ser dos skin-heads, y todo podría terminar de otra manera. Le tengo pánico a la violencia...

domingo, 9 de marzo de 2008

Como la canción


Rompiendo con la tónica melodramática-depresiva de este blog, hoy toca sonreír =)

Este viernes, después de mucho tiempo en la Antártida, hubo... ¡¡¡acción!!! =D
Sí, Ikki y yo por fin superamos esta fase de las sonrisillas, de los mensajes de medias tintas, de las miradas torpes. Todo, hay que reconocérselo, fue gracias al plan de Ikki, que ideó una cena en su casa para Lennon y para mí, que iría seguida de una visita a esa discoteca de la que hablé tan "bien" hace unos días, jajaja. Pero, ¿qué más da ir a esa discoteca o ir a la que sea cuando de lo que se trata es de tener una excusa para dar por fin el paso y decirnos abiertamente que nos gustamos? Y todo lo demás, claro =D

En fin, para no ser pesado, todo, como iba siendo normal entre nosotros, fue muy lentito y progresivo, pero no me arrepiento porque así, a su manera, es bonito que ocurran las cosas. Después de la cena, hubo un acercamiento lennnnnnto de manos en el reposabrazos del sofá que nos quedaba en medio, hasta que por fin ("¿ese roce ha sido casual? ¿la acerco un poco más? ¿la pongo sobre la suya sin más?" Al final, fingí tener curisidad por su reloj, y ya de paso pues allí encima la dejé, y él me la agarró :) ) . Poco después Lennon se marchó antes de lo esperado, agotado del día tan largo que había tenido, y nos quedamos Ikki y yo frente a la tele; y acordamos que a ninguno nos apetecía realmene ir a la discoteca. Y nos tapamos con la mantita frente a la tele... Y, bajo la manta, mi mano buscó la suya (ahora con más convencimiento, claro). Entonces nos miramos, apartamos la mirada, nos reímos... Y en ese momento, por fin, el ansiado beso.

En esta parte hago un escandaloso fundido en negro, para que el blog no me lo cierren ;) Pero en definitiva, lo importante es que Ikki fue como siempre es: dulce, atento, cariñoso, cuidadoso. Creo que nunca nadie me había besado tanto antes, durante y después del sexo. Me cuesta explicarlo sin entrar mucho en detalles, pero de vez en cuando Ikki me rodeaba con su brazo, o me cogía la mano, o me besaba suavemente, y me susurraba algo bonito.

Entre esas cosas, me dijo algo que también sentía yo, y que es del tipo de cosas que me da miedo decir:

"Qué suerte".

Sí, tengo miedo y me siento muy afortunado a la vez.

Esta era su canción candidata favorita para Eurovisión. (¡¡¡Si alguien sabe como poner videos de YouTube en el blog que me lo explique, por favor!!!) Y la canción, cosas de la vida, define como me siento en estos momentos =) :

http://www.youtube.com/watch?v=erpw_UwLCL4

lunes, 3 de marzo de 2008

Él, y también cosas de clase

Tengo... miedo =(

De qué exactamente es difícil ponerlo en pocas palabras. Así que lo intento poner en muchas:

De que me ilusione mucho y la cosa vuelva a fracasar. De que de un instante a otro la ilusión que Ikki parece sentir se le pase, y yo vuelva a sentir que he fracasado, que esa persona, cuando me ha conocido un poco más, ha perdido el interés por mí.

De que Ikki descubra que yo no soy tan extrovertido como él, tan fiestero como él, con tantos amigos como él. Y de que al descubrirlo se desilusione.

De que Ikki se dé cuenta de que tengo un cuerpo excesivamente delgado y poco atractivo, y problemas de piel que van y vienen, y eso le haga dejar de encontrarme remotamente atractivo, si de verdad lo hace.

Soy lo peor. Le conozco de dos citas y ya empiezo con esta espiral de pensamientos oscuros. Ikki, el pobre, se lo está currando. Hasta ahora, ha sido un encanto: respetuoso, ha ido muy pasito a pasito, y me ha hablad de su vida y de su pasado con una sinceridad y una falta de dobleces que me llega. Ha tenido en dos ocasiones (al día siguiente de cada cita), la iniciativa de enviarme un mensaje para decirme lo bien que le caí y lo bien que se lo pasó, respectivamente. Y yo los releo y los releo y se me pone una sonrisa distraída de felicidad caminando por la calle =) Y si me envía estos mensajes, por qué dudo entonces?

Porque no sería la primera vez que el chico en cuestión, después de un bonito comienzo en el que me dice que le gusto tal cual y que no se aburre conmigo, un día se da cuenta de que se le ha pasado la ilusión y me deja... Ha pasado antes, y todo lo que ha pasado una vez, puede volver pasar infinitas veces :( No hay ninguna razón para creer que esta vez no pase, salvo el instinto de Lennon, que nos presentó. Creo que por culpa de los nervios, no estoy siendo yo mismo, y él habla muchísimo más que yo, y eso me hace preguntarme qué le puede estar gustando de mí en definitiva.

En fin: todo el mundo me dice que no piense tanto, que no me ponga en lo peor y que trate de disfrutar todo lo que pueda. Tienen razón, pero es que me cuesta mucho cortar esta cadena de pensamientos... Esta tarde-noche hemos quedado. ¡¡Qué emoción!! Pese a todo lo que digo, estoy ilusionado...

Sobre la clase:

Esto sería para otro post, pero la verdad es que lleva un tiempo pesándome, así que lo necesito contar para desahogarme. Hoy, una chica de clase que es lo más cercano a mi mejor amiga allí, se despidió d mí un tanto fríamente. Tenía por delante media hora libre, sin embargo prefirió ir subiendo al aula de su siguiente clase. En lugar de quedarse conmigo hablando un rato. Digo que es lo más cercano a mi mejor amiga, y sin embargo no sabe ni siquiera nada de Ikki aún. Porque pasan los días y nunca quedamos fuera de clase, y a veces, ni siquiera entre clase y clase :(

¿Se puede considerar amigo a alguien que nunca ves fuera de clase?

Me entristece mucho cuando pienso que pronto acabaré la carrera... y a lo largo de estos tres años no he conseguido establecer relaciones profundas y auténticas con nadie bajo aquellas cuatro paredes. Mis compañeros me tienen aprecio (algunos, claro), pero desde luego no soy nada de nada en sus vidas. Cuando ponemos el pie fuera de clase, excepto si hay una cena de clase y cosas así, no tenemos prácticamente relación. Durante todo primero y parte de segundo, traté desesperadamente de hacer amigos. Pero lo único que logré es llenarme de tristeza y, para qué negarlo, rencor, porque recuerdo situaciones y frases.

Como la un compañero notando que no tenía ningún plan para el finde y tratando de arreglarme uno con una compañera que siempre es muy cariñosa conmigo dentro de clase. Y ella haciéndose la sueca ante su evidente desinterés y yo sintiéndome fatal.

Como la de otro contándome entre risas que me invitó a un plan con él y otra chica porque temía que ésta se le declarara. Sin darse cuenta en ningún momento de lo que se siente cuando ves que te han invitado porque le eres "útil".

Como cuando alguien te dice "¡¡llámame!!", sin darse cuenta de cuando le dices a alguien esto, le estás dejando en una situación de pobrecito necesitado de ayuda. Y tú, ¿me llamarías a mí?Los amigos no se dicen"llámame": se llaman mutuamente sin más.

En fin. Muchas veces, ante este pensamiento, me digo que debo simplemente agradecerles las cosas que sí me dan, porque entre las relaciones personales no se puede exigir nada, todo lo que se da, se da porque se quiere. Simplemente no he cuajado con ellos. Ya ves: a Lennon y a Terry los conocí en otro entorno y con ellos la amistad surgió de manera espontánea y sin hacer ningún esfuerzo...

Necesitaba hablar de eso, porque muchos días salgo de ese edificio sintiéndome tan solo...

jueves, 28 de febrero de 2008

Frente al tsunami otra vez


El otro día mi amigo Lennon me presentó a un amigo suyo del que estaba seguro que me iba a encantar. Yo estaba hecho un verdadero flan, como me pasa siempre con estas cosas.

Este chico, al que vamos a llamar Ikki, tal como predecía mi amigo, me gustó. Ese tipo de persona difícil de encontrar: sencillo, sanote, sin dobleces, abierto. Físicamente también atractivo, con cara de buena gente; y culto, sin duda mucho más que yo en varios temas :S Era maravilloso escuchar hablar a alguien tan alejado del mundo artificial y frío del que hablaba en el post anterior... Lo bueno de tener a Lennon de intermediario es que ambos pudimos saber cosas a través de él, jajaja, y lo que supe es que yo también le gusté. ¡¡Yo también le gusté!! Y al día siguiente, él mismo me envió un mensaje para decirme que le había encantado conocerme y que si quería quedar un día de estos =0

Hoy, dentro de un par de horas, tenemos nuestra primera "cita", por así llamarla, sin Lennon delante. La verdad es que estoy nervioso...

Embarcarse en un intento de relación con alguien, para mí por lo menos, supone un gran esfuerzo emocional. Ahora estaremos en esa fase inicial en la que aún no hay mucha confianza y queda todo por descubrir. Es la fase de ponerse muy nervioso antes de quedar, de temer si la cosa puede no seguir bien, de comerse la bola pensando en los pasos que ir dando para ir al ritmo adecuado... Ufff. Ya he pasado por esto, y yo, con lo inseguro que soy y la tendencia que tengo de comerme la cabeza, paso muchos nervios en esta fase.

En fin, no quiero contar mucho más supongo que por puro miedo. Sólo espero que si la cosa va bien, espero tener las energías emocionales necesarias para llevar esto adelante...

domingo, 24 de febrero de 2008

Cosas que me pasan por la cabeza de noche


Anoche estuve en una discoteca de ambiente con Terry, Lennon y otra gente. Siempre que voy, siento las mismas emociones y tengo los mismos pensamientos, que son:

1. No me gusta la música que ponen.
2. No me resulta atractivo nadie.
3. Me aburrro.
4. Me siento fuera de lugar.
5. No siento ningún interés por los gogos musculosos y megaguays, ni por la drag queen con gesto de dignidad y de perdonavidas.
6. He pagado dinero por entrar en este sitio.
7. Aquí nunca podría conocer a alguien como Damián. Echo de menos a Damián.

En mucho tiempo no pienso volver a esta discoteca ni a ninguna otra, al menos si se trata de pagar para entrar. Es que es siempre matemáticamente lo mismo. Las mismas ideas me vienen a la mente, el mismo desánimo. Cuando uno sale del armario y se reconoce a sí mismo, cree que ya ha pasado lo peor y que cuando entres en el ambiente estarás a gusto y te sentirás integrado...

Pero no, en realidad es al revés: el ambiente me resulta frío, superficial, aburrido, vulgar, deprimente. No siento ninguna afinidad con el mundo de las drag queens, con la música tecno pop, con las divas. Ya que este es mi blog anónimo, voy incluso a decir algo que en mi vida normal tendría mucho cuidado de a quién y donde decírselo: las drag queens en general me parecen unas pavas y su estética me parece vulgar. Salgo de allí pensando que cada vez que entro en estos sitios, me estoy alejando de la posibilidad de conocer a la gente que vale la pena y que está en todas partes menos ahí. Es difícil de explicar. E inevitablemente pienso en Damián :(

Además, mi amigo Terry, que se ha enamorado como hace tiempo que no lo hacía, comenzaba a deprimirse porque el chico por el que siente esto no parece corresponderle... El amor debería ser como la gripe, debería contagiarse a la persona que tienes a tu lado. Te imaginas lo felices que seríamos... Ya nunca más rupturas ni calabazas... Mi amigo Lennon encaja mucho mejor en este tipo de sitios y él, con su practicidad a prueba de bomba, no se deja afectar mucho por cualquier rechazo: si X no le hace caso pero Z sí, borrón y cuenta nueva. Ligó, se despidió de todos nosotros y se marchó con el chico en cuestión.

En fin. Anoche, rodeado de música house, luces de colores y gente en penumbra bailando, mirando o hablando a gritos por encima de la música, pensaba por dentro si es normal que en cuanto pongo el pie en estos sitios me sienta totalmente asexual. Me preguntaba si debería ir al psicólogo, o si quizás simplemente lo que de verdad me atrae es ver a alguien en su ropa de diario y forma de conducirse cotidianamente, y por ello cuando estoy en estos sitios, al ser todo tan anti-cotidiano, nadie me resulta atractivo...

lunes, 18 de febrero de 2008

Yo en 1996


Llevo muchos días deseando coger el blog con tiempo para desahogarme contando las situaciones en las que me he ido encontrando estos últimos días.

Anoche soñé que estaba con el chico que en la vida real fue mi mejor amigo hace muchos años. Hoy en día ya no tenemos relación. No ocurrió nada muy concreto (la adolescencia, en general) sino que simplemente la cosa se fue disolviendo hasta desintegrarse la amistad. En el sueño, este chico me miraba con frialdad y me decía, aproximadamente: "Podrías arreglarte un poco más. Mira cómo llevas la camiseta". Yo me la miraba... y descubría con desánimo que estaba cubierta de caspa (un poco exageradamente, la verdad, cómo son los sueños). En la vida real tengo efectivamente un problema de caspa que no se va fácilmente, desde luego no con los champús típicos. Va y viene, según el estrés, el tiempo, etc. En fin, el caso es que me sacudía la caspa con desánimo y me sentí transportado horriblemente a mis 15 años, cuando mi amigo en la vida real me dijo algo parecido a esto, y me dolió mucho... Bueno, eso es obvio, porque han pasado 12 años y no se me ha olvidado. Pero bueno, como decía, me sentí transportado a esa edad. Incluso recuerdo visualizarme en el sueño con una camisa demasiado grande para mí que usaba constantemente entonces.

No es que yo sea una persona hoy en día triunfadora, popular y totalmente integrada. Mi vida sentimental hasta hoy ha sido desastrosa, tengo muchas carencias en lo que a habilidades sociales se refiere, y respecto a los granos, pues ya no tengo, pero han venido a sustituirlos otros problemas de piel que no se van a ir con la edad.

Pero la verdad es que soy una persona mucho más feliz que el Ronan de 15 años. Hoy en día cuento con una serie de amigos que me conocen mucho y me aprecian tal cual soy, y eso para mí, sin ánimo de ser cursi, es algo tan total y brutalmente importantísimo que me siento muy afortunado. Muy afortunado. En más de una época (en dos, concretamente) llegué a estar prácticamente solo, y por eso hoy, cuando hablo con Aisha y nos reímos a carcajadas hablando de chorradas, o hablo con Lennon y me mira y sé que me entiende, o hablo con Terry y sé que en el tiempo que me ha conocido hemos creado un vínculo más profundo que con gente que me conoce desde hace años... De verdad que me siento como si me hubiese llegado del cielo un regalo enorme y de valor incalculable. Ronan, el marginado, teniendo amigos de verdad que no están con él ni por interés ni por pena, sino porque juntos estamos a gusto.

Lo mismo sentí cuando por primera vez alguien se fijó en mí de manera sexual, cuando tuve mi primera vez, cuando después de la primera hubo una segunda y alguna persona más se interesó por mí, cuando siguieron ocurriendo cosas de este tipo y un día incluso alguien (Ulises, del que nunca hasta ahora he hablado) quiso intentar una relación seria conmigo. Eso ya fue estratosférico. Yo teniendo pareja. No salió bien, pero la intención existió. Si has sido una persona popular y adaptada toda tu vida, estas cosas te llevan ocurriendo desde tu adolescencia y son cotidianas, pero si te toca ser del equipo de los desplazados, cuando durante años has pasado desapercibido, que alguien se fije en ti es algo enorme.

Por eso esta brevísima pesadilla fue verdaderamente horrible. La verdad es que el Ronan adolescente creo que sigue formando parte de mi, y quizás un día puede volver a ser todo yo, y eso me da tanto miedo. Yo quiero ser feliz, como sea.

Y así parece que termina la historia de Roberto:

Un día, hablando... Sentí que no. Que esto solo podía salir mal. Yo podía ilusionarme y sufrir con una historia que a todas luces no tiene ningún viso de tener futuro. Él podía ilusionarse y sufrir cuando yo decidiera que todo era demasiado complicado. La verdad es que aunque el 99% haya sido en el plano de internet, me dolió decirle que finalmente yo no iba a ir a visitarle a su región, y que lo teníamos todo en contra y que era mejor que descartásemos todo. Es increíble como por alguien que sólo conoces por escrito puedes llegar a sentir cosas. Sé que no estaba enamorado de él, pero en más de un momento me hizo sonreír por dentro con las frases que me decía, y recuerdo la sensación punzante cuando me dijo de broma que ese fin de semana había estado con tres. Si lo piensas es rarísimo. Por un instante quise retirarlo todo y decir "arg, no me hagas caso, me gustas muchísimo y quiero conocerte". Pero no, me contuve.

Roberto y yo no habríamos tenido ninguna química como pareja, eso ya lo veía. No teníamos una conversación sólida, no compartíamos gustos, en fin, nada. Sí que habríamos podido tener una gran química sexual, porque él es del tipo de los que les encanta sentirse protectores y dominantes, y a mí directamente me derrite que me hagan sentirme protegido y aunque suene un poco fuerte, poseído. Igual así escrito suena a sadomaso, o algo así, pero no, no es eso realmente. En fin, seguimos hablando en plan bien, y hasta hemos tenido más cibersexo, jajaja, pero ahora ya se me ha quitado la presión que sentía con respecto a esta historia, y con el paso de los días he visto que he hecho bien. Aunque tengo que reconocer que no he cerrado la puerta totalmente…

...Y así empiezan ahora nuevos dilemas marca de la casa que contaré en otro post =S