Tarde tonta de sábado. Ikki está en su pueblo, y yo aquí, y me siento vacío y sin nada que hacer. Sí, hay algo que debería hacer: ponerme con la maleta. Mañana me voy a pasar unos días a mi ciudad natal. Donde estará mi familia, mis amigos, gente que contará conmigo para cosas.
Estoy bastante desanimado. Entramos ya en la última parte del año, y un vez más, no he logrado hacer amigos aquí este año. Si entro en detalles, sí, vale, he conocido a gente y con alguna de ellas puedo quedar de vez en cuando. Sin embargo, un amigo de un café o un cine esporádico no me es suficiente.
Está A, que en realidad está en un momento de su vida distinto al mío y se nota (es decir: le llevo unos años) y eso crea una distancia. Está C, que me parece ideal: pensamos de forma parecida, es de mi misma edad, compartimos un buen número de intereses, tenemos un nivel socio cultural virtualmente idéntico. Pero sin embargo, algo hay que nos impide ir más allá, y es que siento que siempre soy soy yo el que propone planes. No creo que C piense que pretendo nada porque es una chica y sabe que tengo novio, pero el caso es que ahí queda ese muro invisible, y llega un punto en que me da vergüenza volver a escribirle yo. Está A2, que es muy buena persona, pero al final es una persona "de barrio", con una forma de pensar y de ser muy distinta, y eso marca una enorme distancia y en muchas ocasiones me ha hecho pasar malos ratos a su lado. Somos de mundos demasiado distintos. Está L, que compartía conmigo su gusto por una serie de televisión y eso parecía que nos uniría más, porque ambos éramos fans a un nivel poco frecuente, y la serie no es muy popular... pero finalmente L tiene su mundo y yo soy sólo un amigo-de-café. Está P, que es un amigo-de-salir-de-marcha. Te avisa dos horas antes, y a menudo como respuesta de un mensaje tuyo, no porque salga de él únicamente.
No sé si me dejo a alguien, pero supongo que ya queda claro. A lo mejor es culpa mía por pedir demasiado, pero yo lo que necesito es a alguien que cuente conmigo de verdad, alguien en quien me pueda apoyar y para quien yo sea igual de importante. Alguien a quien pudiera darle una llave de reserva de mi casa en esta ciudad que no es mía por si pasara algo, alguien a quien pudiera llamar si me pasara cualquier cosa y, pongamos, me ingresaran en el hospital. Aquí en definitiva sólo tengo a Ikki, y cuando Ikki se va a su pueblo, me entra esta angustiosa sensación de soledad y queda claro que "amigos" con todas las letras, aquí no tengo.
A la mente me vienen toda clase de pensamientos. Que quizá cuando se superan los treinta es muy difícil hacer amigos nuevos. Que la culpa es mía porque soy demasiado tímido, o raro, o transmito cualquier cosa negativa. Que simplemente es cuestión de seguir intentándolo hasta que suene la flauta, porque si hasta hoy he ido logrando hacer amigos en cada momento de mi vida, ¿por qué ahora no iba a poder?
Por otro lado, ocurren cosas que me desesperan. Recientemente empecé el curso en una nueva clase de idiomas donde esperaba conocer a gente de gustos parecidos... y me encuentro con que mis compis son en un 90% adolescentes o poco menos. Qué desesperación me entró al verlo. La anterior vez que me matriculé en una clase, tuve UN SÓLO compañero, un padre de familia de cincuenta y pico. Un señor muy simpático, pero evidentemente no mi futuro amigo. Ahora, un MONTÓN de compañeros, pero prácticamente todos unos diecisésis años más jóvenes. Joder, parece broma. En fin. Quizás tenga suerte con las dos o tres compis de edades más parecidas.
Hace unos años viví en otra ciudad, y también lo pasé mal para conocer a gente. En realidad aquello fue aún peor, porque sumado a lo otro, tuve dos "desengaños" amorosos y bueno, pocas cosas peores que verte solo, sin familia, sin amigos y con el corazón roto. El caso es que aproximadamente al año y medio probé suerte yendo a una especie de ONG, y allí de pronto todo vino rodado: conocí a dos amigos que se convirtieron en mi "familia", y además de la relación muy cercana con ellos dos, a otro puñado de gente relacionada con ellos con la que si bien no tenía tanta confianza, contaban también conmigo para salir, cenar y cosas así. Fue de rebote con toda esta gente que conocí a Ikki, por cierto, así que ya veis hasta qué punto la cosa salió bien. ¿Fue un golpe de suerte espectacular, o puedo aspirar a que eso se repita?
No quiero seguir así otro año más. Si es por fallo mío quisiera saber qué hago mal para corregirlo ya, y si es una cuestión de suerte, necesito que cambie ya, por favor.
5 comentarios:
Creo que es normal que quieras tener ese tipo de amigos, yo creo que todos queremos, por lo menos yo sí. Me ha pasado lo mismo por la cabeza muchas veces. Me he sentido igual, puedes quedar con gente, entras, sales, pero ¿y si me pasara algo? ¿con quién puedo contar?
Gracias, Venus. Ahora estoy aquí, en mi ciudad, y sé que voy a estar "protegido", y olvidaré esa sensación de desamparo. Pero volveré allí, y volveré a sentir ese desarraigo, ese "a nadie de aquí le importo de verdad". En fin. De verdad que siento que las cosas cambien ya cuanto antes :( ¡¡Tenemos que proponernos los dos darle la vuelta a la tortilla de una vez, Venus!!
Pues la verdad es que sí, pero las cosas no son tan estáticas como puedan parecerte en un momento dado, cambian continuamente e incluso a mejor, si tú le das la oportunidad de que así sea. También es verdad que cuando realmente te pasa algo es cuando verás quién hay y quién no, y muchas veces es subjetivo y uno mismo no quiere o no puede ver que hay gente alrededor... es uno mismo quien se cierra en banda. No podemos preveer qué pasará en un futuro, más que intentar vivir el presente. No te preocupes tanto e intenta disfrutar y tener esperanzas. A veces nos metemos nosotros mismos en un pozo del que no podemos salir. Hay que intentar ver las cosas de modo positivo. Por ejemplo a lo mejor te pondrías malo y gracias a eso conocerías a un enfermero que te caería genial. Siempre que las desgracias no sean muy gordas, siempre se sale de todo.
Eso del enfermero suena muy bien, a ver si hay suerte y tienes dotes de vidente ;)
De verdad que odio ser un depresivo y decir estas cosas, pero es que ya me voy desesperando y me deprimo. Llevo una semana en mi ciudad natal, y el otro día dos amigas de una amiga, al rato de conocerlas, me daban sus teléfonos, y me quedaba la impresión de que parece que aquí estas csas me ocurren así, si esfuerzo, caídas del cielo. Una amiga dice que el problema es que en una icudad que no es la tuya partes de cero, no tienes a nadie en quien apoyarte, y en cambio aquí es un círculo vicioso positivo, los amigos desencadenan conocer a más amigos. No sé. Seguiré en ello. Besos
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