lunes, 29 de julio de 2013

De dónde vengo, a dónde voy, qué c--- estoy haciendo

Hace unos días explicaba que Ikki me dijo que él (o una parte de él) iba a estar ahí siempre, pero que yo debía seguir adelante y buscar a otros...

Él lo hacía. Desde el principio me dijo que no sería una monja, y desde luego nadie podría exigirle semejante cosa, aunque luego cada vez que yo lo he sabido, de una manera u otra, me he sentido fatal.

Por otra parte, me pregunto el sentido exacto de lo que dijo. ¿Quizás quiere que me "desfogue" y una vez pasada esa fase pueda volver con él? ¿O lo dijo en el sentido de que estemos así para siempre, que siempre podremos ser follamigos pero que no me centre en él exclusivamente? Igual tendría que haberle preguntado, pero aquel no era el momento, y para qué os voy a engañar, me da mucho miedo hablar con claridad con él.

El caso es que de una manera o de otra decidí dar el paso, y entrar en ese mundo en el que apenas antes había dado algún paso: el de las relaciones de una noche (o de un mediodía o una tarde...). Todo empezó bastante bien.

Pero poco a poco la sensación que tengo es que nado en la parte de la piscina donde no hago pie.

Entrando en ese mundo, es importantísimo ser muy claro y no engañarse ni llevar a engaños. He intentado serlo, pero finalmente he terminado metiéndome en una situación complicada. Por un lado está A, con el que todo salió muy bien, es evidentemente experimentado en ese terreno y en principio nada de malo. Pero recientemente me dijo que quería repetir, y ya de eso no estaba yo tan seguro. ¿Y cómo se lo dices?
Con B desde el principio no me pareció el tipo de persona que quiere algo así. Se lo expliqué, y me dijo que sí, que vale, pero luego su forma de hablar (de wasapear), no me da a entender eso. Parece una persona sensible y cuidadosa, y no, no me parece lo adecuado :(

Y con el tercero la cosa se ha ido más aún de las manos. Aún no nos hemos conocido en persona por la circunstancia de que ni él ni yo estábamos en la ciudad habitual, pero hemos... hablado un montón. En ese hablar un montón ha habido tanto "pornoconversaciones", como las llamamos, y que no puedo negar que he disfrutado mucho, como cosas más del día a día, y la consecuencia es que con Arturo, vamos a llamarle, se empieza a ir también la cosa de las manos.

Arturo tiene increíbles parecidos con Ikki que me hacen preguntarme si esto es una especie de mensaje del destino que no llego a entender, y parece una persona simpática y cariñosa, muy cariñosa. Y aunque sea todo a nivel "virtual", parece que está sintiendo más de la cuenta. No puedo decir que no lo entienda porque he estado ahí, y en su momento viví uno de los enamoramientos más intensos y dolorosos de mi vida... casi al cien por cien (menos dos findes) por internet. Yo trato de recordarle a Arturo periódicamente el estado en el que estoy y lo que puedo y no puedo dar ahora mismo.

Y me da la sensación de estar pisoteando un jardín. De ser un cabrón.

Y alrededor Ikki, y yo sintiéndome totalmente perdido y con un nudo en el estómago.

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