viernes, 18 de mayo de 2012

Hacer algo

El otro día tuve una especie de momento de revelación. Supongo que a todos nos pasa alguna vez. Ocurre algo que de repente nos obliga a vernos en el espejo. Y el reflejo no es agradable.

Nos fuimos Ikki y yo a buscar un jersey a unos conocidos grandes almacenes. Después de dudarlo un rato, me decidí por uno bastante caro, que me había gustado mucho. "Para eso me levanto cada mañana a trabajar", o algo similar, pensé como autojustificación. Salíamos felizmente de allí, cuando nos topamos inesperadamente con la manifestación del 15M. Ya había pasado el sábado de la celebración, pero era el día exacto del aniversario, y aquello estaba en plena ebullición. Y yo con aquellas bolsas de este gran almacén, paseando entre gente dedicando su tiempo a intentar cambiar el mundo.

Me sentí asqueroso. Un aburrido acomodado aburguesado al que verdaderamente no le importan las injusticias sociales con tal de que él pueda pagarse su caprichito tonto. ¿Y sabéis lo peor de todo? Que no es sólo una sensación pasajera. En gran parte es cierto. Sería demasiado decir que me la suda completamente todo lo que está ocurriendo, que no deseo un cambio político y social radical, que no tengo ganas de que las cosas cambien radicalmente, ya no sólo en España, sino en el mundo entero. El mundo, visto en conjunto, es un lugar atroz.

Pero no puedo negar que me importa también la ropa que llevo, y que no deja de ser un acto de profunda superficialidad gastarse un dinero excesivo en una pieza de ropa que, estrictamente hablando, no necesitaba, cuando sabes muy bien que ese dinero puede provocar un cambio real en la vida de una persona (al menos una) si lo pones en las manos adecuadas.

Al día siguiente, en uno de esos momentos en los que da la sensación de que las cosas ocurren según un guión planeado por algún ente superior, ocurrió algo que fue el golpe definitivo. Iba montado en el autobús, camino del trabajo. Leía algo, un libro, el periódico, no sé. De repente, y recuerdo claramente no tener ningún motivo concreto para hacerlo, giré la cabeza hacia mi izquierda. Un chico sentado, dormitando. Con una sudadera de hace uno o dos años que yo también tengo. En la que pensé mientras me compraba esa otra. Que en el fondo no necesitaba, que sólo quería por el placer de tener algo nuevo.


Con un poso de inseguridad pesando por dentro, no había llegado a cortar la etiqueta del jersey. Así que en cuanto tuvimos una tarde libre, fuimos a una sucursal de la tienda en cuestión (no a la misma exactamente, ya que en aquella la chica había sido muy simpática y me había visto dudar un poco, y se me caía la cara de vergüenza, francamente). Y devolví la prenda.

Ahora queda la parte más difícil. Hacer de verdad algo, algo que sirva y que valga la pena.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

joe chico pues enhorabuena, si lo empleas en algo que merezca la pena está muy bien.

Anónimo dijo...

hey, ayer tuve que dejar a medio el comentario porque me di cuenta de que había salido de casa con la etiqueta puesta en la camiseta xDDDDDDDDDDDD es que escribo desde la uni. bueno, como decía, pues que si realmente utilizas ese dinero para algo bueno, es que eres una gran persona, pero tampoco está mal querer darse un capricho uno mismo con un dinero que te has esforzado en ganar, yo también me doy mis caprichos y no me avergüenzo por querer cuidarme, al fin y al cabo no hay mejor amigo que uno mismo, pero desde luego está muy bien querer ayudar a los demás, nos ennoblece como personas. Se te echa de menos por mi blog eeeeeee ya no te acuerdas de mí?

Besotes

Ronan dijo...

hola Venus! La verdad es que he sido un bloguero horrible, porque hace muchísimo que no escribo prácticamente en el blog de nadie, y en el mío me he puesto un poco las pilas últimamente. Me gustaría escribir un poco más, pero desde hace ya un tiempo tengo una sensación de "secuestro", de irse acumulando cosas pendientes que nunca tengo tiempo de hacer. Ikki ha estado mucho tiempo sin trabajar y cuando lo ha encontrado compartimos casi el mismo horario, y la verdad es que echo de menos tener más ratos para mí solo, porque me he dado cuenta de que soy una persona en ese sentido muy independiente y necesito como el aire tener momentos de aislamiento total... Bueno, esto es más tema de una futura entrada.

Te mentiría si te dijera que no me compro ningún capricho, es más, me compro miles de caprichos siendo sincert. Lo que pasa es que aquel día no era cualquiera, era el aniversario del 15M, el capricho no era cualquiera (un jersey el doble de caro de su precio lógico y cerca del verano), y la tienda no era un pequeño comercio familiar... sino El Corte Inglés. Ese momento de ir pasenado entre manifestantes por un mundo mejor con una BOLSA DE EL CORTE INGLES (nadie me dijo nada, eso sí), fue como para sentirse como un gusano. Sigo pendiente de ver qué hago, pero estoy en ello. En cuanto saque media hora se

Freddy dijo...

¡Cierto! Como dices, el mundo es un lugar atroz...

Por eso como dice una canción que me gusta mucho... "cada dia me veo en un mundo tan feo, cada día me espanto porque si no me muero".

Me hiciste reir. Gracias.

Ronan dijo...

Pues vaya, así que te hice reir ;) La verdad es que más bien lo escribi un poco asqueado (es un adjetivo un poco fuerte pero no sé me ocurre una palabra mejor ahora mismo) de mí mismo, pero sí, el mundo es un lugar horroroso, y cuanto más sabes de las cosas que pasan menos quisieras saber.

Un beso, Freddy!