jueves, 2 de julio de 2009

No mires atrás

El otro día estuve apenas un par de días en la Ciudad X. Iba a pagar lo que habia comprado en aquella tienda, cuando una voz me dijo: "Yo te conozco". Se trataba de una chica que trabajaba cerca de mi primer piso en la Ciudad X. Y, más de dos años después, esta persona que pasó fugazmente por mi vida, aparecía de nuevo y me recordaba. Habalamos un ratito... Me hizo ilusión esta extraña casualidad, y a la vez me dio melancolía.

Una de las cosas que me entristece de la vida en general, es que estamos destinados a verlo todo cambiar. A veces eso está bien, claro, pero ahora me refiero concretamente a que hay gente a la que un buen día, sin más, dejas de ver. No estoy hablando de la muerte, sino de esas amistades que se acaban disolviendo, de esos conocidos que nunca llegaron a ser tus amigos pero por los que sin embargo sentías un extraño cariño, de la persona que trabaja en la caja del supermercado, del cartero, del dependiente de la tienda donde compras los recados, del portero del edificio al que sueles ir...

Cuando vivía en la Ciudad X, sólo empecé a sentirme de verdad integrado cuando conocí a Terry. Me sentí muy afortunado, y se convirtió, sin prisa pero sin pausa, en mi mejor amigo. Mi mejor amigo-hombre, porque la persona que es mi mejor amiga en general es desde hace años Aisha, y con ella de verdad cruzo los dedos por no perder nunca su amistad estemos donde estemos. Terry es una persona perceptiva, inteligente, un puntito friki (en esto nos entendíamos bien), y con unas tremendas habilidades sociales (en esto, evidentemente, somos polos opuestos ;). Junto a Terry, un pequeño grupito se fue formando (y fue indirectamente por este grupo que conocí a Ikki), y así, sin caer en la cuenta, me sentí por fin integrado en esa ciudad. Vivía en un piso compartido con otras tres personas. Nunca he hablado de ellas en este blog, pero lo cierto es que en el tiempo que convivimos, les cogí un cariño especial a mis tres compañeros.

Llegó la crisis económica y con ella el paro. Y así, en un momento dado, vi que ya no podía seguir viviendo en la Ciudad X, al menos de momento. Entonces se me ocurrió el plan de los tres meses (está todo contado aquí), que finalmente no pudo ser. De la noche a la mañana, sin saber que sería definitivo, dejé de vivir en X, dejé de vivir en ese piso, dejé de ver a mis compañeros, y el grupito que había formado con Terry como epicentro pasé a poder verlo sólo en las breves escapadas a la Ciudad X que pude hacer.

Pero, al final, de esa época sólo Ikki y algunos compañeros de clase han seguido en mi vida.

Desde el momento en que puse el pie fuera de X, Terry empezó rápidamente a alejarse de mí física y emocionalmente. El grupito saltó en pedazos. Unos se pelearon, otros tuvieron también que marcharse por razones económicas. Y la última vez que quedé con lo que quedaba del grupo, me di cuenta de que yo ya no era parte. Hablaban, se reían, conversaban sobre terceros que no conozco. Según pasaban las horas, mientras trataba de sonreír y mostrarme a gusto, sentía como si algo negro y viscoso me fuese llenando por dentro. El pobre Ikki se iba dando cuenta de todo.

Puede parecer una tontería, pero aunque pasan las semanas sigo pensando a menudo en todo esto, y tengo conversaciones imaginarias con Terry en las que me enfado, le hablo con frialdad, le pido explicaciones... Hay otra gente a la que he perdido, pero supongo que por ser el más importante es en él en quien más pienso. Tal vez, a menos que intervenga la casualidad, nunca nos volvamos a ver. Después de la última vez me di cuenta de que si Terry no llamaba no era por estar muy ocupado. Y una amistad se alimenta en dos direcciones.

Me costó muchísimo formarme un mundo propio en la Ciudad X. Como me dijo una persona al principio de estar allí, yo estaba luchando con uñas y dientes por hacerme un hueco. Y un año y medio después de conseguirlo, ese mundo se ha disgregado en todas direcciones. Ahora vivo en otra ciudad, con todo por hacer una vez más. A veces me entra mucha melancolía, y hasta miedo pensando en esto. Le he puesto ese título al post porque es lo que trato de pensar: que así es la vida, un cambio constante (y sobre todo mi vida... esta es la tercera ciudad en la que vivo en un año aproximadamente), y que lo único que puedes hacer es tragar saliva y pensar sólo en lo próximo.

Aunque nunca lo van a saber, este post está dedicado a esas personas de X que formaron parte, más o menos grande o pequeña, de mi mundo en esa ciudad: Terry, Lennon, los dos Íes, Las Chicas, Loro, la chica de la tienda, su jefa, el dependiente de mercadona que siempre veía y que aquel día trató de hacerme sentir menos mal por la botella que se rompió, el hijo de los dueños de la pequeña tienda china, mis tres últimos compañeros de piso, la amiga-con-derecho-a-roce de uno de ellos, Damián y Ulises, la primera compañera que tuve, Iris, la primera con la que pude hablar de verdad, Oliver, que me apoyó en momentos horribles... Seguro que me dejo gente en el tintero.

6 comentarios:

Maribel dijo...

Hola, Ronan... Sé cómo te sientes, porque yo llevo cambiando de ciudad y de amigos desde pequeña. Es algo que conozco bien. Y sobre todo es muy cansado... ahora llevo ya cinco años en la misma ciudad, y me daría una pereza enorme volver a empezar... Lo he hecho tantas veces que sé lo que comporta: por un lado, el esfuerzo para abrirte hueco; por otro lado, el esfuerzo para que no se cierre el que te abriste.
Hubo una epoca que también me ponía melancólica, pero decidí que eso no me llevaba a ninguna parte, porque las cosas seguían sucediendo por muy triste que me pusiera.
Así que decidí hacer una "colección" mental de personas interesantes que han pasado por mi vida, asumiendo que los amigos vienen y se van, sacando lo mejor de las relaciones (intentándolo, por lo menos9; aceptando que la vida de las personas que dejas continúa sin tí, y la tuya sin ellos, y que, por tanto, según pasa el tiempo menos te reconoces; y, finalmente, y reconociendo que lo que te queda siempre es la familia y de ahí su importancia como "ancla" o punto de referencia.
Se puede guardar un buen recuerdo de los amigos que pasaron por tu vida, de lo que te aportaron, sin melancolías, porque esas personas YA no son quienes eran... han tenido vivencias que tú no has tenido, y han evolucionado de forma distinta a tí. Su momento fue aquel, no este.
Solo supera la barrera de la distancia y el tiempo alguna que otra amistad, y por causas inexplicables... esas hay que considerarlas un auténtico tesoro.

Dale una perspectiva positiva, es mejor así porque la vida transcurre, incluso, contra nuestra voluntad... Yo tengo un album lleno de estampas de mis amigos que lo fueron, y varios "tesoritos" que forman parte de mi vida, como mis padres, mis hermanos y mi hijo.
Un beso, caro

israel dijo...

Sí, a mí me pasa igual. Soy muy melancólico y pienso mucho en esas cosas, en esas personas que vienen y van.
De vez en cuando te cruzas con una de ellas, como el portero del edificio donta tanto tiempo viviste.

Pero a mí lo que me pasa ultimamente es que pienso en el tiempo. A veces recuerdo algo, o veo algo que me trae a la memoria un recuerdo y en seguida lo ubico en un momento concreto de mi vida y, acto seguido y por arte de magia, deseo con todas mis fuerzas volver a aquella época, sea cual sea, buena o mala. Es algo que no puedo evitar, deseo volver a abrazar esos momentos y el paso del tiempo me duele y me gustaría volver atrás, a aquella época, fuera cual fuese insisto, en la que pensaba que todavía era joven y que tarde o termprano todo se solucionaría e iría bien.

Supongo que no queda más remedio que ir renunciando a según qué personas.
El otro día estuve en correos y mientras estaba en la cola vi a un amigo, un antigua amigo de hace unos años. Antes éramos muy amigos, formábamos parte de un grupo... pero con el tiempo todos nos hemos distanciado un poco. No lo saludé y creo que él también me vio. Si nos hubiéramos visto por la calle seguro que habríamos hablado, y nos habríamos reído como antaño pero porque el azar nos habría puesto uno frente al otro. Al tener que dar un paso la cosa cambial, ya nada es igual.

Es una pena que hayas perdido el contacto aunque supongo que nunca es tarde. Te he leído mucho sobre Terry en este blog (ay cómo pasa el tiempo) y bueno, supongo que se puede intentar recuerpar esa amistad, a través del teléfono, por ejemplo. Intentarlo al menos, nunca se sabe.

En fin, espero que el trabajo esté yendo bien ;)

israel dijo...

Y bueno, empezar de cero en otra ciudad es difícil, seguro, pero también puedes volver a conocer gente nueva (hay gente maravillosa ahí fuera) y hacer nuevos amigos, formar un nuevo grupo y que esta vez sea para siempre. Supongo que nunca es tarde para conocer gente y para dejar que te conozcan.

Yo he pensado mucho ultimamente en dejar mi ciudad pero entre que me falta valor y que no dispongo de dinero como para irme así sin más... pues aquí sigo. Sé que es una de esas cosas que te ayudan a madurar, el independizarte, el irte fuera, el vivir tu vida... pero siempre me ha asustado.

Como dice Marible, "hala, a seguir viviendo" :D

Anónimo dijo...

Antes de nada... ya véis cómo es la vida: pocos días después de escribir este post, me llama ni más ni menos que Terry para decirme que iba a pasar por esta ciudad y que podríamos vernos. Finalmente no ha podido ser, por razones externas, pero en fin, si antes digo que tal vez nosabré ya más de él...

Ay, Maribel, me alegro de que me entiendas, porque normalmente en los sitios a los que voy todo el mundo tiene una vida muy estable (al menos en lo que se refiere a la residencia). Me ha llegado mucho esa frase de "...y procurar que no se cierren los huecos que has abierto previamente". No es que tenga cientos de amigos, pero a veces no puedo evitar pensar en que quizás llegará un momento en que sea imposible mantener todos los huecos abiertos y habrá que dejar de intentarlo con alguno... Tienes toda la razón, no sirve de nada ponerse melnacólico, eso me digo yo también, pero me cuesta.

Isra, qué buen lector, te acuerdas de los secundarios y todo ;)Y fíjate que tenía la impresión de no haber hablado tanto de Terry como su importancia merecería (como el blog es un poco egocéntrico, a veces no quedan apenas reflejadas personas que sin embargo son muy importantes...). En fin, te mentiría muchísimo si te dijera que irse a otra ciudad es duro (seguro que he esrito miles de entradas hablando sobre lo mal que lo he pasado en algunos momentos), pero por otra lado es una experiencia con mayúsculas, de las que marcan un antes y un después, tanto si sale mal como si sale bien. Siempre puedes darte un plazo que sientas que puedes aguantar, un año o nueve meses quizás, y si todo va fatal, pues te vuelves. (Aunque yo por motivos de la carrera tuve que estar tres años, y realmente fue a partir del año y medio cuando empecé a sentirme integrado...). De verdad, inténtalo!

Un abrazo a los dos!

Ronan

The Seeker dijo...

La verdad es que somos muy sensibles y melancolicos, apreciamos mucho los buenos momentos y las buenas rachas y creo que por eso los recordamos con tanto cariño. Quién sino se iba a acordar, por ejemplo, del buen trato que nos dio una vez un cajero de un supermercado?

Acertado el titulo del post: no hay que mirar atrás. No creo que pase nada por recordarlas, pero lo que esta claro es que aún te quedan muchos "episodios" por vivir y mucha gente por conocer...

un abrazo y suerte¡

Ronan dijo...

Gracias por tu comnetario también, Seeker, no sé si soy sensible pero melancólico segurísimo que sí, je ;)