jueves, 27 de junio de 2013

Guardar los cambios y reiniciar

Un montón de cosas están cambiando en mi vida, y más van a cambiar. No sé si a mejor, a peor o simplemente a distinto.

Ikki y yo ya llevamos unas semanas haciendo nuestra transición hacia amigos con un pasado. No es fácil, y hay días en los que la duda de haber hecho lo correcto me corroe. Muy pronto llegará nuestra gran prueba de fuego: se aproxima el día del Orgullo Gay, y el plan es salir de fiesta los dos junto con otros amigos. Ikki, cada vez que surge la ocasión me va preparando para lo que puede pasar: es muy posible que él ligue con alguien, y yo tendré que presenciarlo. Quizás puede que yo ligue con alguien. Yo sé muy bien que verle a él con otro sin duda me va a resultar doloroso. Sí, ya sé que fui yo quien le dejó y no debería ser tan posesivo, pero en fin, la verdad es la verdad. Si se da el caso contrario, creo que me sentiría muy culpable por hacerle presenciar esto. Sinceramente, no tengo ni idea de qué voy a hacer ni de lo que puede pasar. Ni de si esto es en realidad buena idea, un paso necesario si queremos ser amigos, o quizás un error garrafal.

En apenas unos días me mudaré de piso. Mi día a día probablemente va a cambiar mucho: una nueva casa, nuevos compañeros de piso, un nuevo barrio con un ambiente y una cultura radicalmente distintos. Ikki opina que el sitio a donde me voy a vivir "me pega", porque es el barrio de alternativos y bohemios. Ojalá sea cierto, pero si os digo la verdad, siempre me ha parecido que igual que me siento raro e inconformista entre la gente muy convencional, también soy demasiado convencional para la gente alternativa (me gusta el pop, me visto y me corto el pelo de manera bastante simple, considero la extrema izquierda demasiado poco realista...). En fin, como mínimo el barrio está lleno de museos, y eso sí que puedo decir sin dudas que me encanta.

Todo este centrifugado y aclarado de cambios siento que merecían un punto y aparte en el blog. Este sigo siendo yo, Ronan, y esto sigue siendo en el fondo Esa sensación, mi blog de siempre, aunque ahora el título ya no sea ese. Todas las antiguas entradas siguen ahí, porque lo que pase a partir de ahora parte de la base de todo lo que pasó anteriormente.

El nuevo título del blog está sacado de una novela (en cuanto pueda publicaré la cita entera), que en líneas generales trata de la transformación metafórica y literal de un zombi que desea recuperar su humanidad. No, yo no me siento como un zombi ni pretendo algo tan radical, pero mientras leía la novela me impactó muchísimo toda esta subtrama de buscarse y enfrentarse a uno mismo para salir transformado. Hacer ingeniería inversa: desmontarte para después poder convertirte en otra cosa.

Todos los cambios que me están ocurriendo son culpa mía, y ahora estoy en la fase más de "deshacer" que en la de "rehacer". Quizás el resultado final va a ser peor y me voy a dar cuenta de que fui imbécil tirando por la borda lo que tenía, pero ese es el riesgo que hay que asumir.

Mentiría si dijera que a partir de ahora no seguirá habiendo entradas depresivas explicando con pelos y señales lo fatal que me siento por esto y por lo otro y por aquello y bla bla bla, porque este blog no deja de ser como mi diván de psicólogo gratuito... pero mi intención es que no sea lo único.

También quiero hacer entradas tontas dedicadas a cualquier cosa que se me pase por la cabeza y me parezca digna de ser contada, a las cosas curiosas del día a día, a lo que me da rabia, a pequeñas cosas ridículas que me hacen feliz a ratos y que en el día a dia no les puedes contar a casi nadie porque te tacharían de loco.

Pues eso. Empezamos otra vez.

No hay comentarios: