lunes, 11 de octubre de 2010

Verde

Mi amigo Eric, de pronto, me enseñó un video-montaje de fotos que había realizado un antiguo compañero de clase. Salía mucha gente de la carrera (éramos muchísimos), en fiestas, en bares... Hacia la mitad del vídeo empecé a pensar que yo no iba a salir, porque según las fotos iban pasando, alguna gente se iba repitiendo y yo no salía. Mi amigo, un poco insensiblemente por su parte, dijo de pronto: "No has participado mucho en la carrera". No supe muy bien qué decir.
Mentiría si dijera que no me dolió, pero por otro lado pensé que realistamente nunca me sentí muy unido a aquel grupo de gente. A un grupo de entre ellos les guardo cariño, y a un sub-grupo a su vez de estos les tengo más cariño y seguimos en contacto aunque ya no estemos en la misma ciudad. Pero digamos que al grupo "principal" grande de la clase nunca me sentí próximo.

No sé si Eric me enseñaba este video para decirme algo indirectamente, o si era solo una curiosidad (es de esta gente que pasa mucho rato en facebook, messenger y etc) y el comentario le surgió espontámeamente. El caso es que... sorpresivamente aparecí por fin en una de las fotos, una foto grupal donde no es que pintara mucho de todas formas. Y para más sorpresa aún aparecía en los "créditos" del video. Y me sentí un poco mejor, ya ves, pero pese a todo esto me dio pie a pensar muchas cosas...

Una amiga bloguera, Maribel, que hace mucho que no escribe, más de una vez me dijo que me haría daño a mí mismo mientras siguiera comparándome con los demás, cosa que hago mucho realmente y que no me sirve de nada. Me comparo, me comparo intensamente y eso me hace dudar y pisotear mi autoestima. Una parte de mí quisiera haber sido popular y salir más en esas fotos. Y otra parte me dice que yo con esa gente no tenía nada que ver y que hacerte amigo de gente que no es nada afín a ti además de no aportarte mucho... en ocasiones te hace daño. Porque es un constante enfrentamiento a tus verdaderos sentimientos y a tu verdadera personalidad. Y además recuerdo a otra gente de la clase que tampoco aparecen en esas fotos y sin embargo parecían gente feliz. Lo más importante de sus vidas ocurría fuera de aquellas clases y aquellas fiestas, y la gente más importante de sus vidas no eran los de la clase. Igual que yo, vamos.

Pero me queda siempre esa vocecita que te dice que estás mal, que eres defectuoso por no ser más parecido a la mayoría. Es difícil acallar esta voz cuando las situaciones que te hacen pensar esto son inevitables en el día a día. Quizás me ha tocado ser de un subgrupo de personas que que casi siempre van a estar en los márgenes, conm gustos, opiniones y maneras de pensar que casi nadie comparte. El hecho mismo de usar internet para escribir en un blog ya es una rareza, porque a mi alrededor veo que la gente lo usa casi exclusivamente para colgar o mirar fotos en facebook, ver videos y pelis y entrar al messenger. No sé de nadie que lea páginas, que lea la wikipedia, que escriba, que vea pelis que no sean sólo taquillazos. Me siento un perro verde y me agobia =/

lunes, 30 de agosto de 2010

Betty está sola

Mi amiga Arianna es guapísima, tiene estilo vistiendo, es simpática y posee una inteligencia afilada.

Ayer nos hablaba de una nueva compañera que tienen en su trabajo. La chica es algo así como Betty la fea: tiene una voz ridícula y aguda, carece de estilo vistiendo, es torpe para aprender y por lo que cuenta parece que es poco inteligente (en esto quizás Betty no fuera igual; no ví mucho la serie pero creo que la protagonista si algo no era es tonta). Encima parece que sus habilidades sociales dejan un poco que desear, porque les ha contado cosas muy personales que resultan inadecuadas. Quizás lo hizo tratando de ganarse la simpatía de sus compañeras (esto ya son suposiciones mías), pensando que si revelaba algún problema íntimo las otras empatizarían con ella y se integraría por fin. Error...

Empecé riéndome con su imitación. Sin embargo, en algún momento empezó a resultarme deprimente la anécdota. Si te pones por un instante en su piel, es horrible. Es fácil estar del lado de la mayoría popular y sentirnos todos unidos y superiores machacando todos juntos a Betty, la presa fácil, la oveja en la manada de lobos. En mi primer trabajo de enfermero yo también fui Betty. Mis compañeras eran todas rápidas, inteligentes, populares, guapas (bueno, no todas eran guapas ni inteligentes, pero lo compensaban con un carácter fuerte y el poder que te da estar integrado). A mí me costaba sudor y lágrimas (cuando no las tenía delante) llegar al final del turno con la impresionante carga de trabajo que había en ese hospital y el escaso compañerismo que había, al menos conmigo. Fue un contrato por sustitución de tres meses. Solamente su "breve" duración y el apoyo de Ikki impidieron que no acabase completamente destrozado.

Arianna quizás nunca ha experimentado lo que es ser Betty y probablemente nunca lo hará. Cuando la historia comenzó a hacerme sentir mal, traté, tibiamente, de decirle que quizás la chica sólo trataba de congraciarse con ellos y que igual se sentía sola, pero no puse mucha convicción, porque Arianna es mi amiga y a esta chica ni la conozco, por lo que me avergüenza adoptar el rol del pepito grillo santurrón. Lo de siempre, vamos. Quizás si yo hubiera sido amigo o familiar de Pinochet, le habría reído las gracias mientras él explicaba cómo sus militares torturaban a gente, y ninguno nos hubiéramos atrevido a oponernos a él abiertamente. Hasta que años más tarde el mundo nos juzgara, y entonces, sólo cuando la mayoría y los poderosos ya no estuvieran de nuestro lado, seríamos capaces de reconocer abiertamente que aquello era atroz, y que nosotros simplemente dejamos que ocurriera.

Cada día estoy más convencido de que el mayor acto de valentía del mundo no es ser bombero, policía, etc; sino nadar contra la corriente y exponer tu opinión y tus sentiminetos a riesgo de ser marginado por todo el mundo, empezando por quienes más te importan.

domingo, 8 de agosto de 2010

Borracho para siempre

A veces me pregunto: la personalidad que nos sale al emborracharnos ¿es la verdadera que llevamos dentro oculta? ¿O lo es la que tenemos al estar sobrios y esa es una versión alterada?

Alguna gente se puede ofender al leer este post, lo sé. Sé que para muchas personas el alcohol es un gran problema, a lo mejor incluso el mayor problema de sus vidas; aquello que ha roto sus familias, etc. No pretendo ofender a nadie diciendo lo que voy a decir, de verdad.

Pasé unos días en el pueblo de Ikki. Para mí, ir a pueblo de Ikki siempre es en cierto modo una prueba a superar, y él es consciente. Yo, que soy tan tímido, me veo expuesto a que un montón de gente me conozca, a las cual tengo que saludar y con la que tengo que ser lo más agradable posible... El grupo de amigos de Ikki es otro gran escollo a superar. Usando una metáfora, si mi grupo de amigos fueran animales, serían algo amistoso y poco amenazador, como un cachorro de perro de buen carácter. Si sus amigos lo fueran, serían... algo rápido, ligeramente amenazador, siempre en manadas muy grandes, con un sentido del humor afilado. ¿Un grupo de perros-lobo? Son inteligentes, mordaces, rápidos mentalmente, ágiles a la hora de poner apodos (a veces apodos sin mala intención, otras... un poco crueles). Hablan a mucho volumen, se ríen a carcajadas, contestan rápido. Su sentido del humor es del tipo de humillar suavemente a alguno del grupo, de ridiculizarlo de alguna manera o recordarle una anécdota humillante que protagonizó. En fin, no estoy diciendo que sean mala gente porque no lo son, es simplemente que son un grupo con una forma de interrelacionarse un poco violenta en sentido metafórico (y de adolescentes, en sentido literal).

El caso es que el primer día que salimos con ellos, el viernes, me lo pasé muy bien. Fui bebiendo y poco a poco llegué a emborracharme. Cuando me emborracho me convierto en la persona que querría ser todo el tiempo: de repente ese duendecillo que controla lo que digo o no digo, que juzga si es apropiado o no, que piensa y piensa en busca de comentarios y bromas que me permitan integrarme en el entorno... desaparece por completo y simplemnte soy. Todo lo hago con espontaneidad, hablo y me muevo sin pensar, desaparecen las dudas, me río con facilidad. Surge dentro de mí una extraña intuición que no sé dónde anda oculta el resto del tiempo y que me permite entender más fácilmente a todo el mundo porque de alguna forma es como si captase sus pensamientos. Me divertí un montón con el, normalmente para mí, difícil grupo de Ikki.

Puede sonar mal, pero me encanta el Ronan borracho, y desearía poder ser así todo el tiempo. Ese es mi pensamiento principal cuando estoy borracho, y en esos momentos no entiendo por qué no puedo atrapar ese estado, esa tranquilidad, y conservarla conmigo todo el tiempo, hasta la mañana después y para siempre. Quizá no estoy descubriendo la pólvora, pero a veces me pregunto por qué necesitan beber personas como, sin ir más lejos, Ikki, que ya son extrovertidas y seguras de sí todo el tiempo.

Al día siguiente volvimos a salir, pero yo estaba cansado y el alcohol ya no me hacía el mismo efecto, además de que otras circunstancias cambiaron un poco. Fue como arrastrarse por el barro. Finalmente, una vez más no he podido aferrarme a ese sentimiento de seguridad y conservarlo. Pero si esa personalidad está dentro de mí, habrá alguna forma de sacarla sin necesidad de beber, ¿no?

martes, 6 de julio de 2010

Cinismo o esperanza


Esta mañana me pasó algo que seguramente os haya pasado alguna vez a muchos. Estaba en la cola del banco cuando el señor que estaba detrás de mí empezó a hablarme. "Te gusta leer, ¿eh?" (Yo leía mientras esperaba). "¿Estás estudiando?" "¿De qué trabajas?". Y bueno, preguntas de este estilo. Yo la verdad estaba bastante incómodo por la situación. Quizás soy un malpensado y malinterpreto la situación, pero me parecía que el señor quería ligar conmigo. Se me da muy mal cortar a la gente porque me siento obligado a ser amable y no veo la forma de parar estas situaciones... así que trataba de sonreir y de seguirle la conversación sin mostrar mucho interés pero al mismo tiempo sin mostar claramente desinterés. La verdad es que es difícil cuando al fin y al cabo no me había dicho nada irrespetuoso, en definitiva.

El caso es que la conversación tomó repentinamente un giro filósofico: el señor me explicaba que la gente joven era inconsciente y no se daba cuenta de cómo los gobiernos y las empresas les engañaban y sólo se dedicaban a estar con los amigos y no reflexionar en nada; pero que un día se harían mayores y se verían solos, porque según él, cuando nos hacemos mayores los amigos desaparecen.

No es el primero que dice algo así, y a veces me preocupa esa perspectiva. Él era una de estas personas mayores que han ido desarrollando una visión cínica de la vida y las personas. A veces me parece que crecer en cierta manera consiste en eso, en ir haciéndose más cínico y desconfiado, lo cual me parece deprimente. No es que yo sea una persona de muchos amigos, pero los que tengo los valoro mucho y siempre me entristece mucho cuando la relación con uno se estropea o de diluye. Quiero mucho a Ikki, pero a veces pienso que las amistades si las cuidas pueden ser para siempre, pero las parejas aún con todo el cuidado del mundo se pueden romper. Lo cual es contradictorio con lo que he dicho hace dos líneas, pero en fin.

Mi turno llegó y el de este señor también (en otra mesa), y sintiéndome muy avergonzado, sin saber muy bien qué hacer, me fui sin despedirme. Tenía miedo de que si mostraba mucho interés le enviara una señal equivocada, pero la verdad es que me dio remordimientos irme así.

Y las cosas que me dijo se me quedaron flotando en la cabeza. No es que yo sea la persona más optimista del mundo, pero quiero creer que existe la posibilidad de conservar los amigos para siempre; y que el futuro con suerte no se va a parecer tanto al de las películas de futuros distópicos.

martes, 1 de junio de 2010

Bajo el mar


Si lo piensas, Ariel, la sirenita, tuvo muchísimo valor cuando decidió arriesgarlo todo por poder subir a la superficie y tener una oportunidad de estar junto al príncipe, con la oposoción de todo su entorno. No sólo porque se arriesgaba a perderlo todo si el príncipe no la besaba en el plazo convenido, sino por lo que venía después si finalmente la besaba. Perder una parte de su cuperpo y trasformarla en otra. Abandonar su tierra natal y de hecho no poder volver nunca a ella. Dejar atrás irreversiblemente a su familia y amigos de siempre.

Bueno, es una metáfora exagerada e irreal, pero yo a veces también me siento "bajo el mar". Tiene gracia porque estos días, accidentalmente, me he topado con dos entrevistas de personas que comentaban cómo les encantaba vivir en tal sitio y cómo les costaría mucho irse a otro lugar porque no tendrían tantas posibilidades. Me daban muchísima envidia... La ciudad en la que vivo es, de hecho, mediana, y paradójicamente viene gente a vivir aquí desde varios sitios del mundo por, según sus palabras, lo bien que se vive aquí. Supongo que tu perspectiva cambia cuando te vas a jubilar y lo único que deseas es que tus días pasen tranquilamente.

Pero a mí me gustan las ciudades grandes y con muchas cosas por ver y por hacer, y a veces este sitio me agobia por su casi total ausencia de cultura. Supongo que eso revela de mí que soy una persona muy ambiciosa, pero cuando he visitado una de esas ciudades y veo en cada esquina muestras de todo eso que no está a mi alcance, me entra una lejana sensación de desarraigo. En casi cada esquina parece haber una cartel luminoso que exclama "¡posibilidades!". Revistas gratuitas sobre exposiciones y conciertos de grupos conocidos y extraños en pequeños bares o escenarios grandes, teatro amateur en cafeterías y teatro "normal" en salas, magos, asociaciones, tiendas de todo tipo, gente que se dedica a las aficiones más raras, redes de transporte que permiten prescindir del coche... Y si te cansas de tanto barullo, ahí están los parques.


Los que viváis en una ciudad grande pensaréis que las idealizo y que el día a día es horrible porque hay ruido, contaminación, atascos, etc. Pero de hecho viví durante unos años en una ciudad así, mientras estudiaba, y todo esto que digo lo viví. Y el ruido, aunque a veces molesta, también es un sinónimo de vida. Coger el metro nunca me pareció un rollo, un rollo es no poder disponer de un metro que te lleva a los sitios cómodamente sentado mientras lees un libro (nunca leí tanto como cuando vivía allí; cómo disfrutaba de un buen libro mientras en metro traqueteba). El hecho mismo de conocer a Ikki y a otros amigos fue dado gracias a que, como era una ciudad grande, existía una asociación LGTB a la cual le estoy agradecidísimo por todo lo que me dio.

Quizá sueno desagradecido. El sitio donde vivo me ha dado un buen empleo en época de crisis y la posibilidad de estar cerca de Ikki combinadas... Pero no puedo evitar seguir deseando cambiar de aires.

miércoles, 21 de abril de 2010

Sin más

Hace unos días ha sido noticia la salida del armario de Ricky Martin. Lo anunció en una carta publicada en su página web, donde daba unos rodeos tremendos acerca del valor de ser como eres, encontrar la paz dentro de ti, el amor...

Siendo como es un personaje tan famoso y encima un sex symbol, ha generado mucho revuelo, aunque el comentario que no paro de oír es "pero si ya se sabía". Siempre me ha dado un poco de rabia esa supuesta sabiduría popular de quién es gay y quién no, porque a muchos se les llena la boca afirmando con toda seguridad que fulano o mengano es gay, hasta que un buen día aparece un hijo secreto, una novia de años con la que llevaba una relación secreta por puro deseo de mantener la intimidad... Y entonces toda la tropa de gente que decía "saber" desaparecen. Todos lo sabíamos todo una vez ha pasado.

Pero a lo que iba es a la carta de Ricky Martin... ¿Hacía de verdad falta este despliegue de discurso new age? ¿Hacía falta en realidad ningún discurso ni ninguna declaración? A lo largo de la historia tenemos a personas que han sufrido muchísimo por su orientación, cuando la cosa estaba mucho más cruda que ahora, o en sitios donde no ser heterosexual es un gran problema. No hablo ya sólo de países determinados, sino de pueblos pequeños, barrios conflictivos o directamente familias que carecen de la capacidad de amar a sus seres queridos de forma incondicional, que es en mi opinión la primera y principal cosa necesaria para formar una familia. Un padre que no puede amar a su hijo a menos que este sea un pequeño clon de sí mismo no debería nunca ser padre.

El caso es que estas personas han soportado la cárcel, el destierro, el rechazo de la familia... o bien han logrado salir a flote y se han ganado el respeto de los demás. (Y que conste que pienso que el respeto, en un mundo ideal, no debería hacer falta "ganarlo"). Ser homosexual es algo completamente normal, mundano, carente de interés, igual que ser lituano o francés, ser rubio, alto o bajo; es sólo que algunas personas aún no lo han llegado a comprender.

Me parece perfecto que RM deje de mentir (porque una cosa es no hablar de tu vida personal y otra inventarse novias), pero envolver una cosa tan sencilla de misticismo y magia me resulta ridículo. Ricky se mueve en un mundo donde no va a tener ningún problema grave relacionado con esto, el mayor riesgo que corre es dejar de vender discos y entradas y pasar de ser supermillonario a un poco menos millonario. La verdadera batalla se libra en otros sitios, sin páginas web ni comunicados, sin una gota de glamour, pero sí, a veces, de sangre y lágrimas.

lunes, 29 de marzo de 2010

El retorno del sol


Por fin, dios mío, por fin vuelve a empezar a brillar el sol y se va marchando el frío. No es que viva en un lugar particularmente frío, pero este invierno se me ha hecho el más largo y duro de mi vida. Quizás mi casa no estaba preparada, quizás ninguna en este sitio poco acostumbrado al frío lo esté, quizás este invierno ha sido particularmente duro (¿cuántas malditas olas de frío ha habido?).

Pero todo eso por ahora se va quedando atrás, y ahora cada día por la mañana al subir la persiana noto como se me sube el ánimo con sólo ver esa luz dorada que lo inunda todo, y que dura (¡sí!) horas y horas. Vuelve la ropa de colores, vuelve ver cómo los cristales de los edificios, el mar, las calles, todos resplandecen. Fuera la ropa pesada, fuera los músculos en tensión, fuera despertarse por la noche rígido por el frío. Puede sonar simplón, pero nunca en mi vida había echado de menos tanto el buen tiempo.

Quiero exprimir todo lo que pueda los meses que vienen. Quiero viajar a sitios nuevos, quiero disfrutar de los ratos libres, quiero sonreír mucho.

Lo que contaba en mi anterior entrada fue el resultado de hacer, simple y llanamente, el idiota. Ronan, por si tienes aún algo de seso, guarda esta nota mental: no tiene ningún sentido ahondar en los recuerdos dolorosos. Es una idiotez buscar en google el nombre de los exes. Es una tentación, a todos nos puede pasar, pero hay que tratar de evitar caer en ella.

Con Ikki se alternan épocas de dudas y épocas de felicidad... Quizás está en mi naturaleza tener crisis cada cierto tiempo, quizás él y yo no vayamos a estar juntos siempre, pero en este mismo momento estoy feliz de estar con él, y pienso en todas las cosas que vamos a poder hacer.

Perdonadme por ser tan bipolar :S ...

miércoles, 10 de marzo de 2010

En la misma piedra

Dicen que es típico de los humanos, ¿no? Yo desde luego caigo siempre.
Esta mañana me he levantado desanimado y pocas energías. Tenía que ponerme a hacer varias cosas aburridas, como limpiar el piso y cosas así. Pero en lugar de eso (gracias, inventor de internet) me puse a perder el tiempo en el ordenador. Y entonces tuve la estúpida idea de buscar en google el nombre de Ulises, un antiguo intento de relación. Ahí es nada, de hace cuatro años.

Lo llamo intento porque estuvimos muy poco tiempo y enseguida la gran diferencia que había entre nosotros, concretamente lo increíblemente soso que soy, hicieron que me dejara. En aquella época yo tenía el corazón abierto de par en par, por cursi que suene, y el dolor que sentí fue tan enorme que me costaba respirar, durante meses. ¿Sabes cuando te parece que nunca volverás a estar bien? Pero ya ves, resultó que más o menos un año más tarde volví a conocer a alguien, Damián, de quien he hablado varias veces en el blog, y más o menos lo mismo volvió a ocurrir.

Cuando me dio por ponerme a buscar en google el nombre completo de Ulises, pensé, tonto de mí, que la curiosidad de ver si salía algo suyo no tenía nada de malo. Caí en un blog que ha creado cpn fotos de lo que va haciendo. Y entonces, esa sensación que hacía tiempo que no sentía, como si Freddy Krueger te masajeara el estomago y el pecho. Ulises en la ciudad a donde sé que se marchó unos meses después de que lo dejáramos (fue lo último que supe de él). Sigue allí, por lo que puedo entender. Ulises de fiesta, de excursión, con los niños a los que da clase, en el piso, en museos, de turismo. en una de las entradas comenta brevemente que echa menos la inocencia que tenía cuando se marchó de su ciudad, donde le conocí. Hay un chico que se repite en alguna que otra foto. Quizás esté con él.

Después de conocer a Damián y de que me volviese a pasar la mismo, y a continuación conocer a Ikki y llevar tanto con él, pensé que como mínimo tenía ya completamente superado aquello tan lejano, pero ya ves, resulta que en un rincón de mi mente seguía una pequeña cicatriz que esperaba que alguien la hurgara.

Ulises parece totalmente integrado en su ciudad, y como siempre parece ir empalmando cenas, excursiones y fiestas. Eso inevitablemente me lleva a compararme con él, en esta ciudad, sin apenas vida social. Esperando que llegue el fin de semana para que venga Ikki y poder hacer cosas con él, ir a sitios, volver a ser persona además de empleado del hospital. Ikki. En los últimos días vuelvo (y van varias veces...) a preguntarme por mi relación con él. Sí, es perfecto, me quiere muchísimo, nunca tendré miedo de resultarle soso, como a Ulises y a Damián. Y yo le quiero, ¿pero de verdad estoy enamorado? ¿O se ha convertido en algo así como mi mejor amigo?

Cada vez pieso más en esto, y me ronda la idea de... cortar. :(

Y si lo hago, surgen detrás miles de otras cosas: el quedarme completamente solo aquí. El no encontrar nunca a nadie más que me quiera como él. Alguien tan difícil como yo, con quien es tan difícil encajar. Que me acepte tal cual después de conocerme a fondo, como él lo hace, con lo mejor y lo peor de mí. La incertidumbre total en el futuro. Si me vuelvo a mi ciudad, que está muy lejos, quizás ya nunca vuelva a estar en contacto con Ikki, y esa posibilidad me parece insoportablemente triste porque Ikki pase lo que pase es una parte importantísima de mi vida, quizás ya nunca vuelva a la ciudad en la que le conocí y donde a pesar de todo hice algunos amigos, ¿y entonces qué sentido habrían tenido todos los últimos años? No sé qué hacer, me siento muy triste.

viernes, 26 de febrero de 2010

La importancia de tener cara

Ayer comí en casa de un compañero de trabajo, Samuel, y caí en la cuenta de varias cosas. Cuando llevas un tiempo en un trabajo es inevitable (y digo inevitable porque no me gusta mucho) ir descubriendo cómo está tejida la red social en ese sitio; vamos, quién se lleva con quién, quién no puede ver a quién, quién es el más discreto y quién el más cotilla, etc. Bueno, os puedo decir una cosa, creo que pocas veces he estado en un sitio en el que se cotillee tanto. El tema central de conversación del hospital es la vida de los demás. Respecto a mí mismo me da bastante igual porque no tengo nada que esconder, pero la verdad es que me incomodan un poco esas conversaciones por dos motivos:

a) Crean situaciones incómodas. Perfectamente puede ocurrir que el tema de la crítica sea alguien que te cae bien, y en ese caso debes elegir entre "defender" a esa persona y por tanto romper con la línea de ese grupo concreto y quedarte fuera, o tragar y escuchar cómo se dicen cosas con las que no estás de acuerdo.

b) En general me cae bien la mayoría de la gente, incluso gente que entre sí se cae mal, por lo que lo que cuento arriba ocurre muchísimo. No sé, creo que hay gente con un carácter tan fuerte que tienen antipatías o simpatías muy fuertes, opiniones tajantes para todas las cosas, y gente como yo, que tienden para bien y para mal a ver todos los lados de las cuestiones, a ver todos los grises y que por tanto entienden casi todos los puntos de vista y les cuesta decidir. Pero cuando se critica a alguien en estas conversaciones los grises no valen, es o todo o nada.

En fin, el caso es que este compañero, Samuel, tiene un carácter particularmente fuerte y por tanto provoca en los demás reacciones fuertes. A muchos en el hospital les cae mal. El caso es que ayer, y siento decirlo, empecé a entender en parte esa antipatía. No voy a entrar en muchos detalles, pero el caso es que Samuel tuvo un despiste a la hora de quedar conmigo que hizo que otra persona tuviese que cocinar de más. Sin embargo, ante mis propios ojos ví como le daba la vuelta a la situación y respondía con bastante intransigencia a la molestia de esta otra persona, además alterando la realidad para defenderse. La realidad pura y dura es que podía perfectamente haber avisado a esta persona con tiempo y se le olvidó. Yo en su caso me habría disculpado enseguida porque está más claro que el agua de quién era la culpa, y la verdad me asombra que alguien sea capaz de dar la vuelta a la tortilla incluso en casos así.

Y la conclusión a la que he llegado es que cuando se tiene cara uno consigue mucho más. Ya véis qué obviedad. Yo, siendo tan correcto y cortado, no hago sino allanar el terreno para que los demás hagan lo que les da la gana: francamente soy imbécil.

Y, relacionado con esto, he caído también en la cuenta de que el miedo que le tengo a mi jefe es una gran tontería. Es típico de mí tenerle miedo a las figuras de autoridad, me ha pasado siempre: profesores, jefes, supervisores, etc. Sé que es algo incrustadísimo en mí y que me costará luchar contra ello, pero debo hacerlo porque veo que a mi alrededor la gente no tiene ese miedo y estoy siendo tonto. Con corrección se puede decir todo, y cada uno es como es. He visto la confianza que se toma Samuel con el jefe y las cosas que le dice. ¡Y yo dándole vueltas a todo! Pues basta. Lo peor que me puede hacer es echarme alguna bronca, con sentido o absurda como alguna que me ha echado ya, o despedirme, y tengo la suerte de que al menos por ahora en mi gremio el paro no es tan fuerte. La única (y lamentablemente, gran) ventaja de vivir en este sitio es poder estar más cerca de Ikki, pero por lo demás esty muy cansado de esta ciudad y tengo muchas ganas de irme...

viernes, 22 de enero de 2010

Hipercrítico

El otro día leía el horóscopo con una compañera de trabajo, en un rato en el que no había nada por hacer.
Sé que es un poco absurdo, pero la verdad es que pienso que en lo que se refiere a las predicciones los horóscopos no suelen dar pie con bola (y si la dan, es básicamente de potra), pero tengo la sensación de que en lo que se refiere a la descripción de la personalidad, aciertan en un porcentaje muy alto, pongamos que un 75%, lo cual excluye a la suerte. Eso me sitúa en una posición extraña entre los que creen en todo el asunto, predicciones incluidas, y los que lo ven todo como una tontería. Pero bueno, al grano: el caso es que este horóscopo me describía, como siempre hacen, como alguien excesivamente crítico y analítico, lo cual me distanciaba de los demás porque tenía tendencia a ponerle pegas a todo y ser muy selectivo con la gente.

La verdad es que reconozco que es bastante cierto, y no me gusta nada ser así. De hecho trato de luchar contra ello, siendo respetuoso con la gente y con sus gustos, pero claro, a veces eso desemboca en no ser muy sincero sobre lo que opinas de las cosas en realidad. Una de las cosas en las que es más evidente es, aunque pueda parecer tonto, en el mundo de internet.

Internet. Uf. Hay mucha tela que cortar. Siendo sincero: me exaspera que la gente se vuelva tan crédula e hiper-sentimental cuando algo proviene de internet. Hablo por supuesto de estos emails que se envían en cadena (por supuesto sin borrar las anteriores direcciones, para que cueste más leerlo y sea más fácil para las compañías de spam recopilar direcciones a las que bombardear) que anuncian cosas como:

1. Que Hotmail va a cerrar tu cuenta o hacerla de pago a menos que reenvíes ese mail a x personas. Mira que lleva años circulando esto y la gente sigue cayendo. ¿Y por qué iba la empresa a emplear un método tan basado en el azar para cancelar las cuentas?

2. Que en el país X comen fetos/perros/gatos. Seguido de unas fotos con señoras del país X haciendo la compra y comprando latitas de fetos. Por supuesto España nunca sale, siempre son países asiáticos, muy lejanos, etc. Qué fuerte que la ONU no haga nada, eh? Y qué fuerte que nunca salga esto en las noticias. Y qué fuerte que nunca nadie que haya estado en el país X haya visto esos supermercados donde se venden los fetos. Y qué fuerte lo xenófobo e inverosímil que es este tipo de mails.

3. Que X niña está enferma y por cada email que reenvíes no sé qué asociación (Make a Wish, por ejemplo) le dará un dinero para pagar la cura. Esto sí que es perverso. Investigando un poco descubrí que no se puede rastrear tan fácilmente cuántas veces se reenvía algo, y, lo más importante, que esta compañía (Make a Wish) existe, pero sus actividades benéficas no consisten en rastrear el reenvío de emails. De hecho reciben muchísimos emails de gente consultándoles cómo va la niña X, etc, y se ven obligados a emplear recursos humanos en negar que exista el caso de esa niña, y que den dinero por reenviar emails. O sea, que pierden tiempo de ayudar a gente en dedicarse a luchar contra esta mentira. A mí esto me cabrea muchísimo.
Y eso dejando de lado la malvada psicología de los que estñan detrás de estos mails. Saben que la gente se "movilizará" porque por un lado manipulan sus sentimientos ("si no lo reenvías no tienes corazón!!"), y por otro porque esa movilización consiste en hacer click y quedarte con la conciencia tranquila.

Mucho menos engorroso y caro que por ejemplo ir al banco e ingresar dinero contante y sonante para Cruz Roja en Haití, o para ayudar a algunas de las Asociaciones de Enfermedades Raras que ayudan a gente real a enfrentarse a enfermedades, algunas terriblemente crueles, que no tienen fármacos porque a las empresas farmacéuticas no les sale rentable.

El último ejemplo es el más delicado. Los emails sentimentales. Seguro que a todos os han llegado. Un amigo o conocido con quien puede que no tengas mucha confianza te envía un email titulado "FW: PARA MÍ TÚ ERES..." o algo parecido. Al abrirlo, se trata de una serie de imágenes de perritos abrazados, de niños jugando con flores, de gatitos acariciando pajaritos, de caballos trotando por praderas, etc, con una suave música de fondo. En cada foto, un texto te explica que tú eres importantísimo para él, que contigo ha aprendido grandes cosas sobre la vida, que te llevará en su corazón pase lo que pase, que con palabras o en silencio siempre estuviste ahí para él...

En ese momento mi yo cínico y crítico sale a flote y me pone en un conficto. Por un lado, es innegable que las cosas que dice el mail y las fotos son muy bonitas aunque sean también cursis. Y el mundo sería un lugar de verdad maravilloso si las personas nos abriésemos unas a las otras el corazón de esa manera en persona (no solo por email). Sería un mundo sin malas intenciones, sin frialdad en las relaciones, lleno de amor y empatía.

Pero al mismo tiempo, pienso que la persona que me lo ha enviado, lo ha reenviado a todos sus contactos tal cual le ha llegado, como una fábrica que hace cien cajas de sardinas iguales y las manda. O sea, que ni lo ha escrito pensando en mí, ni en ninguno de los destinatarios. De hecho para empezar no lo ha escrito ella misma. Por otro lado, a veces te lo envía gente con la que en absoluto tienes una relación tan profunda como el mail da a entender. Y por último, poquísima gente se atreve a decirte en voz alta cosas como las que este mail dice. La gente en persona no habla en ese lenguaje ni le dice esas cosas a cualquiera. Y cuando alguien te las dice, es siempre alguien crucial en tu vida.

Pero el hecho es que a muchísima gente, si bien jamás hablan así y si bien no eres tan importante para ellas como el mail afirma, les parecen preciosos y los reenvían. Por un lado desearía desenchufar el cerebro y formar parte de ese mundo de enternecerse y no pensar en los falso que es todo. Por otro lado, el pepito grillo crítico que menciona siempre mi horóscopo, sigue ahí, hablándome, y aunque finja, no puedo dejar de oírle...

miércoles, 6 de enero de 2010

Este año...


Acabamos de estrenar 2010, y casi todos tenemos esa costumbre de hacer una lista de buenos propósitos que intentar cumplir... Quizás dentro de un año la pueda volver a leer y, con suerte, al menos algunas cosas que me propuse las habré conseguido. Y son estas, sin ningún orden en particular:

1. Perder menos el tiempo. Esta abarca un montón de cosas: lo primero que me viene a la mente es jugar menos a los videojuegos (qué forma más tonta de perder el tiempo, argh, y cómo enganchan). Solo hago excepciones si el juego es algo tipo SingStar, en grupo. Jugar al SingStar nunca es perder el tiempo ;)

2. En esta misma línea, no dejar tan a menudo las cosas para más tarde. Costumbre muy arraigada en mí y que me trae muchos problemas de todo tipo...

3. Planificar más las cosas. Es increíble la cantidad de tiempo y dinero que se pierde a veces por no planificar más... A menudo una decisión precipitada me obliga a gastar más dinero del que hubiese gastado si hubiese tenido más visión de futuro (mientras perdía el tiempo jugando a un videojuego, por ejemplo, je).

4. Ser más asertivo. El verdadero caballo de batalla, el propósito más difícil de conseguir y el que me hago cada año. Ayer mismo tuve dos situaciones en las que se puso de manifiesto lo insegurísimo que soy, la autoestima tan baja que tengo, y lo peor quizás, lo evidente que es esto para los demás y el trato que en consecuencia me dan. Quería contar sobre todo la segunda, pero esta mañana me he levantado bastante alegre y la verdad es que no quiero ponerme a recordar cosas tristes. Y esto enlaza con...

5. Aprender a parar. A no revolcarse en los pensamientos tristes y darle vueltas y vueltas a lo que te preocupa o te hace sufrir. Una cosa es reflexionar en busca de una solución y otra muy distina es autoflagelarse. Aprender a relativizar y a no obsesionarse.

6. Y cuando te asalten esas emociones, centrarte por un momento en aquellos que de verdad te importan, que de verdad te quieren, y pensar que aunque en ese momento te sientas fatal, teniéndolo todo en cuenta tenemos suerte.

Y ya está. Sin darme cuenta he ido de lo más práctico a lo más abstracto, pero todo son cosas muy importantes para mí. Así que, sin más, voy a cumplir mis própósitos y a empezar por acabar esta entrada, salir de internet y ponerme a acabar tareas pendientes ;)

¡Feliz año a todos!