Esta mañana me he levantado de un humor un poco raro. No es exactamente que esté triste, pero es como si... la tristeza estuviera a la vuelta de la esquina. Supongo que influye cuando el cielo está como hoy, nublado y gris, y el viento viene un poco frío...
Lo que me preocupa es que el verano empieza a terminarse, y eso quiere decir que pronto me iré de mi casa para volver a la ciudad en la que estudio, que está lejos. Lo bastante lejos como para no poder ir más que en fechas concretas (Navidad, Semana Santa, etc). Lo más gracioso es que llegado el final de curso, siempre me da algo de pena volver a mi casa, porque ya me siento más a gusto allá, y pienso en mi ciudad como un lugar al que me agobia volver... Luego pasa el verano, y tras unos días iniciales de sentirme raro, vuelvo a adaptarme a mi ciudad y ya me agobia volver a la ciudad de los estudios... En fin, vivir así es raro.
Al empezar el curso y volver allá, los primeros días, y hasta quizás semanas, me entra una medio depresión. Hace más frío, no tengo a la familia, a los amigos de allá los conozco de menos tiempo y mi relación con ellos es menos profunda... Suelo ponerme malo a lo largo de esos días. Es increíble lo relacionado que está el estado de ánimo con la salud...
El año pasado, coincidiendo con una de esas fases de medio-depre-enfermedad, conocí al chico con el que tuve mi último intento de relación seria, Damián. Por el chat. Fue una de esas veces raras en las que das con alguien con quien mágicamente todo encaja: hablábamos y hablabámos, él era un chico seguro de sí mismo, buena gente, culto, interesante; el tipo de persona a la que le encanta salir a beber con los amigos y estar de coña. Esto último, probablemente el origen de todo lo malo :( . No por las razones que se pueden imaginar, sino porque marca una clara diferencia entre él y yo. En fin, para completar la casualidad del siglo, físicamente me gustaba muchísimo, y yo a él, sorpresa, también.
Desde las primeras conversaciones me temía que esto no tenía futuro :( . Anteriormente estuve con alguien parecido, y finalmente esta persona perdió la ilusión conmigo.
Me obsesiona esa idea. La idea de que soy una persona aburrida, sosa, que cualquiera al que al principio yo le pueda gustar, muy rápidamente va a perder las ilusiones conmigo. Me preocupa, me entristece y me agobia... Dentro de pocos años hago la treintena y nunca he tenido un novio que quiera estar conmigo durante un tiempo, qué se yo, de medio año al menos. El récord, dos meses, ya ves. Sé que hay gente que ni siquiera ha tenido eso, pero yo no puedo evitar compararme con los que a mi edad han tenido relaciones de años, o al menos de un año.
Vamos a cambiar de tema radicalmente. Ayer y hoy me han llamado dos números desconocidos al móvil. Cuando ocurren estas cosas me fascina, porque pienso, quién ha conseguido mi número sin que yo le conozca y por qué me llama?? En realidad tengo una sospecha de quién puede ser, porque estoy pendiente de darle un papel (es largo de explicar, un rollo burocrático) a una persona que me lo pidió, y le di mi teléfono por mail. Así que es posible que sea él. De todas formas, han sido dos números distintos, los que han llamado... Yo les he hecho llamadas perdidas en las dos ocasiones, pero no han vuelto a llamar. Y las llamadas ocurrieron de madrugada, detalle importante y raro. Qué intriga :S
Cuando estaba con Damián, recibí dos llamadas perdidas provenientes de su ciudad que él afirmaba que no había hecho. En el 11811 se negaron a decirme a quién correspondía el número, qué rabia... ya nunca supe quién me las pudo hacer, pero vamos, todo apunta a que si no fue Damián, fue alguien relacionado con él. Tecleando el teléfono en Google, llegué a descubrir la zona a la que correspondía el número, pero nada más. Había una panadaería con un número casi idéntico, por lo que el que llamó sería vecino... Qué intriga, no?? Ya ves, y nunca sabré quién era y qué quería!!!
Lo que me preocupa es que el verano empieza a terminarse, y eso quiere decir que pronto me iré de mi casa para volver a la ciudad en la que estudio, que está lejos. Lo bastante lejos como para no poder ir más que en fechas concretas (Navidad, Semana Santa, etc). Lo más gracioso es que llegado el final de curso, siempre me da algo de pena volver a mi casa, porque ya me siento más a gusto allá, y pienso en mi ciudad como un lugar al que me agobia volver... Luego pasa el verano, y tras unos días iniciales de sentirme raro, vuelvo a adaptarme a mi ciudad y ya me agobia volver a la ciudad de los estudios... En fin, vivir así es raro.
Al empezar el curso y volver allá, los primeros días, y hasta quizás semanas, me entra una medio depresión. Hace más frío, no tengo a la familia, a los amigos de allá los conozco de menos tiempo y mi relación con ellos es menos profunda... Suelo ponerme malo a lo largo de esos días. Es increíble lo relacionado que está el estado de ánimo con la salud...
El año pasado, coincidiendo con una de esas fases de medio-depre-enfermedad, conocí al chico con el que tuve mi último intento de relación seria, Damián. Por el chat. Fue una de esas veces raras en las que das con alguien con quien mágicamente todo encaja: hablábamos y hablabámos, él era un chico seguro de sí mismo, buena gente, culto, interesante; el tipo de persona a la que le encanta salir a beber con los amigos y estar de coña. Esto último, probablemente el origen de todo lo malo :( . No por las razones que se pueden imaginar, sino porque marca una clara diferencia entre él y yo. En fin, para completar la casualidad del siglo, físicamente me gustaba muchísimo, y yo a él, sorpresa, también.
Desde las primeras conversaciones me temía que esto no tenía futuro :( . Anteriormente estuve con alguien parecido, y finalmente esta persona perdió la ilusión conmigo.
Me obsesiona esa idea. La idea de que soy una persona aburrida, sosa, que cualquiera al que al principio yo le pueda gustar, muy rápidamente va a perder las ilusiones conmigo. Me preocupa, me entristece y me agobia... Dentro de pocos años hago la treintena y nunca he tenido un novio que quiera estar conmigo durante un tiempo, qué se yo, de medio año al menos. El récord, dos meses, ya ves. Sé que hay gente que ni siquiera ha tenido eso, pero yo no puedo evitar compararme con los que a mi edad han tenido relaciones de años, o al menos de un año.
Vamos a cambiar de tema radicalmente. Ayer y hoy me han llamado dos números desconocidos al móvil. Cuando ocurren estas cosas me fascina, porque pienso, quién ha conseguido mi número sin que yo le conozca y por qué me llama?? En realidad tengo una sospecha de quién puede ser, porque estoy pendiente de darle un papel (es largo de explicar, un rollo burocrático) a una persona que me lo pidió, y le di mi teléfono por mail. Así que es posible que sea él. De todas formas, han sido dos números distintos, los que han llamado... Yo les he hecho llamadas perdidas en las dos ocasiones, pero no han vuelto a llamar. Y las llamadas ocurrieron de madrugada, detalle importante y raro. Qué intriga :S
Cuando estaba con Damián, recibí dos llamadas perdidas provenientes de su ciudad que él afirmaba que no había hecho. En el 11811 se negaron a decirme a quién correspondía el número, qué rabia... ya nunca supe quién me las pudo hacer, pero vamos, todo apunta a que si no fue Damián, fue alguien relacionado con él. Tecleando el teléfono en Google, llegué a descubrir la zona a la que correspondía el número, pero nada más. Había una panadaería con un número casi idéntico, por lo que el que llamó sería vecino... Qué intriga, no?? Ya ves, y nunca sabré quién era y qué quería!!!
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