miércoles, 30 de enero de 2008

Ten cuidado con lo que deseas...


"Echo de menos las reuniones del Ejército de Dumbledore. Era como tener amigos".


(Luna Lovegood. Harry Potter y el misterio del príncipe)


Luna, uno de mis personajes favoritos, me ha venido a la mente al ir a escribir esto. Hoy por fin terminé los exámenes. Estaba deseándolo... Estaba cansadísimo de tanto estudiar, de pegarme esas panzadas en la biblio, de comer mal, del metro (bueno, de eso no me voy a librar por ahora...). Y hoy terminé por fin los exámenes. ¿Y sabes qué sentí cuando me marché de la universidad después de comentar un poco el examen con mis compañeros...? Vacío. Sentí tristeza, esa sensación de nube gris que se te instala dentro y te pesa.


A ver cómo lo explico: durante estos días, he pasado casi todo el tiempo acompañado. De mi amigo Lennon, que a veces se unía al estudio, o de compañeros de clase, con los que no suelo quedar fuera de clase. Todos teníamos una preocupación común, un tema de conversación común, un no sé qué que nos unía. Pasábamos allí las horas, aunque solo nos uniese una circunstancia externa. Pero se ha disuelto la circunstancia y ahora ya cada uno se va a su órbita.

Bueno, ahora se extienden por delante días en los que no hay ningún plan común. Bueno, sí, estoy dramatizando, sí que hay algún que otro plan común, pero igual siento tristeza porque se haya acabado esta época. Y además... quizás será ya de las últimas de mi vida. Sniff :,(

Quizás me pongo así de tonto porque simplemente tengo un día de esos raros, en los que estás triste y te pones a recordar cosas melancólicas... Y eso sumado a que casualmente ninguno de mis dos mejores (y en esta ciudad, prácticamente únicos) amigos ha respondido a mis mensajes para ir mañana a hacer algo. Seguro que es una casualidad tonta, pero qué se yo...


Continuación de la historia de Roberto:


El otro día hablamos un ratito por teléfono. Muy breve. Qué nervios pasé... Tal como imaginaba la química telefónica no es que fuese abrumadora precisamente... Tiene una voz atractiva, eso sí. Todo apunta a que no debería ir a verle porque no vamos a funcionar como pareja; pero sin embargo, para qué negarlo, me llama el poder sentir una vez más esa sensación ser abrazado por una persona a la que le encanta sentirse protector... Lo siento si suena cursi o perturbado o lo que sea, pero es así, verdaderamente echo en falta que alguien como él me rodee con sus brazos y su cuerpo mucho más grande que el mío y me haga sentir cuidado, a salvo, protegido, arropado, no sé. Freud, si me recibes, aquí tienes material para estudiar...

domingo, 27 de enero de 2008

Una vida como la de mis padres


Sé que prometí que iba a dejar de ser San Ronan, pero ya ves, he fallado. Mi amigo Terry es uno de los pocos gays que conozco personalmente que aspiraban a llevar una vida, cómo llamarla, estándar. Con esto me refiero a que quería casarse, mantener con su marido una relación "cerrada" y adoptar niños.


Fin.

Terry afirma que no ha descartado esa opción, pero que como no sabe si tendrá esa posibilidad, pues ha decidido que se va a acostar con todo el que pueda y le apetezca, sin plantearse nada serio. Y en ello está: su agenda empieza a estar llena. Supongo que generalmente los hombres tenemos un instinto sexual mucho más exacerbado que las mujeres, y claro, si se junta el hambre con las ganas de comer, pues sale Triki, el monstruo de las galletas (qué chiste más malo). Sí, aquí estoy yo, mal que me pese, reforzando el argumento de que los gays son promiscuos. Por supesto que es una generalización y que cada persona es cada persona, pero supongo que si se hiciera una estadística esta sería la conclusión.

Este cambio de actitud de Terry me entristece. A veces me siento como si estuviera montado en un barco que se va hundiendo en plan Titanic, y la gente empieza a saltar de él para no morir absorbida por el remolino. Sólo puedes elegir entre saltar con ellos, o quedarte tocando con los violinistas y morir ahogado. Terry parece feliz, y cada pequeño escrúpulo (emparejados, casados...) va cayendo como una ficha de dominó. Lo siento por sonar moralista y estúpido, pero no puedo evitar pensar que Terry está dejando de ser lo que era para convertirse en alguien superficial.

Tal vez un día yo seguiré su camino y abandonaré la esperanza de tener una vida como la de mis padres. ¿Cuánta gente hay por el mundo que sea compatible con esa esperanza? ¿Cuántos hay por ahí que se parezcan un poco a Damián o a Ulises, que sean nobles y de fiar? Al lado de estas dificultades, conseguir una ley de matrimonios y de adopción de niños me parece, irónicamente, la parte fácil de la ecuación.

La historia de Roberto claramente no tiene pinta de aproximarme a esa vida de la que hablo, la de mis padres. Cada día me debato entre si ir o no ir, si tiene sentido o no. Soy contradictorio, lo sé, lo sé =(

domingo, 20 de enero de 2008

Sin red


Predije para este 2008 mucha más felicidad que el anterior año, porque pensé, aunque sea irracional, que a un año malo debe seguirle uno bueno. Sí, no?

Quizá no. Pero me aferro a la posibilidad de que quizás, un año que empieza mal está destinado a ir a mejor...

Bueno, me dejo de rollos y voy al grano: mi amiga Aisha, de la que hablé en otro post y que se hizo bastante popular, ha roto con su novio. Está destrozada, y él, aunque no le he visto, estará también terriblemente mal. A veces creo que las relaciones son lo peor que hemos de sufrir los humanos, por ser capaces de sentir emociones complejas más allá del hambre, el frío y todo lo demás. Durante un tiempo sentimos todas esas emociones tan intensas de profunda felicidad, euforia, conexión, plenitud... Y un día, casi inevitablemente, uno de los dos deja de sentirse así, y todo salta en mil pedazos. Y el dolor que aparece entonces es tan terrible que las palabras no llegan, como la versión en negativo de todo el sentimiento de felicidad quehemos sentido hasta ese momento. Aisha y su novio, después de todos los momentos bonitos y planes que han compartido, han llegado a este momento.

Otra amiga ha sido finalmente rechazada por la persona de la que estaba enamorada. Poco más se puede añadir. La otra persona ha sido bastante radical, y la verdad es que la impresión que me da es que no lo ha hecho con mucha delicadeza. Más sal para la herida.

Ayer hablaba de estas y otras cosas con un amigo muy especial, Lennon, y se me humedecían los ojos. Lennon me animó con sus palabras, que la verdad es que no sé reproducir. Quisiera tener ese don de saber qué decir a alguien en los momentos malos, pero se me dan muy mal esas cosas, y nunca sé si lo que me animaría a mí puede animar a otras personas.

lunes, 14 de enero de 2008

¿Tiene esto algún sentido?


A través de mi perfil en la página de contactos, conocí hace unas semanas a, vamos a llamarle, Roberto. Roberto era de otra región de España, lo cual siempre es un punto en su contra porque levanta todo tipo de problemas... Sin embargo la verdad es que por la foto me daba mucho morbo, y escribiendo no parecía mal hombre, así que después de alguno mensajillos por el correo interno del perfil, le di mi messenger.

El messenger es en teoría un medio frío en el que no se puede conocer a alguien de verdad... esa es la teoría que la mayoría de la gente mantiene, y yo no estoy de acuerdo. Pienso que a través de la forma de escribir, de las pausas, de la corrección o no de lo que se escribe, de las palabras que elige, se puede saber bastante de alguien. Se puede tener una idea global bastante aproximada de alguien...


Para muestra, un botón: Damián, mi ex-intento-de. Aunque suene ridículo y absurdo, comencé a enamorarme de él ya por internet. Por su forma de escribir supe que era alguien bromista, de carácter fuerte, un poco impenetrable, muy perceptivo, noble, profundo y con cultura general, y también con un complejo de superioridad mezclado extrañamente con bastante inseguridad. Una persona que dice frases rimbombantes sobre sí mismo y al rato se tira por tierra y se autodestruye inesperadamente... Damián también se hizo una idea bastante cierta de mí por inernet: en más de una ocasión directamente supo cuáles eran mis pensamientos respecto a algo antes de empezar yo a teclear. Supe también que el interés que él sentía por mí era mucho más frágil e inestable que el mío por él, y que muy pronto todo esto se vendría abajo y yo me quedaría destrozado por mucho que me preparara para el hostión :(.

Juro que supe todo esto por internet, y no me equivoqué en nada.

Y llegamos a Roberto. Si Damián era bastante reservado, Roberto es una caja fuerte blindada. Cuando nos aproximamos a un tema muy personal, corta el tema con delizadeza pero de golpe. Pero es que de resto tampoco es que sea muy hablador. Y tampoco es muy preguntador. Nuestras conversaciones por el messenger la mayor parte de las veces están arrastradas por mí, haciendo comentarios, dando largas explicaciones punteadas por sus mini-frases y marcadas por pausas anormalmente largas cuando le toca contestar.

Todo esto suena a que no está interesado, verdad? Sin embargo, cuando hago algún comentario del tipo "igual te estoy aburriendo", rápidamente noto como se vuelca y parece preocuparse de que yo me aleje de él. En fin... todo remonta el vuelo un poco cuando sacamos el tema sexual al relucir. Roberto y yo parecemos bastante compatibles en ese tema, y él ahí pregunta más... En fin, estoy hecho un lío. Hemos hablado medio en serio de que yo haga una escapada de fin de semana a su tierra y nos conozcamos, y yo no sé por dónde coger esta situación. No siento que él me esté conociendo de verdad, y tampoco sé si yo me hago una idea clara de él, a diferencia de otras veces. Se me ha pasado por la cabeza que Roberto:

1. Es de esas personas que por medios electrónicos no sabe expresarse emocionalmente.


2. Sólo quiere sexo con alguien parecido a su ex para así superar el haberle perdido.


3. En el fondo está más ilusionado de lo que parece y lo que pasa es que es el típico Neanderthal que no sabe expresar sus emociones y solo se sabe expresar físicamente.


4. No piensa ni siente nada de nada y se limita a ver qué va pasando.

Para ser sincero, voto por una mezcla de todas primando la opción 2 y dejando un poco de lado la 3. ¿Vale la pena ir a otra región, quizás acostarme con alguien que me da mucho morbo (y no es tan frecuente, después del último fracaso...) y dejar la cosa ahí? ¿Es esto una locura? ¿Tengo que dejar de pensar tanto y hacer locuras?

martes, 8 de enero de 2008

Regreso a la Antártida


La verdad es que el primer día de vuelta a clase no ha sido muy bueno que digamos. De repente, creo que he caído en la cuenta de que la peor parte de mi vida en esta ciudad es la universidad y todo lo que ella implica. Es llegar allí y empezar a notar cómo me voy desanimando. Sí, llegué, saludé a gente, nos contamos un poco qué tal la navidad (nunca sé qué más decir aparte de "bien..."), nos deseamos feliz año... Una de las personas, nada más verme, comentó divertido que estaba sonrojado. A estas alturas deberían saber ya cómo es mi piel, deberían saber de sus problemas, de que si no estoy de por si algo sonrojado, me ocurre enseguida con la emoción, los cambios de temperatura... pero bueno, esta persona sintió la necesidad de hacer el divertido comentario, y así hacerme sentir fatal nada más poner el pie en ese sitio. Cuando ocurre esto y la gente se ríe te sientes tan indefenso.


Según avanzaba la tarde sólo fui sintiendo esa desconexión que siento con mis compañeros. A estas alturas ya sé de sobra que si guardo el contacto con dos o tres de ellos tras acabar la carrera ya será mucho, pero no deja de deprimirme el pensar que entre tantísimas personas me siento en general tan marciano. Quizás el peor momento ocurrió cuando ví que dos personas, una supuestamente más o menos amiga, fotocopiaban unos exámenes de otros años. Al pedirles que me lo copiaran a mí también... Se hicieron los sordos.


Desde aquí me comprometo una vez más a seguir bajando el listón de lo que espero de la gente.

viernes, 4 de enero de 2008

...Hemorragia...

Hace más o menos un mes me hice un perfil en una página de contactos. Siempre me habían parecido páginas sórdidas donde sólo habría gente que no querría conocer. Pero en los últimos tiempos había sabido de varias personas que aprecio mucho que tenían un perfil, y pensé: si hay gente como ellos por ahí, habrá más gente que valga la pena conocer, y si ellos se han metido, por qué yo no.


Entre esas personas estaba Damián, mi intento-de-ex (fue tan breve y accidentado, que decir que éramos algo sería exagerar, y decir que no fuimos nada, sería mentir).
Pensé que era hora de remontar del todo y volver a darle una oportunidad a otra persona. En fin, para ser sincero todo está yendo un poco mal. Sigo recordando demasiado a Damián. Poco antes del fin de año, decidí que con la excusa de la navidad, era el momento ideal de escribirle, después de medio año sin saber absolutamente nada de él. Me daba muchísima pena que esta persona pudiese desaparecer de mi vida completamente. Era un mail sencillo: le contaba un poco de mi vida y le preguntaba por la suya, ya que la última vez que supe de él no iba muy bien. Intenté que no fuese ni frío ni excesivamente cálido... En fin, pasaron los días y no respondió, y yo cada día miraba el correo con el corazón en un puño. En fin de año, de madrugada... me llegó un mensaje de él para felicitarme el año nuevo desde un país bastante lejano. El mensaje iba firmado con su nombre. Entonces pensé varias cosas:
1. Quizás no respondió al correo porque estaba fuera.

2. No me había borrado de su agenda del móvil, pese al tiempo transcurrido.

3. Habiendo firmado el mensaje, daba por hecho que yo sí le había borrado a él.
No sabiendo muy bien cómo me sentía, le envié una respuesta de tono alegre contándole que ya volvía de mi fiesta, y deseándole feliz año.
Con el paso de los días, he pensado que si me ha enviado este sms, tal vez un día de estos volverá del viaje y me contestará al email. Pero eso aún no ha ocurrido, y empiezo a pensar que tal vez no llegará nunca, y tal vez debería dejarlo así y conformarme con este mensajillo como punto y final definitivo...
Conocer a Damián fue simultáneamente una suerte enorme y una mala suerte enorme. Quién te iba a decir que en un chat, lleno de gente que busca solamente sexo, una tarde cualquiera ibas a conocer a un chico interesante, de buen corazón, culto, amante del cine y la música y, no vamos a dejar eso de lado, físicamente mi tipo de hombre hecho realidad? Que empezaríamos a hablar y hablar y las palabras surgirían a borbotones, y notaría, aunque fuera por internet, esa sensación extraña que te recorre el cuerpo de arriba abajo y te hace sonreír de oreja a oreja?
Y que sin embargo, poco después, cuando saltamos de la pantalla a la realidad, todo iba a empezar a tambalearse y él iba a empezar a dudar, y finalmente a saber, a saber que no. A veces aún me atormento pensando que yo mismo sabotée mis posibilidades por mi timidez. En internet soy una persona habladora y capaz de llevar una conversación interesante (no lo digo por echarme flores, es lo que percibo...), y en persona, me cuesta más expresarme, no soy tan ingenioso y tengo la obsesión de que soy muy, muy aburrido.
Y así, poco después de enamorarme, de nuevo volví a sentir ese dolor terrible para el que apenas hay palabras. La persona de la que estás enamorado no siente nada por ti. La única forma de describirlo que se me ocurre es un enorme agujero que se te abre en medio del pecho y te absorbe hacia dentro.
Decía que conocerle fue también una mala suerte porque después de haberle conocido a él es como si se hubiese sentado un precedente horrible. Ahora sé que existe Damián en el mundo, y que nunca voy a volver a estar en su vida.
La página del perfil... Ayer leí un perfil de un chico que me hizo sentir fatal. Hablaba en tono muy prepotente y confiado de las cosas de las que estaba harto. Básicamente, venía a decir que nadie iba a encontrar el amor en esa página, que siempre que le escribía gente para hablarle de que estaban felices con sus novios, y que solo buscaban amigos, él terminaba "follándoselos". Que la gente se dejase de romanticismos y tragedias, porque allí se estaba para lo que se estaba. No sé, decía más cosas de este estilo, y que todos mentían, etc. A ver... entiendo que este chico, dado que era realmente guapo, atrajese muchas visitas con supuestas intenciones de amistad que en realidad quieren sexo, y eso le debe de parecer hipócrita. Sin embargo, quiero pensar que cada uno es como es, y nadie puede decir "aquí sólo se viene a hacer tal cosa", como si esa persona conociese todas las historias que tienen lugar allí. Cuando escucho hablar a personas como este chico, el mundo me parece un lugar frío e inhumano, y la idea de que un día todos vamos a desaparecer me hace sentir mejor.
He oído muchas veces esa afirmación sobre los chats de gays: que ahí sólo se busca sexo. Que de ahí no surge ningún amor. Yo, sin embargo, he encontrado el amor dos veces en un chat. Con final infeliz, vale, pero ocurrió, y de los finales infelices no está a salvo nadie.
Pero es innegable el hecho de que personas como Damián hay pocas :( Muy pocas. Hay alguna más?
Otro día, acerca de todos estos temas, haré un post sobre los conflictos de San Ronan con todas estas historias, porque como se puede ver, los conflictos con la afectividad y el sexo no los tengo nada solucionados...

jueves, 3 de enero de 2008

Día Cero


Y el fin de año concluyó. En otras épocas de mi vida tenía terror a esta fecha. Es entonces cuando pienso que efectivamente las cosas pueden cambiar, y cambiar a mejor concretamente. En cuanto comenzaba el curso, yo pensaba "ya no queda mucho para el fin de año", y me sentía angustiarme con el futuro. Esas fiestas a las me daba pánico ir, con esas ropas que me daban pánico, rodeado de esa gente a la que no me sentía nada conectado y que también me asustaba...

El cambio empezó en la uni, cuando conocí a gente, milagro, con la que conectaba. Conocí allí a Arturo (nombre figurado, como siempre), que en su momento fue mi mejor amigo y con el que hoy queda, aunque no la misma amistad, tristemente, sí un vínculo más débil pero aún así perceptible, y a otra amiga, Amalia, con la que sin llegar al mismo grado de conexión, sentía también una cierta complicidad. Yo, haciendo amigos nuevos partiendo de cero. Para una persona más "normal", quizá eston son minucias, pero para mí era algo tan increíble y tan maravilloso. Aún hoy, cada vez que hago un buen amigo, y no es a menudo, desde luego, me siento al menos en ese sentido muy afortunado, porque en los momentos en los que he estado solo pensé que nunca más vería la luz.


En fin: para no enrollarme más de la cuenta, a partir de ese momento me empezaron a surgir planes para fin de año con los que me sentía mucho más a gusto, y el hecho mismo de tener planes ya me hacía sentir bien (se acabó el miedo a la terrible pregunta: "¿qué vas a hacer el fin de año?", y mi respuesta avergonzada "nada".)

Y llegamos al 1 de enero de 2008. En esta ocasión la fiesta fue en la casa de la amiga de un amigo. La verdad es que me gustaría contar alguna anécdota interesante, pero no la hubo: bailamos, hablamos, hice alguna bromilla anormal en mí (viva la iluminaciín tenue!! ;) ) y en definitiva fue una noche normal. Me gustaría decir que fue el fiestón del siglo, pero la verdad es que la noche más divertida del año es siempre una al azar, y solo lo sabes una vez estás viviéndola.

Sí que hay una cosa para comentar, pero por ser el primer post del año, vamos a dejarlo así, y con el pensamiento de que después de un 2007 que fue bastante horrible para mí y mucha gente que me rodea, 2008 tiene que ser mejor.


A todos los que pasen por aquí: muy feliz año!! :)