Anoche, volviendo de estar con dos amigas, me envió un mensaje un amigo por si quería salir esa noche. De entrada pensé que no: acababa de llegar a a casa de estar caminando por ahí, y no me apetecía salir otra vez... Además, no me suelo divertir mucho trasnochando.
Pero pensé que era una pena desaprovechar la oportunidad. Ese mismo día, unas horas antes, había estado en casa solo pensando que nadie se acordaba de mí y no tenía ningún plan, y me estaban entrando estos pensamientos negros típicos de esos momentos. Así que pensé que ahora que surgían cosas, no podía dejarlo pasar; además ese día me sentía bien, mis problemas de piel me estaban dando un respiro y era la ocasión perfecta para salir que quién sabe si se iba a repetir... En fin, salí.
Cuando voy al ambiente, no puedo evitar deprimirme un poco y acordarme de Damián. Como me decía una amiga, estás en ese sitio y ves a toda esa gente, "tan distinta del que me dejó", completó ella la frase, y lo clavó :( . Tan distinta, sí. Por dónde empezar. En el ambiente sólo veo gente de miradas turbias, poco claras, manteniendo una pose, analizando con la mirada a los demás. Todos analizamos con la mirada a los demás, es verdad, pero en estos sitios las miradas son especialmente... no se me ocurre ningún adjetivo que lo abarque todo :S
Me entra la idea de que el ambiente es el lugar del mundo en el que menos probable es que uno encuentre alguien que valga la pena.
Ocurrió que me dio la impresión de que un chico, amigo de mi amigo, pareció interesarse por mí. Hablo así, sin asegurarlo, porque con estas cosas me da mucho reparo poner la mano en el fuego, pero si vamos a ser sinceros creo que sí. Se acercó a hacerme una broma y hablamos algo, entre bromas y... bromas, porque no es que llegásemos a tratar de nada muy profundo. Sé que no es de esperar ponerse a hablar de la vida y de temas más o menos profundos en una discoteca, pero bueno, pues yo sí lo espero, para qué negarlo. Y si vamos a hablar de bromas, al menos que sean bromas que demuestren una personalidad algo profunda... En fin, resumiendo, este chico me produjo bastante rechazo. No voy a decir que fuera mal tipo, pero su forma de hablar (con esto de hablar en femenino, por ejemplo, que para mí es una forma inmediata de cortar cualquier atracción), su forma de mirar, las confianzas que se cogía en ciertos detalles... Bueno, qué decir, era cualquier cosa que me pueda gustar de un chico vuelta del revés.
Por lo general, la gente que tiene el valor para acercarse a ligar conmigo (cuando hablo de "valor", me refiero a que hay que ser bastante atrevido para superar la verguenza; a mí por lo menos es algo que me da una vergüenza increíble el acercarme a hablar con un desconocido que me guste) suelen seguir esa línea, y todos suelen llevar la palabra "sexo" en las pupilas, como el dólar del tío Gilito. Traté de ser amable sin mostrar más interés de la cuenta... Por un lado es halagador que alguien se interese por ti, eso es verdad.
Quizás un día me arrepienta de no haberme liado con todo aquel que haya puesto interés en mí, pero para ser sincero, últimamente las ocasiones en las que esto pasa casi me hacen sentirme peor de lo que estaba, y empiezan a dejar de parecer un halago. Intereso, en su mayoría, a gente que quiere sexo, y por ello se fijan en mí por el físico. El físico es muy importante, nunca lo voy a negar... Yo desde luego no soy la bomba físicamente, pero bueno, hay gente por ahí a la que le puedo gustar, hasta ahí bien. Pero se necesita más. Se necesita para saber que alguien se fija en ti también por tu forma de ser. Que cuanto más te conoce, más le gustas. Que quizás, de entrada le pareciste normal y corriente físicamente, ni te miró dos veces, y al irte conociendo más, empezaste a gustarle. Esto sí que es un halago de verdad, de verdad.
Porque cuando ocurre lo contrario, la atracción inicial se esfuma en menos que canta un gallo.
A veces me siento como un chicle. El primer minuto es todo sabor. A los cinco minutos, tiene saborcillo. A los diez minutos es una masa insípidida, y qué haces? Lo tiras a la basura. Después de decirle que quieres que sean amigos, claro.
Fin de la parte melodramática!!! Ayer resolví el misterio de una de las llamadas extrañas: el teléfono correspondía al teléfono de un amigo de la ciudad a la que me voy a estudiar, ya que era Movistar y le salía gratis (publicidad en un blog!! qué mal!). En fin, qué bien saberlo, saber que era él, que se acordaba de mí. No hay nada en el mundo más bonito para mí que saber que alguien se ha acordado de mí. Bueno, sí, hay más cosas, pero vamos, que sienta muy bien.
Pero pensé que era una pena desaprovechar la oportunidad. Ese mismo día, unas horas antes, había estado en casa solo pensando que nadie se acordaba de mí y no tenía ningún plan, y me estaban entrando estos pensamientos negros típicos de esos momentos. Así que pensé que ahora que surgían cosas, no podía dejarlo pasar; además ese día me sentía bien, mis problemas de piel me estaban dando un respiro y era la ocasión perfecta para salir que quién sabe si se iba a repetir... En fin, salí.
Cuando voy al ambiente, no puedo evitar deprimirme un poco y acordarme de Damián. Como me decía una amiga, estás en ese sitio y ves a toda esa gente, "tan distinta del que me dejó", completó ella la frase, y lo clavó :( . Tan distinta, sí. Por dónde empezar. En el ambiente sólo veo gente de miradas turbias, poco claras, manteniendo una pose, analizando con la mirada a los demás. Todos analizamos con la mirada a los demás, es verdad, pero en estos sitios las miradas son especialmente... no se me ocurre ningún adjetivo que lo abarque todo :S
Me entra la idea de que el ambiente es el lugar del mundo en el que menos probable es que uno encuentre alguien que valga la pena.
Ocurrió que me dio la impresión de que un chico, amigo de mi amigo, pareció interesarse por mí. Hablo así, sin asegurarlo, porque con estas cosas me da mucho reparo poner la mano en el fuego, pero si vamos a ser sinceros creo que sí. Se acercó a hacerme una broma y hablamos algo, entre bromas y... bromas, porque no es que llegásemos a tratar de nada muy profundo. Sé que no es de esperar ponerse a hablar de la vida y de temas más o menos profundos en una discoteca, pero bueno, pues yo sí lo espero, para qué negarlo. Y si vamos a hablar de bromas, al menos que sean bromas que demuestren una personalidad algo profunda... En fin, resumiendo, este chico me produjo bastante rechazo. No voy a decir que fuera mal tipo, pero su forma de hablar (con esto de hablar en femenino, por ejemplo, que para mí es una forma inmediata de cortar cualquier atracción), su forma de mirar, las confianzas que se cogía en ciertos detalles... Bueno, qué decir, era cualquier cosa que me pueda gustar de un chico vuelta del revés.
Por lo general, la gente que tiene el valor para acercarse a ligar conmigo (cuando hablo de "valor", me refiero a que hay que ser bastante atrevido para superar la verguenza; a mí por lo menos es algo que me da una vergüenza increíble el acercarme a hablar con un desconocido que me guste) suelen seguir esa línea, y todos suelen llevar la palabra "sexo" en las pupilas, como el dólar del tío Gilito. Traté de ser amable sin mostrar más interés de la cuenta... Por un lado es halagador que alguien se interese por ti, eso es verdad.
Quizás un día me arrepienta de no haberme liado con todo aquel que haya puesto interés en mí, pero para ser sincero, últimamente las ocasiones en las que esto pasa casi me hacen sentirme peor de lo que estaba, y empiezan a dejar de parecer un halago. Intereso, en su mayoría, a gente que quiere sexo, y por ello se fijan en mí por el físico. El físico es muy importante, nunca lo voy a negar... Yo desde luego no soy la bomba físicamente, pero bueno, hay gente por ahí a la que le puedo gustar, hasta ahí bien. Pero se necesita más. Se necesita para saber que alguien se fija en ti también por tu forma de ser. Que cuanto más te conoce, más le gustas. Que quizás, de entrada le pareciste normal y corriente físicamente, ni te miró dos veces, y al irte conociendo más, empezaste a gustarle. Esto sí que es un halago de verdad, de verdad.
Porque cuando ocurre lo contrario, la atracción inicial se esfuma en menos que canta un gallo.
A veces me siento como un chicle. El primer minuto es todo sabor. A los cinco minutos, tiene saborcillo. A los diez minutos es una masa insípidida, y qué haces? Lo tiras a la basura. Después de decirle que quieres que sean amigos, claro.
Fin de la parte melodramática!!! Ayer resolví el misterio de una de las llamadas extrañas: el teléfono correspondía al teléfono de un amigo de la ciudad a la que me voy a estudiar, ya que era Movistar y le salía gratis (publicidad en un blog!! qué mal!). En fin, qué bien saberlo, saber que era él, que se acordaba de mí. No hay nada en el mundo más bonito para mí que saber que alguien se ha acordado de mí. Bueno, sí, hay más cosas, pero vamos, que sienta muy bien.
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