Aquí iba yo a escribir una entrada sobre lo mal que me encuentro en mi trabajo, lo mal que me siento conmigo mismo y lo desanimado que estoy, cuando me pongo a releer las últimas y escasísimas entradas de 2015 y me encuentro con que llevo un año obsesionado con el mismo tema.
El final se aproxima: en dos semanas se termina mi contrato. Ahora se inicia la etapa de incertidumbre que acompaña el quedarse en paro, y los fantasmas que me perseguían todo el pasado año siguen ahí. Recientemente, digamos que una fuente espía me confirmó que en mi trabajo se me considera básicamente un desastre. Cuando le he contado esto a la gente todos tratan de animarme y convencerme de que esto no es así: soy bueno en esto, dicen, si no, no habría tenido un trabajo en el que estuve dos años bien valorado y me fui por mi propio pie... La gente trata de animarte como sea, con toda su buena intención, pero seamos sinceros, la opinión que cuenta es la de aquella gente que trabaja contigo y te puede juzgar de primera mano. Y lo peor de todo es que esa gente no hace sino confirmar una opinión que yo ya había formado.
El mundo es duro. El mundo quiere matarte todo el rato, de hambre, de frío, de tristeza. Si no consigo hacer mi trabajo bien me echan, y si me echan y no gano dinero no puedo comprar comida y pagar un techo bajo el que vivir, y si no puedo pagar esas dos cosas me muero. El asterisco en el contrato es que tengo a Ikki y a mi familia que me pueden ayudar, así que a corto plazo digamos que no estoy en peligro directo... Pero uno no puede plantearse la vida desde la dependencia, o yo por lo menos no puedo.
Desde la última entrada hasta ahora, sin embargo, ha habido rayos de luz, y quiero hablar de ellos, porque me parece importante resaltar que no me he quedado de brazos cruzados. Desde que escribí esas entradas he estado muy atento a cualquier posibilidad que surgiera, y efectivamente han surgido, y ahí estoy, yendo a por ellas. No sé qué va a pasar, pero al menos la búsqueda de una salida está en marcha, no estoy quieto, y con esfuerzo y suerte quizás salga del túnel. Por favor.