jueves, 6 de junio de 2013

Junio, julio

Ayer me fui a ver una película, To the Wonder, atraído por el argumento: supuestamente trataba de una pareja que entra en crisis por las dudas que les surgen, y acaban rompiendo. Y aparece un nuevo amor en la vida del chico; pero surgen de nuevo las dudas...

En fin, es muy típico de mí buscar respuestas a mis dilemas en supuestas posibles señales del universo; en películas, canciones, casualidades... Pero desde luego en esa película no había ninguna respuesta a nada: básicamente es un bonito anuncio de colonia de dos horas. No, si alguien aún está a tiempo de evitarla, no se la recomiendo en absoluto. Hay muy poco tiempo en la vida de uno como para dedicarle dos horas a cosas como esta. 

Total, todo esto para decir que dentro de escasos días, Ikki se marchará a vivir a su nuevo piso, y ahí sí que de verdad terminará este espejismo en el que vivíamos, en donde parecía que no habíamos roto. Porque con el paso de los días, poco a poco henmos ido volviendo a nuestro comportamiento de Antes De. Yo cada vez le abrazo y le acaricio más, le hago las bromas de siempre, él me toca como siempre, nos damos algún beso o varios, y como ya sabéis tenemos sexo (que por alguna razón que de verdad no puedo entender, está siendo más frecuente y en algunos momentos más increíble que nunca. ¿A lo mejor la urgencia de que las cosas se terminan?).

Al mismo tiempo que mis sentimientos por Ikki son tan ambivalentes como siempre (le quiero, estoy a gusto con él, tengo ganas de abrazarle y acariciarle; no siento chispa, no me apetece darle besos de tornillo, durante el sexo tiendo a fantasear con otros...), otras partes de mí que estaban dormidas empiezan a despertar con el paso de los días. El señor del que hablaba de pasada en el anterior post, el de mi trabajo, vamos a llamarle Diego, vuelve a hacerme sentir cosas. No hemos avanzado nada, pero el otro día estuvo un buen rato hablándome, y mientras lo hacía a menudo me agarraba el brazo, me tocaba el hombro, me pasó la mano por el cuello fugazmente (contado así puede parecer obvio que hay algo, pero no deja de ser cierto que puede ser una persona muy táctil y que muchas otras cosas que dice y hace apuntan a que es hetero). El caso es que cada vez que me agarraba el antebrazo y notaba el calor de su mano en mi piel, yo... lo siento si suena a telenovela, pero sentía como si me surgiera calor de dentro, subiendo del estómago hacia la cabeza. Una sensación de felicidad difusa, como cuando uno está empezando a emborracharse y se siente a la vez paz y euforia.

En fin. Pese a todo creo que no estoy enamorado, pero desde luego este hombre me despierta cosas que hacía tiempo que no sentía. Cuando está alrededor no puedo evitar estar pendiente de todo lo que dice y hace, con quién habla y de qué, sonreír con cara de tonto a cualquier gracia que haga. Ojalá pudiera pasar algo.

A mi alrededor siento que empiezan a surgir oportunidades, que ocurren cosas. Poco a poco, sutilmente. El otro día un conductor de autobuses que conozco de usar su autobús a menudo me daba su teléfono y me pedía el mío con algo que me parecía una excusa. Hace dos findes un chico me daba su teléfono (y me echaba un sermón sobre mi inseguridad, tras confesarle que no me atraía realmente y explicarle un poco la situación en la que estoy). En fin, son cosas pequeñas y que a la hora de la verdad no han cuajado en nada, pero ahí están. A lo mejor soy yo otra vez buscando señales del universo, como un flipado new age.

A lo largo de este mes y el que viene, voy a dejar de estar junto a Ikki después de tanto tiempo siendo dos en el día a día. Voy a vivir en un sitio nuevo, con compañeros de piso casi desconocidos. Voy a estar solo, para bien y para mal. Las cosas van a cambiar muchísimo.

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