Menuda preguntita, eh? De eso trataba un artículo de una revista que estuve leyendo hoy. Básicamente, se trata de un egoísmo altruista. Se trata de desear la felicidad de esa persona, se trata de desear que seas tú el que se la proporcione, y se trata de desear que él o ella haga lo mismo por ti. Si esto no es un salto mortal emocional, que baje dios y lo vea. El amor puro, auténtico, después de leer esto, creo que algo muy, muy poco frecuente. Lo que las personas suelen vivir es una especie de borrachera de sentimientos que surgen de otras cosas: de la necesidad de afecto, de la atracción pura a secas, de la inseguridad, del egoísmo (que es como la inseguridad pero en el punto en que empieza a ser dañino... en el caso de los maltratadores, por ejemplo...).
Después de leerlo, pensé dos cosas: que en realidad quizá nunca he estado enamorado, y que lo mío no es normal. Esto último ya lo pensaba de antes.
"Lo mío": seguir recordando diariamente a Damián, esa persona con la que compartí la friolera de dos meses, la mayor parte del tiempo a través del teléfono, el messenger y los sms. Nada. Un parpadeo. Y sin embargo, aún le recuerdo cada día, y aún llegan momentos en los que la idea de haberle perdido para siempre me da ganas de llorar, y de desaparecer, y de volver a vivir esos momentos de felicidad parejil, y de haber hecho varias cosas de otra manera, y, tal vez, de no haberme conectado al chat aquel día y no haberle conocido nunca. Es evidente que seguir en contacto con él, no habiéndolo superado, sería una mala idea, sería doloroso y tal vez no cerraría la herida nunca...
Pero es que una de las cosas que más, verdaderamente más me duelen es el pensar que esta persona, con la que compartí tantas cosas aunque fuese en un tiempo muy breve, a la que le conté tantas preocupaciones mías, a la que (lo siento por la cursilería) le abrí mi corazón, y le dejé entrar tanto emocionalmente como físicamente... ha desaparecido totalmente de mi vida. Completamente. Para siempre.
La idea me mata.
Esto no se puede hacer así, sin más. Darte emocionalmente a alguien y ver como esa persona desaparece. Es como si dentro de mí hubiese dejado un boquete, un agujero donde antes había una serie de sentimientos, de cosas casi físicas. A veces me temo que esta vez es la definitiva y que ya nunca más voy a sentir esas sensaciones nunca más, porque la parte de mí que se encargaba de eso, como los pulmones se encargan de respirar, ha dejado de existir. Y porque, sé que es un tópico, me parece que personas como Damián hay tres mal contadas y que la gigantesca casualidad de que yo conozca a otro como él simplemente es tan, tan, tan remota que no se va a repetir. Y como decía el otro día, cuando salgo de noche, cuando conozco a más gays, no hago sino reforzar esa idea.
Volviendo al principio, decía que, sin embargo, esto no es amor... Es obsesión (sí, sí, como la canción... ya ves, hasta de la música pachanguera hay cosas que aprender. Esto no es coña!! No lo digo en plan irónico!). No es amor, porque si fuera amor, Damián y yo hubiésemos funcionado como pareja, él habría llegado más allá del subidón inicial, y yo no habría sentido aquella perpetua inseguridad que me asaltaba a cada momento: es este mensaje más frío? Por qué no me dice las ganas que tiene de verme otra vez? Me irá a dejar de un momento a otro? Creo que en el caso del amor real, todas estas dudas no se dan.
Y esto a la vez es un consuelo y un motivo más de tristeza. Tristeza, porque esta experiencia que para mí ha sido tan impactante y demoledora, es sin embargo un error, un globo lleno de aire, una cosa que parece mucho y no es nada. Por más dolor que sienta, esto ni siquiera es amor :( Y esto hace que mi historial sentimental sea aún más ridículo y pobre que antes...
El consuelo: que, por el lado positivo, esto debería animarme a pensar que si esto no fue amor y solo fue un error, la cosa ya solo puede ir a mejor. Yo me curaré antes o después, aprenderé de los errores, y quizá la próxima vez estaré más preparado para distinguir la obsesión, la atracción y la necesidad de afecto del verdadero amor.
Después de leerlo, pensé dos cosas: que en realidad quizá nunca he estado enamorado, y que lo mío no es normal. Esto último ya lo pensaba de antes.
"Lo mío": seguir recordando diariamente a Damián, esa persona con la que compartí la friolera de dos meses, la mayor parte del tiempo a través del teléfono, el messenger y los sms. Nada. Un parpadeo. Y sin embargo, aún le recuerdo cada día, y aún llegan momentos en los que la idea de haberle perdido para siempre me da ganas de llorar, y de desaparecer, y de volver a vivir esos momentos de felicidad parejil, y de haber hecho varias cosas de otra manera, y, tal vez, de no haberme conectado al chat aquel día y no haberle conocido nunca. Es evidente que seguir en contacto con él, no habiéndolo superado, sería una mala idea, sería doloroso y tal vez no cerraría la herida nunca...
Pero es que una de las cosas que más, verdaderamente más me duelen es el pensar que esta persona, con la que compartí tantas cosas aunque fuese en un tiempo muy breve, a la que le conté tantas preocupaciones mías, a la que (lo siento por la cursilería) le abrí mi corazón, y le dejé entrar tanto emocionalmente como físicamente... ha desaparecido totalmente de mi vida. Completamente. Para siempre.
La idea me mata.
Esto no se puede hacer así, sin más. Darte emocionalmente a alguien y ver como esa persona desaparece. Es como si dentro de mí hubiese dejado un boquete, un agujero donde antes había una serie de sentimientos, de cosas casi físicas. A veces me temo que esta vez es la definitiva y que ya nunca más voy a sentir esas sensaciones nunca más, porque la parte de mí que se encargaba de eso, como los pulmones se encargan de respirar, ha dejado de existir. Y porque, sé que es un tópico, me parece que personas como Damián hay tres mal contadas y que la gigantesca casualidad de que yo conozca a otro como él simplemente es tan, tan, tan remota que no se va a repetir. Y como decía el otro día, cuando salgo de noche, cuando conozco a más gays, no hago sino reforzar esa idea.
Volviendo al principio, decía que, sin embargo, esto no es amor... Es obsesión (sí, sí, como la canción... ya ves, hasta de la música pachanguera hay cosas que aprender. Esto no es coña!! No lo digo en plan irónico!). No es amor, porque si fuera amor, Damián y yo hubiésemos funcionado como pareja, él habría llegado más allá del subidón inicial, y yo no habría sentido aquella perpetua inseguridad que me asaltaba a cada momento: es este mensaje más frío? Por qué no me dice las ganas que tiene de verme otra vez? Me irá a dejar de un momento a otro? Creo que en el caso del amor real, todas estas dudas no se dan.
Y esto a la vez es un consuelo y un motivo más de tristeza. Tristeza, porque esta experiencia que para mí ha sido tan impactante y demoledora, es sin embargo un error, un globo lleno de aire, una cosa que parece mucho y no es nada. Por más dolor que sienta, esto ni siquiera es amor :( Y esto hace que mi historial sentimental sea aún más ridículo y pobre que antes...
El consuelo: que, por el lado positivo, esto debería animarme a pensar que si esto no fue amor y solo fue un error, la cosa ya solo puede ir a mejor. Yo me curaré antes o después, aprenderé de los errores, y quizá la próxima vez estaré más preparado para distinguir la obsesión, la atracción y la necesidad de afecto del verdadero amor.
2 comentarios:
El amor romántico no existe y aunque existiese no valdría la pena. Desengáñate querido amigo, los sucedáneos del amor también sirven.
Bueno... no estoy de acuerdo, creo que sí existe, aunque sea raro, y vale la pena, claro que sí (siempre que sea correspondido, que según la teoría de ese autor debe serlo...). Gracias por tu comentario :)
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