F fue compañero de clase en un curso que hice. Me llevaba unos quince años y tenía una personalidad arrolladora, siendo a la vez la persona más payasa de la clase y probablemente la más culta e inteligente. Una combinación que me pulverizaba. El caso es que durante un tiempo yo percibí señales por su lado. De hecho todo empezó por su lado: un buen día me hizo un regalo sin venir realmente a cuento. Parecía que pasito a paso íbamos acercándonos a algo... Pero no llegábamos nunca. Finalmente un día cogí el toro por los cuernos y, a costa de unos nervios y una vergüenza terribles, le dije que me gustaba muchísimo. Tener conversaciones "serias" con él era (y es) muy complicado, porque entre su verborrea y su humor a borbotones... En fin, resumiendo la conversación, me dijo que efectivamente se había planteado de verdad algo conmigo, pero tras reflexionarlo, había decidido que la diferencia de edad era demasiada. La cosa quedó en que hablaríamos más, pero fueron pasando los días y nada. Supongo que cegado por lo que sentía, y porque la respuesta no fue totalmente tajante y quedaba un resquicio de posibilidad, volví a tratar de sacar el tema más adelante, hasta que finalmente llegó el no rotundo.
Si alguien que me lee está a tiempo de no cometer el mismo error, sólo quiero decirte que cuando la otra persona no sea clara y pese a lo que te diga te dé largas, nunca jamás insistas. Nunca, nunca, nunca, porque sólo sirve para pegarte una hostia mayor, y un día lo recordarás y te dará tanta vergüenza que querrás meter la cabeza bajo la tierra. Si alguien está de verdad interesado en ti, pondrá los medios.
En fin. Con el tiempo tuve que darme de baja de aquel curso, que duraba varios años, porque aunque manteníamos una relación amistosa y básicamente hacíamos como si aquello jamás hubiese ocurrido, para mí era un suplicio pasar allí esas horas con él. Sentía una ansiedad tremenda cuando tenía que ir a clase, y llegué a tener contracturas y dolores extraños de la pura tensión.
Fast forward a hoy en día. El tiempo y la distancia no sé si lo curarán todo, pero desde luego cambian las cosas, y en diez años da tiempo de que te pase de todo. De pronto se creó un grupo de wasap de la gente de esta clase, y supe de él después de tanto. Se planificó hacer una cena.
Me preguntaba qué me iba a pasar. Ahora no soy el mismo, soy menos inocente en todos los sentidos, he tenido más desengaños, y ahora estoy con Ikki... Por una parte pensaba que vería a F, sentiría simpatía por él y sería bonito verle a él y a los demás, y basta. Por otra, estaba un tanto preocupado y pensaba cosas del tipo de qué impresion le iba a causar yo ahora, lo cual era una mala señal.
La reunión, al final, me dejó una sensación amarga y turbulenta. Sí, parece mentira, diez años después F sigue teniendo la capacidad de trastornarme. Sigue siendo el mismo, yo por lo visto sigo siendo en gran parte el mismo, y me fue de allí como si por dentro llevara un maremoto.
Quizás eso que dicen de que donde hubo llamas quedan rescoldos es cierto, y me temo que tres personas de mi vida, F uno de ellos, pase el tiempo que pase siempre seguirán teniendo la capacidad de reabrirme la herida si algún día volvemos a vernos.
Aunque F me sigue haciendo polvo, a nivel "racional" al menos ahora entiendo claramente que esto no tenía ningún futuro, no exactamente por la diferencia de edad (cuando se quiere, se puede, y existen cientos de parejas así por el mundo), sino porque con alguien que te eclipsa de semejante manera no se puede tener una relación que funcione. Durante la cena, F acaparó gran parte de la conversación; la mayor parte consistió en bromas y bromas a velocidad de ametralladora, y yo, aún tratándose sólo de un pequeño puñado de gente, quedé totalmente en segundo plano. Pero el corazón es tonto, y os mentiría si no os dijera que una pequeña parte de mí volvió a albergar esperanzas ridículas, aunque esté con Ikki y la idea sea estúpida.
Ahora que llevo meses después de haber vuelto con Ikki, voy pasando por fases, y me pregunto si algún día podré estar totalmente en paz, como esos famosos que explican en las entrevistas que todo en su relación es como un rayo de luz sin fisuras. Hay días en que todo es pasión y felicidad, pero hay días en que el aburrimiento vuelve a asomar la cabeza, y también hay días en que determinadas cosas me hacen pensar si mi vida no necesita un profundísimo revulsivo. Y lo dejo aqui porque esto es tema de otra entrada.
4 comentarios:
me gusta como escribes! he leido varias entradas y me quedo por aqui :)
¡Muchas gracias, Clau! Yo también me pasaré por tu blog :)
Ronan: Acabo de encontrar tu blog por el blog de Clau ("A 157 centímetros del suelo").
Es obvio que sabes escribir, se nota y es agradable leerte.
Sobre tu entrada, te comprendo, es que al primer amor nunca se olvida, podes amarlo, odiarlo o afirmar que te es indiferente: pero, no se puede olvidar.
Sencillamente, aprendes a seguir, porque con el o sin él la vida continúa...
Ojalá te pases por mi blog personal "http://estoesporloquevales.blogspot.com/".
Saludos.
¡Hola Daniela! en primer lugar lo siento por lo muchísimo que he tardado en escribirte. Muchas gracias por tu comentario. Lo del primer amor es terrible, y sólo queda el consuelo de que casi todos pasamos por ahí (a mí me anima)...
Con el paso de los días, gracias a dios, me he ido sintiendo mejor, y me he dado cuenta de que aunque el impacto de volver a verle fue fuerte, este hombre ya no tiene en mí el efecto devastador que tenía antes. Un hueco de mi corazón, por cursi que resulte, siempre va a estar reservado para él, pero me alegro de saber que ya puedo reponerme mucho más rápido y seguir con mi vida sin estar sufriendo cada minuto y soñando todo el rato con que pase algo que nunca llega. Por suerte dadas las circunstancia no vamos a coincidir a menudo, y eso también ayuda, porque en mi día a día no va a estar presente como lo estaba durante aquella época terrible.
Un saludo y gracias otra vez :)
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