miércoles, 16 de julio de 2014

Atravesar

Hace un par de semanas encontré trabajo.

Estar en paro es desesperante, y en ocasiones te hace caer en bajones y sentirte un inútil sin propósito en la vida.

Pero tener un trabajo que no te gusta nada y que sientes que te aplasta bajo su dificultad y su dureza es terrible también. En esas estoy.

En una de esas fases de la vida en la que mi pensamiento más recurrente es "por favor, que se termine todo esto ya". No voy a entrar en detalles, pero trabajo en un sitio con un grado de burocracia demencial y unas dimensiones inabarcables y agotadoras (es decir: media docena de plantas que subir y bajar permanentemente durante horas, corriendo mientras tratas desesperadamente de ajustarte al horario y rezas porque ningún imprevisto te lo haga imposible). En mi anterior trabajo me desesperaba porque me aburría y sentía que no avanzaba. En este es más una desesperación tipo "nudo en el pecho" por la ansiedad de sentir que no llegas.

Esto me ha llevado a empezar a preocuparme por mi futuro. Sé muy bien lo que no quiero: no quiero esto. No quiero este tipo de trabajo. Quiero un trabajo que no me haga daño física o psicológicamente. A lo mejor pido mucho, y esa es mi cruz, ser un insatisfecho crónico, pero nunca antes he sentido tan intensamente que no puedo quedarme en este sitio para siempre, ni siquiera para muchos meses. Y entonces, ¿qué hago? Os parecerá ridículo, pero con el paso del tiempo más y más voy envidinado a la gente que o bien es millonaria por herencia o lo que sea y se dedica a lo que le dé la gana, o bien que tiene la suerte de trabajar en trabajos "bonitos" y/o creativos. Actores, cantantes, guionistas, redactores de páginas de cultura friki, fotógrafos. Sí, sí, lo sé, todos los trabajos tienen sus pegas y su parte mala, pero por mucho que digamos es incomparable ser Beyoncé y ser un minero. Es indiscutible que hay trabajos y trabajos. La enfermería puede ser por momentos muy bonita, pero cuando se ejerce a toda prisa, con ansiedad y pensando en mil cosas burocráticas que no tienen nada que ver con ella, no lo es.

Me siento atrapado, no sé qué voy a hacer con mi futuro, y sólo sé que no soporto la idea de que esto sea mi vida para siempre.

2 comentarios:

suntoryman dijo...

Hola!
He estado leyendo un poco tu blog y he caido en esta entrada, que me ha llamado bastante la atención.
Yo también he empezado hace relativamente poco en mi trabajo y tengo que decir que, en parte, me siento muy identificado con lo que cuentas.Principalmente en lo de la burocracia y la inquietud de preguntarme si es esto lo que quiero para el resto de mi vida.
Viendo el caso desde fuera, he podido ver con más claridad lo inutil de ese tipo de pensamientos y considerado que es realmente dificil que nos mantengamos "para siempre" haciendo algo que no queremos hacer. Aquí pasarán dos cosas, o bien aprendemos a gestionar nuestros quehaceres diarios sin que impliquen un desgaste emocional, o bien los cambiaremos por otros.
Sigue con el blog, merece la pena.

Saludos.

Ronan dijo...

Gracias, Suntoryman por escribirme y por el mensaje de ánimo.
Al final, poco a poco (muuuy poco a poco) me he ido adaptando al trabajo, y bueno, ni me "gusta" ni creo que llegue nunca gustarme, pero al menos ya no es un sufrimiento ir allí. Así que has acertado totalmente en tu predicción. Además, allí no hacen fijo a nadie, afortunadamente para mí, así que pase lo que pase esto tiene un final en el horizonte.

Aunque ahora estoy más relajado, quizá esto servirá como un revulsivo para mi vida. En estas semanas me he planteado mucho mi carrera, si me equivoqué, si existe de verdad algo pueda llamar "mi vocación", si soy capaz de cambiar y encontrar algo mejor ahí fuera...

Un saludo y gracias otra vez :)