domingo, 7 de junio de 2015

Objetivo: disciplina



Las cosas en mi trabajo van a peor.

Necesito salir de allí cuanto antes. Y necesito, haciendo honor al nombre de este blog, darle a mi vida un profundo giro.

Me resulta deprimente sentirme así, pero la realidad es que con casi 35 años me estoy dando cuenta de lo perdido que me encuentro en muchos ámbitos.

A nivel laboral, como ya expliqué en la entrada anterior, me ha quedado claro que he elegido una carrera para la que realmente yo no era apropiado. No se trata de querer sentirte útil, no se trata de sentir que tu trabajo importa, que también, sino que también se trata de tener unas cualidades personales, como la capacidad organizativa, la capacidad de centrarse en el aquí y el ahora y no perderse en ensoñaciones, el pragmatismo y la capacidad de liderazgo, de las que yo carezco.

Estos días se celebra la feria del libro, y como cada vez que entro en contacto con el mundo del arte y la creatividad, me invade una sensación agridulce: a la vez que disfruto de ello, me entra una envidia tremenda. Ver a toda esta gente que vive de su creatividad, sentados en sus stands, hablando con gente a la que les ha gustado su libro, o, si no son tan populares, tratando de convencerte para que le des una oportunidad a aquello que han creado. Sólo cuando tu trabajo te hace sentir vacío, te das cuenta de la enorme suerte que es vivir del arte.

De pequeño me gustaba mucho escribir, y todo el mundo me decía que tenía mucha imaginación. De una forma medio "mágica", llegué a creer que con desearlo, acabaría trabajando de guionista para el cine o la tele. Pero con el paso del tiempo, y sólo con que uno abra un poco los ojos y observe el mundo, se empieza a dar cuenta de varias cosas.

De que no eres ni tan especial ni tan bueno como creías, y que una vez sales de la pequeña pecera de tu clase del colegio o del círculo familiar, el mundo es enorme y está LLENO de gente muchíiiiiisimo mejor que tú, que escribe maravillosamente y tiene un talento descomunal.

De que eres un vago y te cuesta horrores sentarte a hacer eso que supuestamente "te gusta". De que gran parte de tu tiempo se va en matarlo haciendo tonterías que no te aportan nada al final.

Lo primero realmente no está en mis manos. Que siempre habrá alguien mejor es inevitable. Uno verdaderamente sólo puede competir contra sí mismo, y aspirar a ser  la mejor versión de sí mismo que pueda.

Lo segundo sí lo puedo controlar. Esta pereza y esta dejadez nunca me van a solucionar nada, y si una cosa he observado en toda esta gente que logra escribir su libro, rodar su película, hacer su exposición, etc., es que se concentran en echarles horas a hacer su trabajo. Tienen disciplina, que es el requisito primero y esencial para lograr algo; casi más crucial que otros factores también importantes como el talento y la suerte.

Así que dejo aquí escrita esta promesa de cara a mí mismo: hoy, siete de junio de 2015, me comprometo a dejar de perder el tiempo como lo he hecho hasta ahora, y a empezar a emplearlo en escribir, en aprender, en mejorar. 

Esta entrada empezaba con un tema diferente pero relacionado: la situación en mi trabajo. Estoy muy preocupado y angustiado por todo lo que está pasando (prefiero no entrar en detalles), y respecto a eso sólo puedo intentar evitar que las cosas vayan a peor, y con suerte, ya sea porque logre encontrar otra cosa, o porque ellos me decidan echar,  salir de allí lo antes posible.