jueves, 22 de enero de 2009

Esto por imbécil

Uno de estos días le hablaré a la luna sobre el juego de llorar
y si ella lo sabe, tal vez me pueda explicar
por qué el corazón duele, por qué hay lágrimas
y qué hacer para dejar de estar triste cuando el amor desaparece.

(Dave Berry, "The Crying Game")


A veces uno opina de las vidas de los demás, y todo parece muy evidente, y das consejos. Pero cuando se trata de la propia vida, todos esos consejitos no te los aplicas, y caes.

En la entrada anterior hablaba de cómo Damián me envió un inesperado mensaje por navidad, y de cómo eso me sorprendió y me alegró.

Siempre se me quedó una cicatriz por la forma tan fría en que terminó todo. Este mensaje me pareció una forma de anular ese final frío, porque pensé: "mira, sin embargo se ha acordado de ti después de todo este tiempo. Quizá él también lamenta haber terminado así y por eso este mensaje". También pensé que en navidad uno se siente extraño y a veces melancólico, y hace cosas como esta. En fin, como contaba en la anterior entrada, le dije mi dirección de messenger por si quería añadirme.

Efectivamente me agregó, y esta tarde chateamos por primera vez. En fin, a medida que hablábamos, noté como por dentro me iba sintiendo cada vez más desestabilizado, esa sensación de agitación por dentro que te hace temblar y sentir frío.
Cuando empecé a hablar, yo me sentía perfectamente. Pensaba, "qué bien, ya está todo resuelto para siempre y con final feliz. Se curó la herida, lo he superado y con suerte voy a poder hablar con Damián como amigos, y seguir igual de bien con Ikki".

Pero a medida que pasaba el rato noté aquellos viejos sentimientos de agitación interna invadiéndome de nuevo. La única forma de expresarlo que se me ocurre es, esa sensación de que todo se desestabiliza, que te hace temer que esa noche no vas poder dormir. Damián me preguntó cómo estaba mi corazón, seguramente con miedo de que le dijera que seguía mal por él, pero le conté que estaba con Ikki. La conversación ya no siguió por ahí, él me contó muy por encima como le iba su vida. Aunque le noté algo melancólico, quizá fue solo una impresión, porque todo era por escrito y a veces el tono de una conversación por internet se puede malinterpretar completamente...

La conversación quedó a medias, porque mi conexión funcionaba mal y él, en un momento dado, dejó de hablar. Quizá porque estaba ocupado hablando con más gente, quizá por los fallos de conexión. En este momento ya hablábamos de algo más ligero. El hecho de que yo me plantee si me dejó de hablar porque se cayó su conexión o porque no le apeteció más ya es una mala señal, porque en el messenger es frecuente dejar conversaciones a medias y que la gente pare de hablar de pronto, y uno nunca le da ninguna importancia. :(

No quiero volver a sufrir. No quiero volver a pasar por lo mismo. No quiero cargarme lo que tengo por algo que ya es un capítulo cerrado. Me gustaría que quedase ese final feliz de poder quedar como amigos y yo poder preocuparme sólo de cosas como el buscar trabajo, cómo voy a hacer para poder ver a Ikki pronto (que bastante preocupantes son ya ambas cosas, tanto como para ocupar el 90% de mis pensamientos cada día). Quiero pensar que hoy sólo me he quedado agitado porque era la primera vez que hablábamos después de mucho tiempo, no quiero por nada del mundo volver a la dependencia emocional de si Fulanito me habla o no me habla, porque he pasado por ahí y sentir otra vez ese tipo de dolor me da pánico.